¡Nuevo libro de Facundo Manes y Mateo Niro! | 26 MAY 14

Usar el cerebro

¿Cómo tomamos cada una de nuestras decisiones? ¿Qué es la conciencia? ¿Y qué son las emociones? ¿De dónde viene la inteligencia?
INDICE:  1.  | 2. Los autores

Usar el cerebro. Conocer nuestra mente para vivir mejor (Facundo Manes y Mateo Niro)        

Ficha técnica
Ensayo
Páginas: 368 páginas
ISBN: 9789504936923
Formato: 13.5 x 21 cm.
Encuadernación: Tapa rústica
Sellos: Planeta / Del Zorzal

¿Cómo tomamos cada una de nuestras decisiones? ¿Qué es la conciencia? ¿Y qué son las emociones? ¿De dónde viene la inteligencia?

El cerebro humano es la estructura más compleja del universo, tanto que se propone el desafío de entenderse a sí mismo. Todo lo que hacemos depende de esta máquina que contiene más neuronas que las estrellas que existen en nuestra galaxia.

Hasta hace solo algunas décadas estas incógnitas eran abordadas únicamente por filósofos, artistas, líderes religiosos y científicos que trabajaban de manera aislada.

Sin embargo, en los últimos años las neurociencias emergieron como una nueva herramienta para intentar entender estos y otros enigmas. Por tratarse de una disciplina tan importante, ligada a preguntas e interrogantes vitales, es fundamental que su trabajo y sus logros no queden atrapados en laboratorios, sino que sean conocidos y compartidos por todos y cada uno de nosotros.

Por eso, un libro como "Usar el cerebro" se vuelve indispensable. Porque Facundo Manes -una autoridad internacional en el tema- de la mano de Mateo Niro, no solo deja en claro que el estudio neurocientífico resulta tan apasionante como innovador, sino también que, más allá de sus alcances, ha logrado progresos y descubrimientos que permitieron enriquecer la calidad de vida de millones de personas. En pocas palabras: conocer nuestra mente para vivir mejor.

*Descarga en pdf de un capítulo 

Fragmento del primer capítulo del libro

Las neurociencias: claves para entender nuestro cerebro

El cerebro humano es la estructura más compleja en el universo. Tanto, que se propone el desafío de entenderse a sí mismo. El cerebro dicta toda nuestra actividad mental –desde procesos inconscientes, como respirar, hasta los pensamientos filosóficos más elaborados– y contiene más neuronas que las estrellas existentes en la galaxia. Por miles de años, la civilización se ha preguntado sobre el origen del pensamiento, la conciencia, la interacción social, la creatividad, la percepción, el libre albedrío y la emoción. Hasta hace algunas décadas, estas preguntas eran abordadas únicamente por filósofos, artistas, líderes religiosos y científicos que trabajaban aisladamente; en los últimos años, las neurociencias emergieron como una nueva herramienta para intentar entender estos enigmas.

Las neurociencias estudian la organización y el funcionamiento del sistema nervioso y cómo los diferentes elementos del cerebro interactúan y dan origen a la conducta de los seres humanos. En estas décadas hemos aprendido más sobre el funcionamiento del cerebro que en toda la historia de la humanidad. Este abordaje científico es multidisciplinario (incluye a neurólogos, psicólogos, psiquiatras, filósofos, lingüistas, biólogos, ingenieros, físicos y matemáticos, entre otras especialidades) y abarca muchos niveles de estudio, desde lo puramente molecular, pasando por el nivel químico y celular (a nivel de las neuronas individuales), el de las redes neuronales, hasta nuestras conductas y su relación con el entorno.

Es así que las neurociencias estudian los fundamentos de nuestra individualidad: las emociones, la conciencia, la toma de decisiones y nuestras acciones sociopsicológicas. Todos estos estudios exceden el interés de los propios neurocientíficos, ya que también captan la atención de diversas disciplinas, de los medios de comunicación y de la sociedad en general. Como todo lo hacemos con el cerebro, es lógico que el impacto de las neurociencias se proyecte en múltiples áreas de relevancia social y en dominios tan disímiles. Por ejemplo, la neuroeducación tiene como objetivo el desarrollo de nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje, al combinar la pedagogía y los hallazgos en la neurobiología y las ciencias cognitivas. Se trata así de la suma de esfuerzos entre científicos y educadores, haciendo hincapié en la importancia de las modificaciones que se producen en el cerebro a edad temprana para el desarrollo de capacidades de aprendizaje y conducta que luego nos caracterizan como adultos.

Al tratarse de un área fundamental para el conocimiento humano, resulta comprensible y necesario que los procesos de las neurociencias no queden solamente en los laboratorios, sino que sean absorbidos y debatidos por la sociedad en general. Si nos hicieran un trasplante de riñón o de pulmón, seguiríamos siendo nosotros mismos. Pero si nos cambiaran el cerebro, nos convertiríamos en personas distintas.

A pesar de la complejidad, la investigación en neurociencias ha arribado a conocimientos claves sobre el funcionamiento del cerebro. Un ejemplo de estos avances ha sido el descubrimiento de las neuronas espejo, que se cree que son importantes en la imitación, o el hallazgo sobre la cualidad de las neuronas, que pueden regenerarse y establecer nuevas conexiones en algunas partes de nuestro cerebro. Distintos estudios han permitido reconocer que la capacidad de percibir las intenciones, los deseos y las creencias de otros es una habilidad que aparece alrededor de los cuatro años; también, que el cerebro es un órgano plástico que alcanza su madurez entre la segunda y tercera década de la vida.

 

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