El caso de Angelina Jolie podía haber sucedido en cualquiera de los sistemas sanitarios de la red pública española. Desde hace una década, las comunidades autónomas han ido poniendo en marcha en hospitales de referencia unidades de consejo genético parta localizar tumores familiares. El cáncer hereditario no es el más frecuente (entre el 5% y el 10% de los casos). Pero identificar a estos pacientes –portadores de mutaciones vinculadas a un alto riesgo de desarrollar la enfermedad- aporta importantes beneficios a la hora de adelantarse a la aparición del tumor, ya sea intensificando los controles o combatiendo la aparición del tumor con quimioterapia o cirugía.
La detección del riesgo en estas personas suele arrancar en las consultas de oncología, cuando se elabora el historial clínico del paciente. Contar con dos familiares directos (madres, hermanas, hijas) afectadas, haber sufrido la enfermedad por debajo de los 30 años, la aparición de la neoplasia en un hombre, o si el tumor es bilateral son considerados factores de riesgo de sufrir cáncer hereditario familiar.
En estos casos, los pacientes se remiten a las unidades de consejo genético, donde se encuentran los especialistas encargados de analizar a fondo los antecedentes y asegurarse de que el origen de la enfermedad está en alteraciones genéticas hereditarias. Las más conocidas son las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2. En el primero de ellos, la alteración que tenía la actriz estadounidense, el riesgo de desarrollar un cáncer de pecho a los 18 años