Se han hallado evidencias de que los traumas infantiles -especialmente el abuso sexual- y las alucinaciones en la esquizofrenia se hallan asociados. A la vez, las alucinaciones constituyen también un síntoma documentado en las personas con trastorno afectivo bipolar. En función de estos hechos, un grupo de investigadores del Reino Unido decidió investigar si hay asociación entre estos traumas y las alucinaciones en pacientes con trastorno bipolar.
Método:
Muestra: Participaron en el estudio 96 pacientes atendidos en un programa multicéntrico de terapia cognitivo-comportamental para pacientes bipolares. Fueron atendidos por terapeutas entrenados a quienes supervisaron expertos internacionales. Los terapeutas consintieron en completar formularios en los que asentaron lo que los pacientes espontáneamente hubiesen informado acerca de experiencias traumáticas en su infancia.
Por otra parte, el diagnóstico de base fue efectuado por psiquiatras consultores y verificados por otros profesionales asistentes (que desconocían la hipótesis acerca de la relación entre alucinación y trauma) que examinaron las historias clínicas y realizaron entrevistas personales a los pacientes al inicio del estudio y durante el seguimiento, empleando la Entrevista Clínica Estructurada (SCID) para el DSM-IV. Se incluyeron los pacientes con diagnóstico de trastorno bipolar doblemente ratificado. Se excluyeron los sujetos que tenían como diagnóstico primario abuso de sustancias, o evidencia de enfermedad orgánica, así como los cicladores rápidos o comorbilidad con grave trastorno borderline de la personalidad.
Mediciones: Los pacientes fueron vistos por los terapeutas calificados durantes seis meses aproximadamente (24 sesiones de una hora de duración). Se registraron todas las referencias directas a traumas de la infancia en unos cuestionarios que contemplaban ocho categorías de trauma: abuso sexual, abuso físico, abuso físico con un arma, ser testigo del asesinato o de herir gravemente a otra persona, tener un amigo o pariente cercano asesinado (incluyendo suicidio), haber experimentado un accidente significativo, haber pasado por la experiencia de estar en un desastre (natural o inducido por el hombre), cualquier otro trauma (categorización de Mueser et al., 1998).
Se consideraron traumas infantiles todos los ocurridos antes del cumpleaños número 16. Las descripciones comportamentales del abuso sexual infantil se categorizaron según los criterios utilizados el Child Maltreatment History Self-Report (CMHSR), donde se distinguen cuatro categorías: 1. niño expuesto a abuso en más de una ocasión; 2. niño amenazado con contacto sexual; 3. niño tocado sexualmente; 4. asalto sexual (intentado o consumado). En la muestra estudiada no hubo relatos de mera amenaza, y en ningún caso el trauma precedió al abuso.
La historia de experiencias de tipo psicótico durante la vida del paciente fue registrada al inicio del estudio mediante el SCID.
Síntesis y traducción por la Lic. Alicia Kasulin, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Psiquiatría