Anticuerpos circulantes | 06 FEB 06

Anticuerpos antifosfolípidos en nefropatía membranosa idiopática

Los anticuerpos antifosfolípidos pueden hallarse en pacientes con NMI pero no estarían relacionados con trombosis o peor evolución.
Autor/a: Dres. L Ardiles A, E Blackburn T, P Alruiz Sa, Cl Flores W, S Mezzano A.  Fuente: Comentario y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti Rev. Méd. de Chile.133(3). Santiago. Marzo 2005
INDICE:  1. Desarrollo | 2. Bibliografía
Desarrollo

Los anticuerpos antifosfolípidos asociados a trombosis se han encontrado presentes en una amplia variedad de situaciones clínicas. Estos anticuerpos circulantes pueden ser detectados como anticoagulante lúpico en el plasma o como anticuerpos anticardiolipina (aCL) en el suero. Inicialmente descritos en pacientes con lupus, también se han encontrado acompañando a enfermedades glomerulares primarias y asociados a trombosis glomerular, tal como se ha encontrado en la presentación catastrófica del síndrome antifosfolípido primario.

La nefropatía membranosa es la causa primaria más importante de síndrome nefrótico del adulto, dando cuenta de 30% de las biopsias obtenidas en ese grupo. En adultos mayores, esta proporción llega hasta 50%, siendo una entidad muy rara en la edad pediátrica (<5%). Esta glomerulopatía es idiopática (o "primaria") en el 85% de los casos, pudiendo encontrarse asociada secundariamente a carcinomas, lupus eritematoso sistémico (LES), medicamentos, infecciones y trastornos metabólicos. En su variedad primaria, afecta sobre todo a sujetos de sexo masculino, y en algunos casos se ha descrito su asociación con algunos antígenos HLA. Su presentación clínica más común es el síndrome nefrótico puro, persistente en la mitad de los casos, pudiendo llegar a la insuficiencia renal crónica o muerte en el 40% de los pacientes, a 15 años de seguimiento.

Durante su evolución natural aparecen complicaciones trombóticas, con una predisposición especial por la vena renal, que sobrepasa lo observado en otras glomerulopatías que cursan con síndrome nefrótico. Teniendo en cuenta que los anticuerpos anticardiolipina, acompañados por complicaciones vasculares, están dirigidos a epítopes expresados en la ß2-glucoproteína 1 (ß2GP1), los autores investigaron su incidencia, la reactividad cruzada con anti-ß2GP1 y las posibles asociaciones con complicaciones trombóticas en la nefropatía membranosa idiopática.

Material y métodos

Se determinaron los anticuerpos anticardiolipina y IgG antiglucoproteína ß2 en muestras de suero de 21 pacientes con nefropatía membranosa idiopática, entre 11 y 75 años, de los cuales 5 pertenecían al sexo femenino. Se revisaron las historias clínicas de 20 de ellos, buscando complicaciones vasculares y evaluando la evolución nefrológica durante un período de seguimiento de 277 meses.

Resultados

Cinco pacientes presentaron títulos de anticuerpos anticardiolipina por encima del valor de corte normal y otros dos presentaron positividad para anticuerpos IgG antiglucoproteína ß2 . No hubo diferencia en la incidencia de complicaciones trombóticas en la vena renal y otras localizaciones, entre esos siete pacientes y los restantes. Tampoco se hallaron diferencias en la evolución clínica de la nefropatía.

Discusión

Cinco de los 24 pacientes (20%) con nefropatía membranosa idiopática mostrados en este estudio presentaron anticuerpos anticardiolipina, sin demostrarse reactividad cruzada contra ß2-GP1 ni una particular predisposición al desarrollo de trombosis.

Según dicen los autores, la incidencia de la detección de anticuerpos antifosfolípidos del tipo anticardiolipina en pacientes con glomerulopatías, particularmente en aquellos con trastornos inmunológicos subyacentes como el LES es variable. Estos anticuerpos pueden ser detectados como anticoagulante lúpico o anticuerpos anticardiolipina y datos publicados durante la última década, han demostrado que reconocen a proteínas plasmáticas afines a fosfolípidos como sus blancos antigénicos.

Se afirma que los anticuerpos antifosfolípidos interfieren con la cascada de la coagulación, llevando a un estado procoagulante a través de la inhibición de las vías de la proteína C activada y la antitrombina III, una inhibición de la fibrinólisis y aumento de la actividad del factor tisular. Otras proteínas involucradas en la coagulación tales como protrombina, proteínas C, S y anexina V pueden ser también blanco de ellos.

Datos publicados durante la última década, acotan los autores, han mostrado que los anticuerpos anticardiolipina, altamente purificados, no se unen al antígeno anticardiolipina en placas de ELISA a menos que los agentes bloqueadores contengan suero de bovino o humano, ocurriendo un fenómeno similar al intentar su unión específica a columnas. Esto sugiere que la interacción requiere de la presencia de un cofactor presente en la sangre, actualmente identificado como la ß2GP1. Coincidente con ello, se ha demostrado que los anticuerpos anticardiolipina asociados a trombosis están dirigidos principalmente contra epítopes expresados en la ß2GP1, pero no en cardiolipina. Además, como ß2GP1

 

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