Entre noviembre de 1993 y febrero de 2003, 850 pacientes vistos consecutivamente fueron agendados para recibir RLE con implante de malla por 4 cirujanos en 4 diferentes centros médicos académicos. Los pacientes con eventraciones abdominales fueron considerados candidatos si tenían obesidad mórbida o si el defecto tenía al menos 4 centímetros en cualquier dimensión o si era una recidiva. Para cada paciente se recolectó la siguiente información demográfica, perioperatoria y postoperatoria, sea prospectivamente (85% de los enfermos) o retrospectivamente: edad, sexo, índice de masa corporal (IMC), número de operaciones abdominales previas y reparación de eventraciones, clasificación de la American Society of Anesthesiologists (ASA), tamaño del defecto aponeurótico, tipo y tamaño de malla protésica implantada, tiempo operatorio, pérdida estimada de sangre durante la intervención, duración de la estadía hospitalaria, complicaciones operatorias y postoperatorias y recidivas.
Procedimiento quirúrgico
La RLE fue efectuada utilizando un laparoscopio angulado (30-45º) de 5 mm ó 10 mm, pinzas sujetadoras intestinales de 5 mm, tijeras y aplicadores de ganchos, Se utilizó en forma profiláctica un antibiótico, usualmente una cefalosporina de 1° generación, antes de realizarse la incisión y a menudo nuevamente si la operación se prolongaba más de 2 horas. Se empleó anestesia general y la mayoría de los enfermos fueron puestos en posición supina con los brazos a los costados. Los pacientes con eventraciones en los flancos o en el área lumbar fueron colocados en decúbito lateral o en posición semilateral. En la mayoría de los casos la vejiga y el estómago fueron descomprimidos mediante sondas.
El neumoperitoneo se realizó empleando una aguja de Veress en aproximadamente 200 casos y mediante una técnica de acceso abierta en los otros. Muy frecuentemente se encontró una ventana de acceso aún en los pacientes con múltiples operaciones, entre el margen costal y la cresta ilíaca, de un lado o del otro. El sitio inicial de entrada fue habitualmente justo por debajo de la punta de la 11° costilla. En muchos casos en los que se empleó el acceso abierto se introdujo un trócar con un balón en la punta para evitar la pérdida de aire. Después de la exploración del abdomen se emplazaron trócares adicionales, típicamente lateralmente en el abdomen, de acuerdo a las necesidades, bajo vi