Introducción: sarcopenia y fragilidad física en el envejecimiento |
> Contexto clínico
La sarcopenia (SP) es un síndrome geriátrico muy prevalente. La SP primaria está relacionada con la edad; tiene múltiples causas, a menudo desconocidas, y se agrava por enfermedades agudas y crónicas, inflamación, disfunción endocrina, inactividad física y estilo de vida poco saludable.
La masa y el rendimiento muscular disminuyen y puede superponerse con la fragilidad física, aunque son diferentes. Fisiopatológicamente, la fragilidad presenta una gran reducción del rendimiento físico y de la fuerza muscular.
Aunque la causa no se conoce con precisión, en la SP se hallan alteraciones significativas de los parámetros metabólicos endocrinos, bajos niveles del factor de crecimiento símil insulina-1 o de testosterona libre.
> Tratamiento y prevención de la sarcopenia: nutrición y ejercicio
La nutrición adecuada y la actividad física son los pilares de la atención primaria de la SP ya que la composición de la MI depende mucho de ellas y viceversa, también puede influir en la fisiología del huésped, modulando la inflamación sistémica, el anabolismo, la sensibilidad a la insulina y la producción de energía.
En teoría, el metabolismo bacteriano de los nutrientes influye en la función de los miocitos del músculo esquelético, mediante la producción de mediadores que impulsan estos efectos sistémicos. La prevención y el tratamiento de la SP requieren una nutrición adecuada, con la prescripción adecuada de proteínas, vitamina D, antioxidantes y ácidos grasos poliinsaturadas. La ingesta proteica debe ser mayor (1,2-1,5 g/kg/día), para satisfacer los mayores requisitos de energía y superar la pérdida de masa grasa.
En cuanto al ejercicio físico, en el adulto mayor el tratamiento es aumentar la fuerza, porque puede promover la diferenciación y proliferación de los miocitos satélite, la producción de energía y la eficiencia metabólica de las mitocondrias, capilaridad muscular con mejor suministro de O2, inervación y vías de detección metabólica; todo esto mejora el anabolismo y la sensibilidad a la insulina.
> Objetivos
Hallar evidencia en la literatura científica que apoye el concepto de la participación de la MI en la fisiopatología de la SP primaria
Microbiota intestinal: ¿el actor ignorado en el envejecimiento? |
> Conceptos generales sobre la MI a lo largo de la vida útil
La MI humana está compuesta por bacterias, virus, hongos, protozoos, arqueas, y pesa de 175 g-1,5 kg. La relación con el huésped es simbiótica, de modo que los factores ambientales y genéticos pueden moldear su composición, influyendo en la fisiología del huésped, el cual se adapta a su presencia.
En personas sanas, incluye de1.100 a 2.000 taxones bacterianos, que en su mayoría no se pueden cultivar en forma tradicional. La base de su estudio es el ADN bacteriano extraído de las heces y la identificación de polimorfismos del gen del ARN ribosómico 16S (ARNr), lo cual ha mejorado la investigación en seres humanos.
La composición de la MI se forma en la primera infancia y depende de factores geográficos, tipo de parto, lactancia, edad de destete, exposición a antibióticos y regímenes dietéticos. Hacia los 3 años se estabiliza y así permanece durante la vida útil, aun en circunstancias anormales. El 90% de las especies son Bacteroidetes y Firmicutes, de abundancia inversamente proporcional entre ambos. En la población sana hay una gran variabilidad interindividual.
> La dieta como determinante de la composición de la MI intestinal
Los principales factores ambientales que hacen la diferencia interindividual en la composición de la MI saludable son la ubicación geográfica y la dieta. El cambio brusco a dietas hiperproteicas se asocia con una baja diversidad microbiana, mayor cantidad de bacterias con tolerancia a los ácidos biliares y disminución de las bacterias que metabolizan los polisacáridos vegetales.
En cambio, las dietas veganas se asocian con gran abundancia de Prevotella y diversidad microbiana. Sin embargo, el consumo hiperproteico prolongado se ha asociado con composiciones favorables de MI, más aún si se acompaña de ejercicio físico. Estas dietas suelen modificar la proporción relativa de Bacteroidetes y Firmicutes y favorecen a los patógenos oportunistas.
Estos cambios aumentan la permeabilidad de la mucosa intestinal y promueven la inflamación sistémica, la activación inmune subclínica y las alteraciones metabólicas (resistencia a la insulina).
En este contexto, se ha propuesto a la relación relativa Bacteroides:Prevotella como un biomarcador de envejecimiento saludable y activo, dieta y estilo de vida. Las dietas hipergrasas son desfavorables para la MI mientras que la dieta Mediterránea ha mostrado brindar beneficios para la MI.
La composición de la MI es mucho más influenciada por patrones dietéticos a largo plazo que por cambios temporales en la ingesta de alimentos (resiliencia de la comunidad bacteriana).
> La microbiota intestinal en el envejecimiento
Después de los 65 años, la resistencia de la MI suele reducirse y su composición es más vulnerable a los cambios en el estilo de vida, tratamientos farmacológicos (antibióticos) y enfermedades. La diversidad de la MI está inversamente correlacionada con la función física y la institucionalización de los ancianos, con gran variación interindividual de la MI. El envejecimiento se asocia con cambios específicos en la MI.
> Microbiota intestinal y fragilidad física
Hay investigaciones que apoyan la hipótesis de que existe un eje "intestino-cerebral" (ya demostrado en enfermedades psiquiátricas y neurológicas), que también está involucrado en la aparición de la fragilidad cognitiva y, posiblemente, la demencia.
En los mayores, hay conexiones fisiopatológicas estrictas entre la función cerebral y muscular, así que suele ser imposible diferenciar la fragilidad física de la cognitiva, En este contexto, la MI podría influir en el rendimiento físico y la función muscular, a través de la mediación del sistema nervioso central.
Justificación de una posible correlación entre la microbiota intestinal y la sarcopenia |
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