Escrito por Pere Estupinya
Esta mañana llegué a mi oficina del NIH y me encontré con un nuevo folleto de esta agencia del gobierno de EEUU que dedica 31.000 millones de dólares al año en investigación científica en medicina. Parte de este dinero se invierte aquí, en los 6.000 científicos y 27 Institutos Nacionales de la Salud del campus de Bethesda desde donde os escribo estas líneas, y el 83% restante en becas de investigación biomédica repartidas por 3.000 universidades y centros de investigación estadounidenses, e internacionales.
No esperéis grandes sorpresas; pero me pareció interesante repasar el folleto y ver cómo enfoca y qué prioridades básicas establece (evidentemente hay muchas más) esta institución dirigida desde hace 7 meses por el exdirector del proyecto Genoma Humano Francis Collins.
El lema de la publicación y en el que Collins insiste desde que está en el cargo es: “Transformar los descubrimientos científicos en salud”. En los últimos 20 años los progresos médicos en gran número de enfermedades han sido enormes, pero “la ciencia de la salud está generando un nuevo conocimiento que sólo espera ser aplicado, y transformará la manera como detectamos, tratamos y –lo más importante- prevenimos la enfermedad”. Se refiere, principalmente, a la inminente irrupción de la medicina personalizada. Pero vayamos al resumen:
ENFERMEDADES CRÓNICAS:
Cáncer: Es el gran reto. 2007 fue el primer año en la historia en el que las muertes por cáncer disminuyeron en EEUU, y respecto hace 20 años los tratamientos son mucho más específicos, dirigidos y menos agresivos. Pero esto no es nada comparado con lo que se prevé en los próximos años. En muy poco tiempo ya se han descubierto 70 variaciones genéticas asociadas a 15 cánceres diferentes, y con proyectos como el Atlas Genómico del Cáncer este número se va a disparar. Conocer la predisposición genética llevará a prevención y pruebas de detección más específicas. Y diferenciar los diferentes cánceres en función de las mutaciones concretas que los hayan causado permitirá tratamientos farmacológicos muchísimo más específicos. Ya está ocurriendo; pero en el futuro, importará mucho menos en qué órgano tengas el cáncer, sino qué subtipo celular sea.
Diabetes: El control de la diabetes tipo 1 ya ha mejorado ostensiblemente. La gran preocupación es el desmesurado aumento en diabetes tipo 2, asociado a la obesidad. Si bien la prevención es la clave, en el futuro habrá sensores en el cuerpo de diabéticos que irán monitoreando el nivel de azúcar en sangre y ajustando el nivel de insulina. Y la gran esperanza terapéutica son las células madre que reemplacen células productoras de insulina dañadas.
Depresión: también en aumento, continúa siendo una de las enfermedades para las que los afectados buscan menos ayuda. Conocer o descartar condicionantes genéticos, y mejores análisis de actividad cerebral permitirán acertar mejor en la correcta combinación de terapia cognitiva y farmacológica. Se espera también una nueva generación de antidepresivos que reduzcan la depresión en cuestión de horas, en lugar de semanas.
Enfermedades cardiovasculares: Muchísima menos gente fallece a los 50 o 60 años de enfermedades cerebro o cardiovasculares ahora respecto a hace seis décadas. Conocer los factores de riesgo (presión sanguínea, índice de colesterol,…) y tratamientos farmacológicos más efectivos han sido la clave. Esto continuará mejorando al incorporar la información genética, que permitirá empezar estrategias de prevención en gente a riesgo antes de que aparezcan los primeros síntomas.
ENFERMEDADES INFECCIOSAS
SIDA: tras conseguir una mejora espectacular en las condiciones y esperanza de vida de los afectados, el reto se sitúa en encontrar una vacuna (en 2009 se publicó la primera evidencia de una vacuna que ofrecía protección parcial), maneras de evitar contagios, y que los fármacos y estrategias de prevención lleguen al mundo en desarrollo.
Gripe: Los retos planteados son a nivel de salud pública: herramientas de vigilancia que detengan la expansión de cepas emergentes, encontrar maneras de acortar los tiempos de producción de vacunas específicas, e intentar encontrar una vacuna universal que protegiera tanto contra la gripe estacional como las posibles pandémicas.
SALUD INFANTIL
Autismo: uno de cada 100 niños en US nace con algún desorden de autismo. Es una prioridad, sobre todo por el profundo desconocimiento de las causas de esta enfermedad. Se han encontrado algunos condicionantes genéticos relacionados con la formación de conexiones neuronales, pero la biología del autismo continúa siendo un misterio para los investigadores. En estos momentos hay gran cantidad de estudios analizando factores ambientales, condiciones durante el embarazo y predisposición genética que permitirán mejores diagnósticos. Los tratamientos específicos llegarán cuando se esclarezca mejor las características de este trastorno.
Obesidad infantil: Alarmante, no sólo en EEUU, la investigación científica se dirige a buscar maneras de hacer que los niños coman más sano y hagan ejercicio.
ENVEJECIMIENTO
Alzheimer: Con la extensión de la esperanza de vida se podrían triplicar los casos de Alzheimer de aquí al 2050. Es sin duda uno de los grandes retos, y donde más tipos de terapias diferentes se están estudiando. Ya se conocen mutaciones que aumentan la probabilidad de sufrir esta enfermedad neurodegenerativa, pero hasta que no haya cura, no sirve de mucho conocer tu predisposición. Se investiga en fármacos, y en escáneres o análisis sanguíneos que puedan detectar el riesgo de Alzheimer más pronto.
Artritis: La mejora de la calidad de vida en edades cada vez más avanzadas afecta a muchas disciplinas médicas. Un ejemplo: En el futuro las intervenciones ortopédicas o reemplazo de articulaciones con bioingeniería podrían ser muy comunes para evitar dolores y discapacidades derivadas de la artritis.
MEDICINA PERSONALIZADA
Farmacogenómica: Es una da las palabras clave. La progresión en los últimos años ha sido espectacular, pronto tendremos nuestros genomas secuenciados, y seremos capaces de hacer prevención y terapias mucho más específicas que las actuales. Los fármacos y sus dosis vendrán determinados por tu perfil genético. La medicina personalizada ya se realiza, desde luego, pero el grado que puede alcanzar puede transformar algunos aspectos del cuidado médico. Y sucederá durante esta década.
Células madre: En el NIH era un tema tabú hace un año, antes de que Obama levantara el veto de Bush a la investigación con nuevas líneas de células madre embrionarias. Ahora, como en el resto del mundo, se multiplican las esperanzas en conseguir células propias que reemplacen las de los tejidos dañados. Cartílagos para articulaciones, nuevas células pancreáticas, tratamientos para el Parkinson, corrección de problemas de visión y auditivos, fibras nerviosas que permitan volvera a caminar tras daños en la espina dorsal… llegarán algún día. Nadie se atreve todavía a pronosticar cuando, pero la medicina regenerativa también se acerca.
"La ciencia siempre ha sido un maratón, no una carrera de 100 metros lisos", concluye el folleto de marras. Pero no esconde –y eso no es tan habitual en una publicación oficial- un descarado optimismo y convicción de que estamos frente a un período revolucionario en la medicina, que llegará de la mano de esta “nueva biología” y la aplicación del gran conocimiento científico que se está acumulando. “Ahora se trata de ser audaces”, es la frase final.