Cine y enfermedades | 22 FEB 13

Y el Oscar es para… la medicina

Este año, Hollywood no ha perdido la oportunidad y ha nominado tres películas que tienen como protagonistas diversas patologías: ‘El lado bueno de las cosas’, ‘Amor’ y ‘Las sesiones’. El domingo se revelará la incógnita.
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‘Open heart’, el film de Kief Davidson

El filme opta a la estatuilla al mejor documental cortometraje. El cirujano que dirige el centro, Gino Strada, acudirá a la gala aunque preferiría “seguir operando”.

Tommaso Koch Madrid 

“No sé cómo funciona la cosa esa”, dice Gino Strada. Y se refiere –ojo- a la gala de los Oscar. “La cosa esa” a la que los actores acuden a toda costa, hasta cuando no están nominados. Y en la que muchos comunes mortales darían lo que fuera por colarse. A Strada no le hace falta: está invitado. “Voy por respeto a quienes me llamaron y porque puede ser una oportunidad para encontrar apoyos. La alfombra roja no me interesa nada”, asegura. Va, sobre todo, por Open heart, un filme de Kief Davidson que aspira al mejor cortometraje documental, y que retrata el viaje de ocho niños con una grave enfermedad reumática cardíaca de Ruanda hasta el hospital dirigido por Strada en Sudán. Justo el lugar, por cierto, con el que el cirujano sustituiría Hollywood: “Preferiría estar allí y seguir operando, sin lugar a dudas. Debería encontrar a un extra que viaje por mí a Los Ángeles”.

En Jartum estaba Strada cuando los ocho pequeños -el menor tiene tres años- fueron a tocar a su puerta pidiendo salvación. Sus maltrechas válvulas cardíacas les dejaban una sola alternativa a la muerte: una operación a corazón abierto. Y el centro Salam, que Strada abrió en 2007 en Sudán, presume de ser el único hospital de primer nivel que la ofrece gratuitamente en África. “Ese tipo de intervención puede costar unos 2.000 euros. Tal vez sea asequible para un ciudadano occidental, pero en África es carísima”, relata el cirujano.

Con los niños, llegaron al centro Salam las cámaras de Open heart que los seguían. Y que siguieron encendidas dentro del hospital y hasta en el quirófano. De ahí que el documental contenga momentos muy tensos y se le oiga a Strada soltar frustrado, en medio de una operación, “era un corazón de mierda antes de que empezáramos y lo sigue siendo”. “Recibimos unos 35 pacientes al día. Algunos precisan una intervención de urgencia, otros puede esperar. Los niños estaban en condiciones muy feas”, recuerda Strada. Sin embargo -antes de que el lector se preocupe- ahora están bien y el cirujano mantiene el contacto con ellos, la última vez hace 10 días.

 

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