Riesgos de las conductas imprudentes

El cine porno y el uso de preservativos

El poco uso del preservativo en el cine porno fomenta el contagio de enfermedades .

Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son más frecuentes entre los actores del cine para adultos que en la población en general, según un estudio realizado en los Estados Unidos. Esto se debe a que las productoras prefieren evitar el uso de preservativos por temor a disminuir sus ventas. Sin embargo, exhibir estas conductas de riesgo puede representar un obstáculo para la prevención del VIH entre el público de estas películas, advierten los expertos.

Por Diego Tzoymaher


Es difícil imaginar un hospital en el que los cirujanos operen sin guantes descartables. Sin embargo, la industria del cine condicionado permite y promueve comportamientos de grave riesgo para la salud de sus actores, como filmar penetraciones sin el uso de preservativo, algo que además puede repercutir en forma negativa en la conducta de los espectadores.

Dos investigadores estadounidenses pusieron el foco sobre esta situación y señalan que las pruebas de detección de enfermedades resultan insuficientes y apuntan a la necesidad de adoptar medias preventivas.

“Los actores de películas pornográficas mantienen prolongadas y repetidas relaciones sexuales con múltiples parejas en cortos períodos de tiempo, lo que crea las condiciones ideales para el contagio de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual o ETS”, explicaron Peter Kerndt, director del Programa de ETS del Departamento de Salud Pública de Los Angeles, y Corita Grundzen, investigadora de la Universidad de California.

En 2004 un actor cuyo análisis de VIH había dado negativo sólo tres días antes, contagió a tres de las 14 actrices con las que actuó. “El testeo periódico de VIH y otras ETS puede detectar precozmente las infecciones pero no es suficiente para prevenir la transmisión”, agregaron los autores del trabajo publicado recientemente en Plos Medicine.

De 825 actores testeados entre 2000 y 2001, el 7,7% de las mujeres y el 5,5% de los hombres tenían clamidia y el 2% del total había contraído gonorrea. Estos índices de ETS son mucho más altos que en la población general, donde las tasas de clamidia y gonorrea son de 4% y 0,7%, respectivamente.

“Es imprescindible el uso de preservativos en las filmaciones para evitar los contagios en el período de ventana”, afirmaron los investigadores.

Kerndt y Grundzen sostienen que la representación de escenas sin protección puede influir en la conducta de los espectadores: “De la misma manera en que fumar en las películas hace más romántico el uso del tabaco, el público del cine condicionado podría idealizar las prácticas sexuales de riesgo”, dijeron.

Ejemplo. Sin tener una política oficial de regulación, en el 80% de las películas pornográficas brasileñas se usa preservativo. Ello no impide que Brasil tenga la industria de cine para adultos más grande del mundo luego de los Estados Unidos. “Es posible usar condones especiales que no se noten en pantalla, o emplear técnicas digitales para removerlos de la imagen en la postproducción”, dicen los investigadores.

Para la ex actriz porno norteamericana Sharon Mitchell (ver recuadro) una parte de la gente quiere ver cosas que no haría, inclusive conductas de alto riesgo como sexo anal sin preservativo. “Pero en definitiva van a comprar lo que uno les dé, aquí tenemos muchos tipos de condones que no se ven en cámara, no creo que la gente lo note o que le importe mucho”, dijo la ex actriz a PERFIL.

Aunque incipiente, la industria del cine porno en la Argentina es pequeña y el uso del preservativo en las filmaciones es dispar. Rubén Danilo, uno de los directores locales, sostiene que la buena escena no depende de un látex. “Si mostramos que se ponen condones los artistas, los que tienen sexo con sus novias o con prostitutas podrían seguir el ejemplo”, concluyó.

De actriz a doctora y militante

Luego de que cuatro actores contrajeran VIH en 1998, la experimentada actriz porno Sharon Mitchell obtuvo un doctorado en sexualidad humana y creó una fundación para el cuidado de la salud de los trabajadores de la industria del cine para adultos (AIM por sus siglas en inglés) donde brinda asesoramiento y análisis clínicos a los actores.

Para ella “todo es cuestión de dinero” y los productores ven a los actores como una mercancía renovable. “Dicen que nadie compraría películas en las que se use preservativo, pero nunca se preocuparon por verificar si es cierto”, le dijo Mitchell a PERFIL.

Sin embargo, la ex actriz no está a favor de la regulación gubernamental: “Si el uso de preservativo fuera obligatorio, la industria se haría clandestina y ya no podríamos seguir testeando y medicando a los actores. Los índices de ETS se dispararían”, concluyó.