Segunda parte | 22 OCT 08

El debate bioético sobre la eutanasia

Revisión de elementos que pueden orientar para analizar si la eutanasia y el suicidio médicamente asistido son prácticas éticamente aceptables.
Autor/a: Asunción Álvarez, profesora del Dpto. de Psicología de la Fac. de Medicina de la UNAM Vol. V/ Num. 10/ JULIO/ 2008
INDICE:  1. Desarrollo | 2. Desarrollo
Desarrollo

En este apartado voy a revisar algunos elementos que pueden orientarnos para analizar si la eutanasia y el suicidio médicamente asistido son prácticas éticamente aceptables. Para facilitar la exposición, hablaré sólo de eutanasia en el entendido de que me refiero a las dos acciones, ya que ambas comparten dos aspectos esenciales: 1) que el paciente decide el final de su vida y 2) que para ello recibe ayuda de su médico. Hay cuatro preguntas clave para el debate bioético de la eutanasia, las cuales están relacionadas de tal forma que la respuesta afirmativa de una da lugar a la siguiente:

1) ¿Tiene derecho un paciente a decidir la terminación de su vida?
2) ¿Tiene derecho a pedir esa ayuda a su médico?
3) ¿Tiene el médico algún deber de responder a esa petición?
4) ¿Debe el Estado respaldar los derechos del paciente y el deber del médico?

Conviene hacer dos aclaraciones. La primera, que el derecho de un paciente a decidir la terminación de su vida implica reconocer el mismo derecho a cualquier persona, lo cual remite al tema de la muerte voluntaria en general y, por tanto, al suicidio. Sin embargo, la eutanasia es una práctica ubicada en el contexto de la atención médica, de manera que las preguntas que propongo se limitan a dicho contexto y a la circunstancia de que el paciente que considera la terminación de su vida padece una enfermedad o una condición médica que le produce un sufrimiento o una situación de indignidad que a él le resulta intolerable.

La segunda aclaración es que las preguntas sobre los derechos de los pacientes se plantean en el sentido de cuestionar si se pueden considerar peticiones válidas, sin pretender que impliquen una obligación desde el punto de vista jurídico. Es importante evidenciar que en los lugares en los que se permite legalmente la eutanasia, los médicos nunca están obligados a aplicarla. Esto es en un sentido general si consideran que tal acción va en contra de sus valores, pero también en cada caso en particular en el que deben evaluar si están de acuerdo con la decisión de ese paciente que les pide ayuda.

1) La primera pregunta. Si un enfermo tiene derecho a decidir la terminación de su vida, se refiere a la autonomía de la persona y cuestiona si ésta llega al grado de justificar que un individuo elija el momento y la forma de su muerte. En otras palabras, si una persona es dueña de su vida puede quitársela cuando el sufrimiento que le impone una enfermedad le resulta intolerable. Aquí las opiniones se dividen. Por un lado está la de aquellos que reconocen que la decisión sobre la terminación de la propia vida es la última expresión de libertad del individuo y que la vida es un derecho y no una obligación. Por otro, la de quienes creen que nadie es dueño de su vida como para decidir su final. Esta posición es sostenida principalmente por individuos que se basan en sus creencias religiosas para afirmar que la vida le pertenece a Dios y éste es el único que puede decidir el momento de la muerte. Ambas posiciones son respetables y una sociedad democrática debe garantizar el respeto a las diferencias. Por tanto, nadie tiene el derecho a imponer a otros sus propias creencias ni de impedir a otras personas que actúen de acuerdo a sus principios.

2) Para quien responde afirmativamente la primera pregunta, debe considerar la que cuestiona si el paciente tiene derecho a pedir ayuda a su médico e involucrarlo en su decisión. Nuevamente las opiniones se dividen. Es muy común que se argumente que quien quiere suicidarse no tiene por qué comprometer a otros. Sin embargo, al decir esto se ignora que un paciente pide ayuda a su médico porque no sólo quiere terminar con su vida, sino que le importa la forma de su muerte y la calidad de su vida en la etapa final.

Se pueden dar algunas razones a favor de que el paciente pida esta ayuda: a) porque no hay más alternativas de tratamiento ni manera de aliviar su sufrimiento; b) porque acepta el final de su vida, pero quiere evitar una situación indigna; c) porque quiere estar acompañado al morir y quiere un final que no signifique un sufrimiento adicional; d) porque quiere asegurar su muerte; e) en algunas ocasiones porque está físicamente incapacitado para quitarse la vida por sí mismo.

Si las personas con una enfermedad incurable supieran que en caso de preferir terminar con su vida no iban a recibir ayuda, tendrían que elegir entre padecer su sufrimiento hasta que mueran o suicidarse cuando todavía se encuentren suficientemente bien como para intentar hacerlo por sí solas. Esto supondría, en caso de lograr su objetivo, que esos individuos dejen de vivir un tiempo que posiblemente hubieran querido vivir. Aun así, muchos pacientes no tendrían la posibilidad de tomar esa decisión por no haberse dado cuenta a tiempo de la gravedad de su padecimiento. Por otra parte, para que los enfermos pudieran procurarse una muerte sin dolor, actuando por sí mismos, el acceso a drogas letales, restringido a los médicos, tendría que liberarse. Esto sería muy cuestionable, ya que se favorecerían muchos suicidios que sí deberían evitarse porque no serían producto de una reflexión deliberada, sino de un impulso desesperado que podría desaparecer con la ayuda adecuada.

3) La siguiente pregunta: ¿existe algún deber por parte del médico de responder a la petición del paciente? se refiere a la solidaridad, un aspecto muy importante al valorar la eutanasia desde el punto de vista ético. Para muchos médicos (y no médicos), ayudar a morir va en contra de la esencia misma de la medicina, la cual debe encaminarse a curar y prolongar la vida de los enfermos cuando no puede curarlos. Ese es el compromiso de los médicos con sus pacientes y constituye la base de la confianza que se tiene en la profesión médica. Sin embargo, otros médicos (y que no lo son) piensan que la responsabilidad del doctor para con su paciente debe llegar hasta el final y cuando ya no puede aliviar los síntomas que padece, la eutanasia puede ser la última forma de ayudar al enfermo si éste así lo pide.

Por eso, es necesario revisar la idea de que los médicos tienen un deber inviolable de conservar la vida y no provocar la muerte. Puede ser tan importante el deber del médico de aliviar el sufrimiento del paciente como el de preservar la vida y, en caso de conflicto, no resulta evidente que el profesional de la salud deba siempre elegir el segundo porque hay ocasiones en que dejar de vivir representa un beneficio para el enfermo, quien confía en que su médico respete sus valores y decisiones.6

Hace poco más de un año se discutió en el Reino Unido una propuesta de ley para permitir la muerte médicamente asistida, la cual fue rechazada por el Parlamento. Al mismo tiempo, el Consejo de Medicina General revisaba el caso de un médico acusado de una grave falta de ética profesional por haber acordado con un amigo darle la ayuda que le pedía para suicidarse. El doctor Michael Irwin, un conocido defensor de la eutanasia en su país, admitió haber viajado para ver a su amigo y llevar consigo una dosis letal de fármacos, pero éste se había deteriorado tanto que ya no pudo tomarlos y murió a los pocos días de su encuentro.7

Al leer sobre este caso hubo dos comentarios que llamaron especialmente mi atención. El primero fue del mismo doctor Irwin, quien decía que sabía de varios médicos que establecían un acuerdo entre ellos para garantizarse una muerte oportuna y sin sufrimiento en caso de padecer una enfermedad terminal. De manera que cuestionaba la doble moral de la profesión médica, pero sobre todo, que el privilegio de los doctores no pudiera extenderse a otros pacientes. El otro fue el comentario de la periodista que reportó la acusación que se hizo al médico de haber actuado con absoluta falta de responsabilidad y juicio. Dijo: “me sentiría muy afortunada si tuviera un amigo como el doctor Irwin en quien pudiera confiar totalmente en mis últimas horas”.8

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

CONTENIDOS RELACIONADOS
AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024