Lo que casi nadie conoce aunque casi todos padecen | 12 MAY 14

Efectos auditivos y no auditivos del ruido sobre la salud

Muchos de los efectos no auditivos del ruido ambiental resultan ignorados por desconocimiento. Consecuencias metabólicas, cardiovasculares y psíquicas de un grave problema social.
Autor/a: Dres. Basner M, Babisch W, DavisA Lancet 2014; 383: 1325–32
INDICE:  1.  | 2. Referencias

 

Introducción

Los seres humanos están programados para considerar los ruidos como posibles fuentes de peligro. El ruido, definido como un sonido indeseado, es un contaminante cuyos efectos sobre la salud se han descuidado. Si la exposición al ruido es crónica y supera ciertos niveles, los efectos sobre la salud son negativos.

Estos efectos se reconocieron por primera vez en ámbitos laborales, como las fábricas de tejidos, donde el ruido intenso se asoció con hipoacusia inducida por el ruido. El ruido en el lugar de trabajo es el tipo de exposición al ruido que ha sido más estudiada.

Posteriormente las investigaciones se ampliaron al ruido social (eg, en bares o a través de reproductores de música personales) y el ruido ambiental (eg, ruido de las calles, ferrocarriles y aviones y de la construcción industrial). Estas exposiciones al ruido se vincularon con diversos efectos no auditivos sobre la salud, como fastidio, trastornos del sueño, enfermedad cardiovascular y deterioro del rendimiento cognitivo en niños.

El ruido es ubicuo en el entorno urbano y cada vez hay menos lugares silenciosos. Por ello, conocer los efectos del ruido ocupacional y ambiental es importante para la salud pública.

El ruido es la principal causa prevenible de hipoacusia

Efectos sobre la salud auditiva

Hipoacusia inducida por el ruido
El ruido es la principal causa prevenible de hipoacusia. La hipoacusia inducida por ruido puede ser causada por una exposición única a una ráfaga de ruido intenso (como un tiro), o por exposición prolongada a ruidos constantes con presiones de sonido superiores a LA 75–85 dB—eg, en ámbitos industriales.

La característica patológica de esta hipoacusia es la pérdida de las células sensitivas auditivas cocleares. Debido a que estas células ciliadas no se regeneran, la única opción para conservar la audición es prevenir la hipoacusia inducida por el ruido.

La hipoacusia que no permite comprender lo que se habla en situaciones cotidianas puede afectar mucho la vida social. También afecta el rendimiento cognitivo y disminuye la atención. Asimismo, los accidentes y las caídas se asocian con hipoacusia no diagnosticada.

La hipoacusia inducida por ruido es un problema de salud pública. Global Burden of Disease 2010 estimó que 1300 millones de personas sufren hipoacusia, que contribuye en el 13o lugar a los años globales vividos con discapacidad (YLD por las siglas del inglés).

La hipoacusia de comienzo en la adultez no relacionada con alguna enfermedad específica fue responsable del 79% de los años globales vividos con discapacidad YLD por hipoacusia. En los EEUU y Europa, el 26% de los adultos sufren un trastorno auditivo bilateral que afecta su capacidad de oír en ámbitos ruidosos. La OMS estima que el 10% de la población mundial está expuesta a niveles de presión sonora que podrían causar hipoacusia.

El acúfeno- cambio en la percepción del sonido, tal como campanilleo o zumbido, que no proviene de ninguna fuente externa- a menudo aparece a continuación de la exposición aguda o crónica al ruido y puede persistir durante mucho tiempo. A menudo el acúfeno se acompaña de hipoacusia, lo que sugiere que ambos comparten vías fisiopatológicas comunes.

Hipoacusia inducida por ruido en el lugar de trabajo
La hipoacusia inducida por exposición al ruido en el lugar de trabajo continúa siendo un problema y es la enfermedad laboral más frecuente en los EEUU.

Muchos países tienen leyes que especifican los niveles máximos de exposición y exigen evaluación del ruido, audiometrías periódicas, equipos protectores y controles, destinados a proteger tanto a los trabajadores como al público de la exposición al ruido excesivo.

Hay debates internacionales sobre el nivel exacto de exposición al ruido en ámbitos industriales que implica riesgo de daño auditivo. En el Reino Unido (RU), las regulaciones de 2005 fijan el nivel de acción en LAeq8h 80 dB (protección disponible) y 85 dB (protección obligatoria).

La US Occupational Safety and Health Administration (OSHA) promueve normas menos estrictas y fija el límite de exposición permitida en LAeq8h 90 dB. No obstante, los empleadores deben implementar un programa de conservación de la audición si los trabajadores están expuestos a niveles superiores a LAeq8h 85 dB. Otras ocupaciones, como la de músico o la de aquéllos que trabajan para el ejército, también contribuyen considerablemente a la carga global de hipoacusia inducida por ruido.

Exposición al ruido social

El ruido excesivo a menudo se acepta como parte del ámbito recreativo. Aunque en el lugar de trabajo el ruido disminuyó desde principios de la década de1980, la cantidad de jóvenes con grados importantes de exposición al ruido social se triplicó desde entonces.

Un conjunto creciente de investigaciones está evaluando el riesgo de hipoacusia en adolescentes debido al empleo de reproductores de música personales. En un estudio, el 66% de los adultos jóvenes que concurrían a clubes nocturnos o conciertos de rock informaron efectos auditivos o acúfenos temporarios. Se necesitan productos más seguros y campañas de salud pública para reducir el riesgo de hipoacusia debida al empleo de reproductores personales.

Hipoacusia inducida por ruido y la edad
La exposición a diferentes tipos de ruido desde la infancia podría tener efectos acumulativos sobre la disminución auditiva en la adultez. Evidencia creciente indica que factores sociales y biológicos tempranos podrían afectar la audición en la mediana edad. La frecuencia de hipoacusia está muy relacionada con la edad, aunque aún no se sabe bien cómo interactúan el ruido y la edad.

Los datos disponibles sugieren que cambios patológicos debidos a la exposición temprana al ruido aumentan considerablemente el riesgo de envejecimiento del oído interno y por ende de hipoacusia. Factores como el consumo de alcohol, el tabaquismo y la hiperglucemia también se asocian con la hipoacusia relacionada con la edad.

Adelantos científicos y otras estrategias terapéuticas
En los últimos 5 años, varios estudios aumentaron el conocimiento de las causas y los factores que afectan la sensibilidad a la hipoacusia inducida por ruido. Se acepta que ésta es el síntoma de una enfermedad compleja producida por la interacción de factores genéticos y ambientales.

La predisposición hereditaria podría explicar hasta el 50% de la variabilidad de la hipoacusia tras la exposición al ruido. Se progresó mucho en el conocimiento de los mecanismos moleculares involucrados en el daño de las células ciliares y del nervio. Investigaciones recientes que emplearon células madre para recuperar el circuito sensorial dañado en la cóclea están en etapa muy temprana, pero podrían llevar a posibles estrategias terapéuticas. Se está prestando más atención a los riesgos de la exposición a alto nivel de ruido y a los medicamentos ototóxicos, que pueden afectar las estructuras del oído interno y los nervios auditivos.

Según investigaciones, el estrés oxidativo podría contribuir al daño de las células cocleares; los antioxidantes, como el glutatión, mejoraron la hipoacusia inducida por ruido en animales y podrían prevenirla en seres humanos.

Diagnóstico de la hipoacusia inducida por ruido

Las pruebas de emisión otoacústica son un importante adelanto tecnológico para la evaluación auditiva. Las emisiones otoacústicas son la liberación de energía acústica de la cóclea, que se puede registrar en el conducto auditivo externo.

La prueba de emisión otoacústica se emplea para identificar problemas auditivos en neonatos y niños pequeños. Hall y Lutman señalaron que esta prueba fue el doble se sensible que la audiometría para detectar un cambio en el umbral auditivo y sugirieron que podría mejorar el control para la hipoacusia inducida por ruido en el lugar de trabajo. Un estudio longitudinal sugirió que las emisiones otoacústicas podían indicar cambios inducidos por ruido en el oído interno no detectados por la audiometría.

El fastidio debido al ruido se puede acompañar con respuestas negativas, como ira, disgusto, agotamiento y síntomas relacionados con el estrés

 

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