Reparación laparoscópica de las eventraciones

Una de las consecuencias de los 2 millones de laparotomías realizadas anualmente en los Estados Unidos es una tasa de eventraciones del 3% al 20% [1], con aproximadamente 90.000 reparaciones por año. Los factores asociados con la formación de una eventración incluyen infección de la herida, inmunosupresión, obesidad mórbida, operaciones previas, prostatismo y cirugía por enfermedad aneurismática.

Los defectos de la pared abdominal se observan típicamente dentro de los primeros 5 años después de efectuada la incisión quirúrgica, pero se pueden desarrollar mucho tiempo después [2]. Estas eventraciones contribuyen de manera importante a la morbilidad alejada de la cirugía convencional. Hasta que se establezcan técnicas para prevenir las eventraciones, la reparación de estos defectos permanecerá como un problema importante para los cirujanos abdominales.

Se han descrito muchos métodos para la reparación de las eventraciones. La reparación primaria tradicional involucra una laparotomía con sutura de aproximación del tejido aponeurótico fuerte a cada lado del defecto. Sin embargo, las tasas de recidiva después de este procedimiento van del 41% al 52% en los seguimientos a largo plazo [2-4].

Las plásticas en las que se implantan grandes mallas protésicas parecen tener menor tasa de fracasos (12% al 24%), pero requieren disección de amplias áreas de tejidos blandos, lo que contribuye a aumentar la incidencia de infecciones de la herida u otras complicaciones relacionadas con la misma (12% o más) [3,5,6]. Estos problemas han estimulado la búsqueda de nuevas técnicas para la reparación de las eventraciones.