La prevención secundaria de una enfermedad es solamente posible si se cuenta con tres requerimientos básicos: el conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos (ya analizados en el artículo sobre prevención primaria); la disponibilidad de los métodos de detección precoz y los medios para intervenir y corregir los cambios fisiopatológicos.
Disponibilidad de los métodos de detección precoz
Se han propuesto muchos métodos para poder predecir el futuro desarrollo de la enfermedad. Algunos de estos métodos ya se utilizan y otros no sería difícil incorporarlos en la práctica hospitalaria.
La medición de la presión arterial o la presión arterial media en el segundo trimestre no es un método útil para la detección precoz de la preeclampsia. Estos métodos hablan de hipertensión gestacional pero no de la enfermedad que se asocia a una morbimortalidad perinatal. La ganancia de peso tampoco predice el desarrollo de una hipertensión inducida por el embarazo y la ganancia de peso sola no afecta los resultados perinatales.
La mayoría de las mujeres con hipertensión inducida por el embarazo son asintomáticas y los análisis de laboratorio sirven para predecir, diagnosticar y monitorear el progreso de la enfermedad.
El clearance de ácido úrico cae en forma desproporcionada en la preeclampsia comparado con el clearance de urea y creatinina. La explicación para la disminución específica del clearance de uratos reside en el patrón bifásico del compromiso renal en la preeclampsia. La función tubular es la que primero se afecta y luego se compromete la función glomerular. El ácido úrico se utiliza como indicador de la severidad de la enfermedad y predice mejor los resultados adversos perinatales que la presión arterial. En la mayoría de las pacientes, el aumento de las concentraciones de uratos coincide con el aumento de la presión arterial y precede a la proteinuria (un signo de daño glomerular). La proteinuria es un signo tardío de hipertensión inducida por el embarazo.
Las embarazadas con altos valores de alfa-fetoproteína (AFP) en el segundo trimestre, cuyos fetos no tienen defectos del tubo neural, tienen un alto riesgo de muerte fetal, de bajo peso para la edad gestacional y de parto prematuro. Puede haber una asociación similar entre la gonadotrofina coriónica humana (hCG) y la muerte fetal, la preeclampsia, el parto prematuro y la patología placentaria. El aumento de las concentraciones de AFP y de hCG reflejaría el comienzo de una alteración placentaria. Esto podría explicarse por un pasaje de la AFP a través de una placenta defectuosa y un aumento de la superficie placentaria. La mayoría de los estudios informan que el aumento de la AFP o de la hCG en las mujeres de bajo riesgo predice un resultado adverso en el embarazo.
Pero en las mujeres de alto riesgo, la presencia de concentraciones anormales de hCG o AFP no aumenta más el riesgo. El valor predictivo negativo de la hCG o la AFP es muy bajo para ser útiles para el screening. Sin embargo, al tener un valor predictivo positivo del 40% para resultados perinatales adversos podría justificar un control más estricto en aquellas mujeres con un aumento en las concentraciones de AFP o hCG.
El conteo de plaquetas no es un buen método para la detección precoz en las pacientes de bajo riesgo.
Las altas concentraciones de hemoglobina y hematocrito se asocian con bajo peso, prematurez, mortalidad perinatal e hipertensión materna. Un aumento brusco en las concentraciones de hemoglobina en el segundo trimestre podría predecir el desarrollo de una hipertensión inducida por el embarazo.
Se conoce que en la preeclampsia y en la mayoría de los casos de retardo de crecimiento intrauterino hay una a alteración en la invasión trofoblástica. En esta teoría se basa la utilidad del doppler uterino/úteroplacentario
Chien y colaboradores realizaron una revisión rigurosa de 27 estudios con un total de 12 994 pacientes y concluyeron que el doppler de la arteria uterina no sirve para el screening de la preeclampsia. Sin embargo, los datos muestran que un doppler patológico aumenta seis veces el riesgo de preeclampsia.
Por lo tanto, no hay un solo test predictivo, pero varios en su conjunto pueden ser útiles para detectar pacientes de riesgo. El origen multifactorial de la preeclampsia sugiere que es poco probable que haya, en el futuro, un solo test predictivo.
Artículo comentado por la Dra. Marisa Alejandra Géller, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Tocoginecología.