Los buenos maestros tienen algo de comadronas | 15 MAR 11

Matemáticas... para hacer parir a los hombres

Acerca del pensamiento y el nuevo libro del reconocido matemático y escritor argentino Pablo Amster.

Por Ana Ochoa, Directora Comunicaciones Explora

Los buenos maestros tienen algo de comadronas: ayudan a procrear, provocan, acompañan el nacimiento de las ideas en los discípulos, recordó ayer en el Parque Explora de Medellín el reconocido matemático y escritor argentino Pablo Amster. Sócrates decía que él era como su madre, la partera Fenareta: su Mayéutica, que viene de maieutiké, arte de ayudar a procrear, “tiene las mismas características que el arte de las comadronas. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en que vigila las almas, y no los cuerpos, en su trabajo de parto. Lo mejor del arte que practico es, sin embargo, que permite saber si lo que engendra la reflexión del joven es una apariencia engañosa o un fruto verdadero.”

A propósito de preguntas inductoras ¿qué diablos tiene que ver un tango como Yira, Yira y su “verás que todo es mentira” con una de las más famosas paradojas de la historia, la paradoja de Epiménides? "Si es verdad que todo es mentira, también lo es esta frase y entonces la frase es… verdadera y falsa a la vez. Este es el ingrediente principal del teorema del matemático Gödel”, dice Amster. Y por ahí, revolando en cubos, aparecen en la conversación de Amster historias de Arquímedes, Leibniz, Poincaré, Gauss, Riemann, Fermat y del favorito de Borges: Georg Cantor, el hombre de la teoría de conjuntos y los números transfinitos que es a los matemáticos lo que a los tangueros es Gardel: “Cuando Gardel abre la boca, el resto en la pichonera".

Amster, doctor en matemáticas, escritor y músico descubre los gestos de las matemáticas no sólo en Bach o en Béla Bártok, sino en Discépolo y otras musas de sus matemáticas para compadritos. ¿Y quién no se ha sentido un piantao en matemáticas? “En matemática es muy común quedarse, como ´abrazao a un rencor´, aferrado a una idea que al final resulta errónea. O entusiasmarse con un argumento que después no funciona. Uno se siente “un gil, que alzó un tomate y lo creyó una flor”. “¡Sol de mi vida, fui un fracasao!”.

Amster, investigador formal, con más de 70 publicaciones científicas, es un solvente lector que se fuga hacia autores crípticos como Macedonio Fernández o Lacan, a quien estudió como parte de su errancia por el sicoanálisis y las matemáticas. Amster es músico, “un curioso espécimen de doble personalidad matemusical”, según Diego Golombek, y fue invitado a Colombia por la Universidad Nacional para compartir su trabajo científico y su labor como divulgador de las ciencias. Amster vaga con soltura entre los más diversos temas y su conversación sobre matemáticas es, en todo caso, una amena conversación sobre arte.

Literatura y matemáticas ¿parientes cercanos?

En literatura policíaca es frecuente encontrar el crimen perfecto como teorema y otros. Pero Poe, en su filosofía de la composición, deja claro que es uno de los mejores ejemplos. Recomiendo leer El Cuervo. “Mi deseo es demostrar que ningún punto de la composición puede ser atribuido a la casualidad o la intuición, y que la obra ha marchado, paso a paso, hacia su solución con la precisión y rigurosa lógica de un problema matemático”, escribía Poe.

También están Kafka, Borges y sus laberintos, o el matemático Lewis Carroll que, como dijo Chesterton, hace pensar en un matemático demente, que lo subvierte todo.

¿Hay en un poema el rigor de una demostración?

No se puede ver tan directamente pero hay una cierta lógica, una estructura difícil de modificar y si mueves una pieza se cae todo. En el cine también lo descubrimos: En las películas de Hitchcock, por ejemplo.

¿La música es matemática?

En occidente, hasta la Edad Media, fue una de las cuatro ramas de las matemáticas. Pitágoras desarrolló la escala musical a partir de las matemáticas y luego, con el descubrimiento de los logaritmos, se construyó la escala temperada que usamos hoy. Las reglas de la armonía, la métrica y muchos otros asuntos son completamente matemáticos.

¿Bach es un buen ejemplo?

Bach, además de hacer música, daba clases de matemáticas y en sus composiciones hay una lógica sorprendente. Se han investigado conexiones ocultas, relaciones numéricas… hasta el nombre de Bach tiene un secreto, es un cifrado, se traduce a cuatro notas. Al final del Arte de la fuga, usó su nombre como contratema y se murió. Su hijo escribió al margen: “En el momento en que estaba empleando su nombre como contratema, el compositor murió”.

 

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