Según los autores, el tratamiento farmacológico del ACV agudo todavía continúa siendo limitado y el aluvión de trabajos publicados con resultados negativos ha detenido el otorgamiento de licencias para neuroprotectores del ACV agudo. Además, dicen, a pesar de su difusión en Estados Unidos y Canadá, el tratamiento trombolítico todavía es objeto de gran controversia entre los investigadores de la comunidad internacional. También destacan la importancia de la creación de unidades de ACV multidisciplinarias y el uso rutinario de aspirina para el ACV agudo.
Sin embargo, no dejan de señalar que los tratamientos médicos y quirúrgicos para la prevención del ACV poseen algún riesgo y cierto costo. “Los individuos que más se benefician con los tratamientos preventivos son los que poseen mayor riesgo absoluto de ACV”, dicen, “y por lo tanto, las estrategias preventivas deberían estar dirigidas a este grupo”.
En el artículo, los autores centraron su interés en las intervenciones médicas más apropiadas para los individuos de riesgo absoluto de ACV elevado y otros eventos vasculares graves, dejando de lado el análisis de la dieta y el estilo de vida. Pero, no dejan de mencionar que en lo referente a la prevención del ACV secundario, las recomendaciones clásicas sobre
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