Edad cronológica | 12 NOV 08

Determinación de los niveles de maduración y su aplicación clínica

Durante mucho tiempo se ha buscado un indicador que permita estimar con mayor exactitud la maduración del individuo.
Autor/a: Dra. Estela Isabel González y Dra. Katherine Landeta Año 2/ Num.4/ Mayo/ 2008
INDICE:  1. Bibliografía | 2. Bibliografía
Bibliografía

Durante mucho tiempo se ha buscado un indicador que permita estimar con mayor exactitud la maduración del individuo. Puesto que la edad cronológica no es un indicador de maduración adecuado, la edad ósea calculada con la radiografía carpal o radiografía de la mano proporciona la información necesaria para determinar alteraciones en el crecimiento del niño, ya que existe una gran cantidad de centros de osificación, de ahí la importancia de la comprensión e interpretación de la misma. La edad dental, al igual que la edad ósea, actúa como un índice de maduración biológica mediante la evaluación de la erupción y grado de formación de los gérmenes dentarios a través de una radiografía panorámica.

La edad cronológica no siempre permite valorar el desarrollo de la maduración somática del paciente, por lo que se recurre a determinar la edad biológica, la cual se calcula a partir de la edad ósea (índice carpal), dental y morfológica (talla y peso) o del momento de maduración sexual.1, 2 Para determinar la edad ósea es necesario estudiar una región que comprenda muchos huesos, así como observar los patrones de osificación, cuya calcificación sucesiva se prolonga desde el nacimiento a lo largo de la infancia y de la adolescencia.

Estos patrones de osificación son los indicadores del momento en que va a comenzar el desarrollo prepuberal y de cuándo llega al pico máximo, así como cuándo disminuye, por lo que se puede hablar de un ritmo de crecimiento, ya que los brotes de crecimiento dependen del sexo y varían con la edad cronológica. Estas variaciones determinan la velocidad y duración del proceso de crecimiento. Por lo general, el brote de crecimiento puberal en las niñas se inicia entre los 10 y 12 años, y en los varones entre los 12 y 14 años, con un margen de variación de 3-6 años. Se habla de trastornos del ritmo de crecimiento cuando se produce una desviación de +-2 años entre la edad cronológica y la biológica.1, 2

Los patrones de osificación se dan de manera ideal a nivel de las manos, ya que de los 30 huesos que componen cada miembro superior, 29 están involucrados en su radiografía: diáfisis, epífisis y extremo distal de cúbito y radio, 8 carpianos, 5 metacarpianos y 14 falanges.3

Ningún método es totalmente satisfactorio para expresar el grado de madurez, sin embargo, el desarrollo esquelético es uno de los recursos más útiles para cuantificarlo. Dado que los centros de osificación esquelética presentan un patrón de cambio en tamaño y forma, se les puede identificar y describir con base en radiografías, pero se debe tomar en cuenta que la determinación de la edad ósea en la radiografía no siempre es exacta.1, 2, 3

Para cada sitio se establece una serie de fases de osificación reconocibles. Se observan y comparan los centros de osificación hasta localizar el estándar que más se aproxime a la radiografía. Las etapas alcanzadas por los diferentes lugares se promedian para obtener un grado general de osificación, que es una medida de la madurez esquelética del niño. Greulich y Pyle (1959) incluyen dos series de estándares radiográficos de la mano y la muñeca (radiografía carpal); cada uno representa casi 30 valores de madurez desde el nacimiento hasta la fase adulta para niños y niñas. Aparte de estos parámetros, el atlas comprende indicadores de la madurez de huesos individuales y las epífisis, con descripción de sus cambios de maduración, por lo que se puede asignar una edad ósea a cada hueso.4

La osificación se da de la siguiente manera:

• Hueso grande: tres meses
• H. piramidal: 2 años
• H. semilunar: 3 años
• H. escafoide y trapezoide: 3.5 años
• H. trapecio: 4 años
• H. pisiforme: 9 años

En ortopedia maxilar se ha utilizado el análisis de Bjork (1972), que divide el proceso de maduración de los huesos de la mano en 9 estadios evolutivos entre el noveno y los 17 años de edad. Las características de osificación se detectan a nivel de las falanges, huesos del carpo y radio. Los estados de crecimiento de los dedos se valoran según la relación entre la epífisis y la diáfisis. Se distinguen tres estadios de osificación de las falanges, los cuales se describen a continuación:

Primer estadio: la diáfisis tiene la misma anchura que la epífisis. Éste comienza aproximadamente tres años antes del brote de crecimiento puberal.
Segundo estadio (estadio de capuchón): donde la diáfisis rodea a la epífisis a modo de capuchón. Coincide con el brote máximo de crecimiento puberal y corresponde al quinto estadio de maduración del esqueleto de la mano.
Tercer estadio (estadio de U) (U=unidad): donde la diáfisis se osifica con la epífisis. Indica la culminación del brote de crecimiento puberal y corresponde con el sexto, séptimo, octavo y noveno estadios de maduración de la mano. Los dedos se denominan con las cifras 1 a 5 a partir del pulgar.5

Imagen 1. Hueso del carpo

1. Diáfisis de la falange distal del pulgar (DP1).
2. Diáfisis de la falange proximal del pulgar (PP1) .
3. Hueso sesamoideo en la articulación metacarpofalángica del pulgar (S).
4. Diáfisis de la falange distal del dedo índice (DP2).
5. Diáfisis de la segunda falange del dedo índice (MP2).
6. Diáfisis de la falange proximal del dedo índice (PP2).
7. Diáfisis de la falange distal del dedo medio (DP3).
8. Diáfisis de la segunda falange del dedo medio (MP3). 4

Imagen 2. Hueso de la mano y numeración de los dedos

 9. Diáfisis de la falange proximal del dedo medio (PP3).
10. Diáfisis de la falange distal del dedo anular (DP4).
11. Diáfisis de la segunda falange del dedo anular (MP4).
12. Diáfisis de la falange proximal del dedo anular (PP4).
13. Diáfisis de la falange distal del dedo meñique (DP5).
14. Diáfisis de la segunda falange del dedo meñique (MP5).
15. Diáfisis de la falange proximal del dedo meñique (PP5).

 

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