Escepticemia por Gonzalo Casino | 08 AGO 17

Descomplicar la dieta

Sobre la inflación de mensajes dietéticos y los problemas de su puesta en práctica

Comer es mucho más que nutrirse o alimentarse. Es un acto biológico, pero a la vez  genuinamente social y cultural, determinado por la tradición y modelado desde la infancia. No es exagerado afirmar que es más fácil cambiar de religión que de hábitos alimentarios, como decía el experto en nutrición Francisco Grande Covián. Pero dicho esto, es fácil constatar cómo en los países occidentales estos hábitos se han ido distanciando de la tradición para bien y para mal. El aumento de la oferta alimentaria, sobre todo de productos procesados, y la todavía mayor inflación de mensajes sobre cómo alimentarse han convertido el sencillo acto de comer comida en un galimatías de calorías y nutrientes, de ciencia y pseudociencia, en el que la sensatez y la credibilidad no están necesariamente alineadas.

Las cifras crecientes de obesidad y sobrepeso muestran de forma elocuente el deterioro de la dieta y el desconcierto informativo

Comer bien se ha convertido en un trámite muy complicado por la abundancia de instrucciones e información técnica, un trámite más difícil de entender que la declaración de la renta u otras oscuras diligencias administrativos. Comer de forma saludable es un mantra implícito en muchas recomendaciones, pero por más que se repita no acaba de tener un significado claro y práctico para mucha gente. Las cifras crecientes de obesidad y sobrepeso muestran de forma elocuente el deterioro de la dieta y el desconcierto informativo. El problema no es solo la falta de acuerdo sobre qué mensaje difundir para combatir la obesidad y comer bien, sino cómo lograr que se abra paso entre la marabunta de información contradictoria y, sobre todo, que se ponga en práctica.

El ejemplo del tabaquismo ilustra lo complicado de esta empresa. Los riesgos de fumar llevan difundiéndose más de 60 años en EE UU, pero en este tiempo la población fumadora se ha reducido apenas del 40% a 20%. El problema sanitario de comer mal es comparable al del tabaquismo, pues se estima que 8 de cada 10 enfermedades crónicas están relacionadas con la mala alimentación. Pero sintetizar en un mensaje claro y práctico cómo comer de forma sana es mucho más complicado, entre otras cosas porque no hay una única dieta saludable. Son tantas las posibles combinaciones de alimentos y tantos los mensajes dietéticos que las posibilidades de equivocarse son mucho mayores que en otro tiempo.

 

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