Un estudio exploratorio | 06 AGO 01

Evaluación de la personalidad del paciente con infarto del miocardio

El infarto del miocardio se ha asociado en la literatura con la personalidad tipo A y con ciertos rasgos específicos de personalidad: depresión, ansiedad, psicopatía, hipocondría y deterioro de la autoestima. Sin embargo son múltiples las inconsistencias comunicadas en esta asociación, sobre todo en lo que a la ansiedad y depresión se refiere.
Autor/a: Georgina L. Álvarez Rayón, Rosalía Vázquez Arévalo, Juan Manuel Mancilla Díaz  
Introducción

El objetivo del presente estudio fue realizar una evaluación de la personalidad en pacientes  con al menos un infarto del miocardio e involucrados en un programa de apoyo psicopedagógico (N=35, sexo masculino y con un rango de edad: 45-65 años). Se aplicaron el IDARE, el Zung (en su versión adaptada), el Thurston, el MMPI-R y un cuestionario de Autoestima. Los datos sólo revelaron diferencias significativas en la escala Pa del MMPI-R (p± .05) y en la de autoestima (p± .001). Por lo que posiblemente el perfeccionismo, la inflexibilidad, la susceptibilidad en las relaciones sociales y el deterioro de su autoestima, resulten ser los rasgos de personalidad esenciales en  esta población y por tanto más refractarios a la intervención.

El papel desempeñado por los factores metabólicos en la aparición de las cardiopatías está bien demostrado, mientras que el desempeñado por los factores psicosociales sigue siendo discutido.  Para Appels (1) la naciente reconceptualización de los precursores de un ataque cardíaco, hacia el reconocimiento de los factores psicológicos asociados a éste, es uno de los mayores cambios diagnósticos de la medicina. Sin embargo, intentar establecer la relación entre factores psicológicos y trastornos cardíacos no ha sido una tarea fácil; después de casi un siglo de especulación y casi cuatro décadas de investigación, la relación entre factores psicológicos y trastornos cardíacos es aún poco clara.
 
La magnitud del problema pide una mayor comprensión. Mucho se ha dicho del estrés, la ingesta elevada de colesterol y grasas, del tabaquismo, la vida sedentaria, etc. como factores de riesgo. Sin embargo un elemento clave, sobre el cual se cimientan en gran parte los factores de riesgo englobados en la categoría "estilo de vida", son los factores de personalidad asociados a los trastornos cardíacos.  Friedman y Rosenman (13) parecen ser unos de los primeros autores en establecer una relación entre la demanda ambiental y el individuo: afirman que a partir del entrecruzamiento de demandas se genera un conflicto, ante el cual el organismo responde activando un mecanismo automático de defensa, lo que afecta a todo el aparato cardiocirculatorio (vasoconstricción, hipertensión, taquicardia) y provoca el infarto del miocardio.

De ahí, que algunos autores refirieran la necesidad de reconocer como variable psicológica la actitud que el sujeto tenga hacia las dificultades ambientales a las que deba de enfrentarse, y no las dificultades per se (4).

Otros de los factores psicológicos analizados en su relación con el infarto del  miocardio fueron la obsesividad, la ansiedad y los problemas familiares (3). Se puede observar que estos primeros planteamientos "psicologizantes" de la patología cardíaca condujeron a que más actualmente algunos autores investigaran factores psicológicos como el estrés (8,11) y que incluso se llegase a hablar de una población vulnerable, aquélla con mayor sensibilidad y reactividad a la presión externa -"tendencia a la ansiedad"-(15);  estos autores además encontraron puntuaciones más altas de ansiedad flotante y funcionalidad de las quejas somáticas, en los pacientes con trastornos cardíacos. En un estudio realizado por Hlatky, Haney, Barefoot, Califf, Mark, Pryor y Williams (18), se confirmaron niveles altos de ansiedad, depresión e hipocondrías, así como problemas de autoestima asociados con la incapacidad para seguir trabajando.

También se empezó a reconocer y establecer la conducta tipo A, caracterizada por Rosenman (23) como una intensa ambición, competitividad, urgencia y hostilidad, como factor de riesgo en la aparición de coronariopatías (5,12,20). Asimismo Kahn, Kornfeld, Heller y Hoar (19) comunicaron una correlación elevada entre la presencia de conducta tipo A y complicaciones médicas durante y a posteriori de la cirugía de revascularización.

 

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