Por el Prof. Dr. Luis Allegro | 14 AGO 12

El dilema ético

La medicina contemporánea nos plantea dilemas éticos con mucha frecuencia, ¿cómo afrontarlos?
Autor/a: Prof. Dr. Luis Allegro 

El dilema
J. Ferrater Mora en su Diccionario de Filosofía dice que: “dilema es el nombre que recibe un antiguo argumento presentado en forma de silogismo con "dos filos" o "dos cuernos" y llamado también por ello syllogismus cornutus.”  Todos los dilemas de la lógica tradicional llegan a la conclusión con una proposición disyuntiva que posee dos miembros (dos cuernos) igualmente afirmativos. De un modo muy general se llama “dilema” a la oposición de dos tesis cuyo contenido determina que si una es verdadera, la otra debe ser falsa, y viceversa. Esta condición de “viceversa” es la que complica la situación, porque plantea la posibilidad de reversión en forma indistinta para ambas posibilidades.

El dilema ético en medicina
Los avances de la medicina vienen planteando situaciones que constituyen cada vez con mayor frecuencia- verdaderos dilemas éticos. Por ejemplo, el estatuto ético del embrión humano en la procreación humana asistida, la euta-nasia, la eugenesia, etc. Esto obliga a que el profesional esté cada vez más preparado revisando sus propios valores éticos “armándose” internamente con esquemas conceptuales que le permitan resolver dichos dilemas.

El análisis ético
La forma de abordar el problema es efectuar un análisis (o chequeo) ético del dilema, para analizar “los dos cuernos” del dilema y esclarecer cual de ellos es el válido y, en consecuencia, determinar que conducta adoptar. 

Un enfoque es aplicar el criterio de “lo bueno”. En otra nota publiqué sobre qué es el bien y qué es lo bueno, y que todo comportamiento tiene consecuen-cias buenas si apuntan hacia la constructividad, o malas si por el contrario van hacia la destructividad.

Otra forma de abordar el análisis es recurrir a los principios de la ética:

1) el de beneficencia que postula el ejercicio de lo bueno

2) el de no maleficencia, determina evitar el mal y lo malo

3) el de justicia, impone observar al prójimo con un sentido de igualdad

4) el de autonomía, que sostiene respetar al otro en sus verdaderas capacidades.

Una tercera forma es atender a un criterio de subjetividad. Esto es atender y tener en cuenta  el ¿cómo me siento? Todos llevamos un juez interno que es esa instancia psíquica que juzga el comportamiento humano determinando lo que está bien y lo que no está bien.

El psicoanálisis ha estudiado exhaustivamente este punto descubriendo que se debe a la internalización de  la educa-ción que hemos recibido en nuestra infancia, debida a la acción de los padres, de  la familia, de nuestros maestros y de todos aquellos que han influido en nuestra educación. De esa instancia nos proviene el sentirnos bien o mal. Es muy claro que un buen comportamiento nos produce un efecto de satisfacción y bienestar.  Pero suele ocurrir que no sea tan claro poder distinguir este sen-timiento. Por eso es importante y muy útil ir adquiriendo el conocimiento de sí mismo. Cuanto mayor sea éste, mejor será el resultado.

 

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