'The New England Journal of Internal Medicine' | 04 ENE 08

El mapa cerebral del lenguaje

Una nueva técnica minimiza las secuelas al operar tumores cerebrales.

Imagen del estudio. (Foto: NEJM)

RAQUEL BARBA

MADRID.- Conocer los lugares del cerebro que no están relacionados con el lenguaje es más útil y práctico que buscar las áreas asociadas con el habla cuando se quiere extirpar un tumor cerebral dejando las mínimas secuelas. Este descubrimiento, logrado por neurocirujanos de la Universidad de California, en San Francisco (EEUU), permitirá operar tumores cerebrales de forma más rápida y eficaz, en menor tiempo y con menos secuelas.

Los tumores cerebrales del hemisferio dominante, el izquierdo en las personas diestras, plantean el problema de que su extirpación puede afectar al habla de los pacientes. Saber si el área del cerebro que hay que extirpar para quitar el tumor es clave en el lenguaje es muy difícil utilizando sólo técnicas 'anatómicas' (basándose en la distribución teórica del lenguaje) ya que se sabe que hay una gran variabilidad en la organización cerebral, y que la teoría no siempre corresponde con la localización real de una determinada función cerebral.

Para averiguar si la zona que se iba a extirpar era la adecuada, tradicionalmente se utilizaban unos métodos de 'mapeo', que consistían en localizar áreas relacionadas con el lenguaje mientras el paciente permanecía despierto. Las áreas que al ser estimuladas afectaban al habla eran territorios que debían respetarse en la intervención. Para identificar adecuadamente estas zonas es preciso hacer una incisión muy grande en el cráneo y estar mucho tiempo 'buscando', lo que resulta muy molesto para el paciente.

En un estudio publicado en la revista 'The New England Journal of Internal Medicine' se demuestra la eficacia de una técnica diferente, conocida como 'mapeo negativo'. Es decir, a la inversa de lo que se hace actualmente, localizar zonas del cerebro no relacionadas con el lenguaje.

Pacientes con tumores cerebrales

Esta técnica se empleó en 245 pacientes que tenían gliomas (un tipo de tumor cerebral) en el hemisferio dominante y a los que se hizo un 'mapa negativo del lenguaje' mientras estaban despiertos; antes y durante la cirugía. Después se valoró los defectos en el lenguaje que sufrían estas personas las semanas primera, cuarta, y sexta tras la intervención; así como a los tres y seis meses.

 

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