50.000 infartos anuales en Argentina | 19 MAY 10

Tensiones, directo al corazón

En la Argentina se estima que se producen 50.000 infartos anuales; el ritmo de vida acelerado incrementa los riesgos; la explicación de especialistas.

Tras días de tensión por un problema laboral sin solución aparente, en un paciente con arterias tapadas y presión alta, una discusión fuerte puede aportar el último ingrediente para que el corazón diga basta. Entonces, deviene el infarto. Este es el caso de un paciente que acaban de atender en la Clínica y Maternidad Suizo Argentina donde lanacion.com dialoga con cardiólogos para conocer la relación entre el estrés y el riesgo cardíaco.

En la Argentina, se estima que se producen unos 50.000 infartos por año y, cuadros como éstos, son cada vez más frecuentes en este tiempo que impone un ritmo de vida que estresa. Así lo observa el médico Julio Argentieri, del departamento de Cardiología Intervencionista y Hemodinamia de esa clínica.

"El estrés es muy difícil de diagnosticar y vemos muchas situaciones de tensión cotidiana que desencadenan en un infarto", cuenta. Delegar responsabilidades es el consejo que da Argentieri para reducir estos riesgos. Pero reconoce que no es tarea fácil luchar contra el estrés: "Es inherente a la personalidad de cada uno", apunta.

El jefe del servicio de Cardiología del Hospital Italiano, Oscar Bazzino, coincide con su colega en la incidencia negativa del estrés en el corazón. Hace una distinción entre alguien que sufre un episodio de estrés agudo y las personas expuestas a tensiones cotidianas múltiples.

"Aunque no tenga problemas cardíacos, un episodio de estrés agudo, una emoción súbita, intensa puede tener consecuencias cardiovasculares importantes, puede causar un infarto", explica. Y apunta que la población de mayor riesgo para estos casos es la femenina. Clínicamente, el cuadro es el siguiente: hay una descarga muy grande de hormonas estimulantes (adrenérgicos) y esa inyección que ingresa al torrente sanguíneo impacta en el corazón de un modo muy nocivo. En minutos se puede producir un infarto.

Algunas cifras hablan de este tipo de casos. El doctor Enrique Gurfinkel, jefe de la Unidad Coronaria de la Fundación Favaloro, en una nota para LA NACION señaló el fuerte impacto de factores como el estrés asociado al ritmo de vida y a las exigencias actuales del mercado laboral en el riesgo cardíaco. Específicamente durante la crisis de 2001 en la Argentina se registraron unos 10.000 infartos más de la media.

El resto de las situaciones cotidianas de estrés también explican el riesgo cardíaco, pero son un componente más de muchas otras variables. "El riesgo depende de varios componentes: edad, historia familiar, sexo, hábitos como fumar, presión alta, vida sedentaria, estrés; de todo esto sale la ecuación de riesgo", explica Bazzino. En este caso, lo nervioso de cada paciente es un componente más.

Búsqueda de consenso de expertos internacionales: se reunirán a partir de agosto, en Viena.


Tras una nueva definición de infarto

El doctor Enrique Gurfinkel, de la Fundación Favaloro, es el único cardiólogo de América latina que participará del debate.

Un cardiólogo argentino es el representante de América latina en un debate que reunirá a los máximos expertos internacionales en la materia en una misión nada sencilla: encontrar una nueva definición de infarto.

Se trata del doctor Enrique Pablo Gurfinkel, jefe de la Unidad Coronaria de la Fundación Favaloro, quien fue convocado por la Sociedad Europea de Cardiología, el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón, entidades que junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial de Cardiología conducirán una serie de reuniones que comienzan en agosto próximo en Viena, Austria, con el objetivo de alcanzar un nuevo consenso internacional acerca de cuándo diagnosticar infarto, esa palabra que evoca uno de los eventos más temidos por la mayoría de las personas.

El cardiólogo, de 45 años, explicó que la controversia actual se generó en 2000, cuando la Sociedad Europea de Cardiología y el Colegio Americano de Cardiología redefinieron la cuestión.

-El consenso universalmente aceptado acerca de cuándo diagnosticar infarto de miocardio fue elaborado en 1974 por un comité de expertos encabezado por la OMS -indicó Gurfinkel-. Los criterios son: dolor o angina de pecho, electrocardiograma con ondas Q (un tipo especial de cambio eléctrico) y ciertas enzimas en análisis de sangre. Con dos de estos indicadores, ya se considera infarto.

"Pero, -agrega Gurfinkel- ahora hay pruebas de laboratorio mucho más específicas y sensibles. Existen nuevos indicadores, como por ejemplo una proteína llamada troponina, y es posible que sea detectada en los exámenes aunque aparezca en cantidades tan insignificantes como nanogramos por litros. La cuestión radica en que al hallarse esa proteína en sangre se considera que hay tejido cardíaco muerto (necrosis) y, para la interpretación de los norteamericanos y europeos, entonces se puede diagnosticar infarto."

Pero, una pequeñísima lesión de muy pocas células (antes llamada preinfarto o angina de pecho) ¿puede ser definida con la misma palabra que una lesión mayor (el infarto tradicionalmente dicho) tan sólo porque en ambos casos se detecta muerte celular o necrosis cardíaca?

El tema no parece menor. Y no sólo por sus implicancias psicológicas, ya que está demostrado que un paciente que recibe un diagnóstico de infarto se siente mucho más angustiado y deprimido que cuando se habla de angina de pecho, preinfarto, o evento agudo de coronarias.

La cuestión se hace más clara si se piensa que en nuestro país, "donde no existen estadísticas serias", aclara el cardiólogo, se producen unos 50.000 infartos anuales. Pero si incluyéramos todos los eventos donde se detectó una pequeña muerte celular cardíaca la cifra se duplicaría.

Gurfinkel agrega, abordando otro aspecto del problema, que si se considera mucho mayor el número de infartados es más sencillo conseguir voluntarios para estudios clínicos de nuevas moléculas farmacéuticas.

Voces encontradas

No menos importante es, agrega el médico, la necesidad de ponerse de acuerdo con la definición de infarto a la hora de presentar resultados a las autoridades sanitarias para la aprobación de nuevos fármacos. "Y en epidemiología es algo básico para hacer investigaciones", afirma .

El doctor Enrique Gurfinkel explicó que "se constituyó un nuevo organismo donde ingresan la OMS, la Federación Mundial de Cardiología y las sociedades de EE.UU y Europa. Pero no había sociedades científicas de América latina, Africa o Asia. Eligieron a algunos representantes de otros continentes para integrar este panel y probablemente por toda la experiencia que ha acumulado la Fundación Favaloro es que he sido convocado."

La definición de 2000 generó, entre otras cosas, confusión entre el diagnóstico y el pronóstico de infarto. "Si yo digo que este universo del 25% que antes considerábamos con angina o preinfarto (aunque preinfarto no es un término científico) ahora tiene infarto, eso es un diagnóstico. Pero también puede ser un pronóstico, si considero que en las pruebas de laboratorio de esos pacientes donde aparecen las troponinas existe un futuro más comprometido que entre aquellos que no tienen esa determinación."

El problema también impactó en la cardiología argentina. "Tenemos dos sociedades, la Federación Argentina y la Sociedad Argentina de Cardiología, y no acuerdan totalmente en la cuestión -dijo el cardiólogo-. En este momento, y gracias a este problema químico, no sabemos si llamamos infartos a la misma cosa."


Por Gabriela Navarra De la Redacción de LA NACION

Preguntas al corazón

-¿Qué pasa cuando se forma un coágulo dentro de las arterias coronarias?

--Un accidente coronario, que puede o no terminar en infarto. Esto ocurre cuando las paredes que cubren las placas de ateroma (placas de grasa) formadas dentro de esas arterias se rompen y exponen su contenido que, al contacto con la sangre circulante, facilita la formación de un coágulo. En realidad, el coágulo se forma para reparar la zona de la placa que se lesionó. Pero su efecto es negativo, ya que puede obstruir la circulación, disminuir el flujo sanguíneo y causar un infarto (necrosis) en la porción del músculo cardíaco que precisa esa sangre rica en oxígeno para continuar su función.

-¿Qué es una isquemia?

-Es una disminución transitoria del flujo sanguíneo.

-¿Qué es el infarto de miocardio?

-Es la muerte o necrosis de una parte de las células del corazón. Se considera masivo cuando la necrosis supera el 40% de las células.

-¿Qué es un preinfarto o angina inestable?

-Es una isquemia transitoria que no daña tanto al corazón.

-¿Cuáles son los síntomas que deben motivar urgente consulta?

-Dolor en el pecho. En estos casos, siempre hay que consultar y no minimizar nunca el síntoma.


Trabajar más de la cuenta trae mayores problemas cardíacos

Agregar tres horas a la carga laboral diaria de ocho, incrementa en un 60% el riesgo de tener una enfermedad del corazón, según un estudio a 6000 personas en Londres. Un infarto o una angina de pecho suelen ser consecuencias directas de una mayor carga laboral.

PARÍS (AFP).- Trabajar tres horas más que la norma (7/8 horas diarias) expone a un riesgo en un 60% mayor de desarrollar problemas cardiacos, según un estudio publicado hoy en el European Heart Journal.

Un total de 6014 funcionarios londinenses de entre 39 y 61 años, que sumaron 4262 hombres y 1752 mujeres, sin patología cardiaca fueron seguidos durante 11 años de media, hasta 2002-2004 como parte de un amplio estudio bautizado Whitehall II.

Durante los 11,2 años de seguimiento, 369 de entre ellos han muerto de una enfermedad del corazón o han tenido un accidente cardiaco no mortal o una angina de pecho.

"Las relaciones entre las largas horas de trabajo y las enfermedades cardio-vasculares es independiente de un conjunto de factores de riesgo medidos al inicio del estudio, como el tabaco, el sobrepeso o una tasa elevada de colesterol", precisó Marianna Virtanen, que dirigió el estudio del Finnish Institute of Occupational Health, en Helsinki y de la University College of London, en un comunicado.

Quienes trabajan más que la norma suelen ser hombres, más jóvenes que la media del grupo, que ocupan puestos de responsabilidad más altos. Si la relación entre la horas adicionales de trabajo y las enfermedades cardio-vasculares parece clara, la causa no lo es tanto, según los autores.

Presentismo enfermizo. Una pista podría ser que el trabajo adicional podría afectar el metabolismo o tapar los estados depresivos, de ansiedad o de falta de sueño. El "presentismo enfermizo" por el que, a inversa del ausentismo, los empleados vienen a trabajar incluso enfermos, ignorando los síntomas y sin consultar a un médico, podría igualmente estar en causa.

Sin embargo, las personas a las que les gusta su trabajo y tienen tendencia a trabajar más simplemente por el placer, podrían tener un riesgo menor de enfermedad cardiaca.

Marianna Virtanen avanza varias pistas, como costumbres de vida nefastas y factores de riesgo más extendidos entre las personas que trabajan en exceso. "Otra posibilidad es que el estrés crónico (a menudo asociado a las largas horas de trabajo) afecte negativamente el organismo", añade, a la vez que pide investigaciones adicionales.


Por el sedentarismo y el estres
Atacan a los jóvenes males de los mayores. Diabetes, colesterol alto y afecciones cardíacas, cada vez más temprano.

Sebastián A. Ríos

Chicos con enfermedades de adultos y adultos con enfermedades de personas aún mayores es en lo que coinciden médicos de diversas especialidades, que ven llegar a sus consultorios pacientes con enfermedades crónicas ?como la diabetes, la hipertensión, la afección cardíaca o los trastornos del colesterol? a edades cada vez más tempranas.

"Hoy vemos hipertensión a partir de los 12 años, asociada a la obesidad, mientras que en los adultos jóvenes, de entre 25 y 30 años, hay estudios que muestran que un 18% ya es hipertenso", aseguró el doctor Gabriel Waisman, jefe de la sección Hipertensión Arterial del Hospital Italiano.

Un panorama similar surge de dos estudios recientes que confirman que ya no tiene sentido hablar de "diabetes del adulto" al referirse a la diabetes tipo II, ya que ésta comienza a perfilarse desde la adolescencia, cuando no desde la infancia.

Mientras que el estudio Carmela, que evaluó factores de riesgo cardiovascular en ciudades de América latina, halló que ya entre los 25 y los 34 años de edad la diabetes afecta al 2,4% de los porteños, y que entre los 35 y los 44 el porcentaje asciende a 5,9%, un estudio realizado en escuelas secundarias porteñas halló tasas de síndrome metabólico muy elevadas.

 

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