Que la cuarentena no aumente el riesgo de las urgencias cardíacas | 06 ABR 20

El corazón de nuestros pacientes durante la pandemia

Retrasar las consultar cardiovasculares urgentes puede generar un daño inmenso
Autor/a: Carlos Tajer 

Enfrentamos un desafío sin antecedentes para la  práctica médica, una epidemia agresiva con la amenaza de convertirse en tragedia. En Argentina se han tomado medidas de cuarentena y aislamiento siguiendo las recomendaciones internacionales para intentar reducir la celeridad y magnitud del daño por COVID-19. Como cardiólogos, vemos que estas medidas están generando consecuencias negativas sobre la salud de nuestros pacientes que pueden tener un costo tan elevado como lo que se intenta evitar.  Es importante compartir una reflexión sobre cómo debemos enfrentar los problemas cardiovasculares en los próximos meses.

¿Qué está pasando en este momento con la cuarentena?

Se han cerrado casi totalmente las agendas de los consultorios ambulatorios en las instituciones públicas, y por la prohibición de salir también los consultorios particulares e institucionales de todo el sistema. Sabemos que no hay ningún motivo para que los problemas del corazón disminuyan en este contexto, que suma angustia y tensión. Pero sí han disminuido las consultas, lo que puede generar un daño inmenso.

Tomemos ejemplos

Si alguien padece en este momento un dolor de pecho muy fuerte, repentino, que lo descompone, no dudará en llamar a la emergencia o acercarse a una institución pensando que tiene un infarto. Pero si el dolor no es tan intenso, y no lo descompensa del todo, dudará en llamar a la emergencia y esperará para no acercarse a una institución por el temor de contagio por el coronavirus. Ese también puede ser un infarto que tratado en las primeras horas evita la muerte y reduce mucho las consecuencias negativas para la vida futura.

Las consecuencias de mantener limitada la atención cardiológica son más fáciles de entender hoy que por la epidemiología del virus nos hemos acostumbrado a contar casos y muertes. Recordemos que en la Argentina fallecen en números redondos 300.000 personas por año, de las cuales 90.000 son atribuidas a enfermedades cardiovasculares (infartos, insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares). Entre ellas 15.000 son consecuencia de infartos que en muchos casos, aún antes de la epidemia, fallecen en su casa en las primeras horas.

 

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