Diagnóstico | 20 SEP 06

Pustulosis eosinofílica neonatal

En la evaluación de una erupción pustulosa en un neonato, se deben descartar en primer lugar las causas infecciosas que puedan producirla ya que necesitan un tratamiento específico.

Cuando se evalúa una erupción pustular en un neonato es importante diferenciar las patologías infecciosas de las no infecciosas. Las etiologías infecciosas que incluyen bacterias (foliculitis estafilocóccica), espiroquetas (sífilis congénita), virosis (herpes simple, varicela zóster), hongos (candidiasis congénita o neonatal) y parásitos (escabiosis), pueden identificarse examinando el contenido de la pústula con tinciones y cultivos. Si se elimina la causa infecciosa debe considerarse la no infecciosa.  Estas últimas incluyen: la foliculitis pustular eosinofílica (pustulosis eosinofílica), acropustulosis infantil, eritema tóxico, melanosis neonatal pustulosa transitoria, miliaria pustulosa y acné neonatal.

Se reporta un niño pretérmino de 7 semanas, presentando una erupción pustular recurrente en cara, cuero cabelludo y tronco con eosinofilia periférica. La biopsia de piel reveló espongiosis con numerosos eosinófilos dérmicos y epidérmicos sin compromiso folicular predominante. Respondió al manejo conservador.

La foliculitis pustular eosinofílica fue descripta por Ofuji en 1970, la forma llamada clásica está caracterizada por pápulo – pústulas con extensión centrífuga y aclaramiento central con nuevas pápulas en el borde de más antiguas.. Las lesiones curan dejando hiperpigmentación residual, el prurito es un síntoma inconstante. Generalmente no hay manifestaciones sistémicas asociadas aunque la evaluación de laboratorio muestra eosinofilia en sangre periférica. El exámen histológico muestra un infiltrado eosinofílico rodeando la envoltura externa del folículo extendiéndose desde el ostium folicular hasta el infundíbulo. En algunas lesiones el infiltrado eosinofílico se agrega para formar pústulas subepidérmicas. Con la emergencia del virus de inmunodeficiencia humana se describió una nueva forma de foliculitis pustular eosinofílica (EPF) la que se observa con mayor frecuencia en pacientes de sexo masculino infectados con el virus HIV con recuento de CD 4 menor de 300 células/ml. Se presenta en tronco, cabeza y cuello como pápulas foliculares de base eritematosa.

A diferencia de la variante clásica, también puede presentarse con morfología atípica como pápulas no foliculares eritematosas, placas urticarianas o parches eritematosos. El prurito es común.

En 1984, Lucky y col describieron una erupción similar en niños. Tiende a diferir de las demás variantes, ya que compromete el cuero cabelludo y cara en vez de tronco y extremidades. Las pápulo-pústulas no forman los anillos vistos en los adultos y tienden a resolver espontáneamente sin secuelas. La edad de inicio es desde el nacimiento hasta los 3 años. La eosinofilia periférica es una característica constante. El compromiso del folículo piloso es menos frecuente en la forma infantil.

La etiología de la EPF es desconocida. Se ha propuesto una etiología infecciosa, pero no hubo hallazgos que sustenten ésta teoría. El sistema inmune ha sido implicado en la patogénesis de la enfermedad, especialment

 

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