Sandra Jurado, investigadora del Instituto de Neurociencia de Alicante | 15 AGO 18

“La plasticidad cerebral nos permite cambiar y aprender hasta el final”

No todos los recuerdos son permanentes. El cerebro los potencia y los desecha en función de la importancia que tengan para nuestra supervivencia y día a día. Es el encargado de valorar qué datos podrán sernos de utilidad en el futuro y hacer hueco para las novedades y el aprendizaje
Autor/a: Laura García Merino Agencia SINC

Sandra Jurado, neurocientífica del CSIC-UMH, explica el proceso a través de una característica fundamental de este órgano: su plasticidad.  

La neurocientífica Sandra Jurado (Madrid, 1977), investigadora del Instituto de Neurociencia de Alicante CSIC-UMH, dice que el cerebro nunca descansa. Recibe información de manera ininterrumpida para crear las conexiones necesarias a las que recurrimos cuando recordamos algo. "Refuerza y elimina, construye y destruye: así se conforma nuestra memoria", comenta en esta entrevista con Sinc.

Pero las conexiones necesitan espacio y este órgano no crece ilimitadamente. “Nuestro cráneo es la frontera del cerebro e impide que crezca sin límites en tamaño, volumen o peso según aprendemos. Nunca nos pareceremos a los extraterrestres con grandes cerebros de las películas”, bromea.

“El cráneo es la frontera del cerebro e impide que crezca sin límites. Nunca seremos como esos extraterrestres de grandes cerebros de las películas”

¿Cómo gestiona el cerebro la inmensa cantidad de datos que, consciente e inconsciente, recibe día tras día? ¿Recordamos todo lo que percibimos? O lo que es lo mismo, ¿son permanentes todas las conexiones que el cerebro establece?

La respuesta, según esta experta, cuyos trabajos han sido publicados en revistas como ScienceNature Neuroscience y Neuron, “se sustenta en un concepto: la plasticidad cerebral”.

¿Que te atrajo de la neurociencia?

El cerebro es la frontera del conocimiento. Entenderlo nos proporcionaría las claves para entender muchísimas de las cosas que están mal en nuestra sociedad. Comprender cómo funciona, cómo tomar decisiones… Desde muy pequeñita esto ya me parecía fascinante. Quizá no podía expresarlo de esta manera, pero sí que para mí era la rama más atractiva de la ciencia y la biología. La más interesante.

¿Cómo se forman nuestros recuerdos?

De momento, solo disponemos de hipótesis. En nuestro cerebro hay mecanismos que nos permiten ser flexibles, formar nuevas conexiones entre neuronas e incluso eliminarlas.

Su formación y refuerzo permite que podamos construir recuerdos cada vez más fácilmente. Esto sucede mediante mecanismos que potencian la amplitud y la fuerza de las sinapsis, o con la creación de nuevas conexiones. El olvido está relacionado con su eliminación. Cuanto menos utilicemos una conexión, más posibilidades hay de que esta desaparezca.

A lo largo del día nuestro cerebro recibe una cantidad enorme de información, ¿cómo selecciona aquello que es importante y desecha lo que no lo es?

Nuestro cerebro es una máquina de filtrar increíble. De hecho, desde muy pequeños ya decidimos qué tipo de información nos es relevante y de que cuál podemos prescindir de manera automática.

El cerebro se centra en señales como ruidos estresantes u otros factores importantes para nuestra supervivencia

En este sentido, a nivel de reconocimiento facial, ahora mismo mi cerebro se está centrando en tres puntos principalmente –ojos, nariz y boca–, el resto lo compone sin prestar especial atención; por ejemplo, el contexto de la sala.

Cómo el cerebro selecciona un tipo de información y no otro es también un campo abierto, pero tiene mucho que ver con la evolución de nuestra especie. En general,  se centra en señales como ruidos estresantes u otros factores que puedan tener importancia en nuestra supervivencia e ignora el resto. Temas relacionados con la supervivencia o con estrés y ansiedad son a los que, sin duda, el cerebro va a dar prioridad desde el principio.

¿Qué es y qué supone la plasticidad cerebral?

Supone ser capaz de cambiar. Mediante la plasticidad cerebral somos capaces de modificar hábitos o conocimientos predeterminados y aprender cosas nuevas.

El cerebro que tenemos, es el que hay que usar, así que tiene que ser capaz de cambiar y, a través de cambios microscópicos, codificar lo que es importante, las memorias, que estas desaparezcan cuando ya no las usemos y que sean reemplazadas por las nuevas. De esta manera, podemos aprender hasta el final de nuestra vida. Tan solo con lo que tenemos.

Sin esta plasticidad y esta capacidad de selección de la información y si cada neurona codificara una sola actividad, no daríamos abasto.

¿Es lo mismo que la plasticidad sináptica?

“Sin esta plasticidad y esta capacidad de selección de la información y si cada neurona codificara una sola actividad, no daríamos abasto”

No, existen distintas formas de plasticidad. La cerebral es estructural: antes había una conexión, pero desaparece por distintas causas. Es algo físico, algo que podemos ver.

La otra, la sináptica, funciona en situaciones menos dramáticas. Una conexión se rompe cuando hay algún tipo de traumatismo o de patología. Pero en el día a día, en una situación más normal, consideramos que puede ser más prominente este tipo de plasticidad en la que no se rompen las conexiones –no se ven conexiones rotas – pero, funcionalmente, pueden haberse debilitado o potenciado.

¿En qué momento de la vida el cerebro está más abierto al cambio cuando se expone a estímulos ambientales?

Cuando somos pequeños. La formación de las conexiones en el cerebro humano continúa después del nacimiento. Es una etapa en la que recogemos la mayor parte de la información que luego nos va a servir para nuestra supervivencia en la vida. Los tres primeros años son críticos para obtener esta información, y es cuando se forma la fundación de toda la percepción sensorial, pero no son los únicos.

A lo largo de la vida y si mantenemos una disciplina de aprendizaje y de exposición a cosas nuevas, continuamos aprendiendo, pero no al mismo nivel que en esos momentos, cuando nuestro cerebro está formándose.

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El cerebro da prioridad a la información relacionada con estrés y ansiedad por pura supervivencia. / Olmo Calvo / SINC

¿Podemos entrenar nuestro cerebro para que mantenga esta característica?

 

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