No hay consenso científico sobre por qué el cerebro humano tiene un tamaño relativo tan grande, en comparación con otros seres vivos. Numerosas teorías evolutivas han tratado de explicar esta singularidad, pero ninguna ha conseguido discernir si su crecimiento es una causa o un efecto de otros factores.
Una de las hipótesis más conocidas es que nuestro cerebro creció para permitir a nuestros ancestros desenvolverse mejor en una vida en sociedad cada vez más compleja. Otra hipótesis es que este aumento de tamaño está relacionado con el hecho de que nuestros ascendientes comenzaran a comer carne. El mayor aporte proteico habría permitido la reducción del sistema digestivo, en favor de un incremento de la masa cerebral.
“La ecología ha sido determinante en la evolución del tamaño del cerebro humano, y no aspectos sociales como la cooperación o la competición”
Un nuevo estudio publicado esta semana en Nature rebate esas hipótesis. “Nuestros resultados indican que la ecología ha sido determinante en la evolución del tamaño del cerebro humano, y no aspectos sociales como la cooperación o la competición”, explica a Sinc Mauricio González-Forero, investigador en la facultad de Biología de la Universidad de Saint Andrews (Reino Unido).
Entre estos factores ecológicos se cuentan problemas como encontrar comida, almacenarla, y procesarla para consumirla. “Los cazadores-recolectores que viven en la sabana africana resuelven estos problemas a través de habilidades de rastreo de animales, construcción de herramientas como botellas y contenedores de piel, y con la producción y control de fuego para cocinar alimentos”, explica el investigador.
El estudio concluye que cuando el medio ambiente es inhóspito y los individuos pueden continuar aprendiendo cómo resolver problemas mucho después de la niñez –por ejemplo, porque pueden aprender técnicas difíciles de otros individuos–, esa combinación entre ecología y acumulación de conocimiento produce cerebros de tamaño humano.
Hipótesis ecológicas y sociales para la expansión cerebral. Las hipótesis ecológicas enfatizan los desafíos "contra la naturaleza", mientras que las hipótesis sociales enfatizan los desafíos que involucran a los interlocutores sociales. Aquí dividimos estas hipótesis en cuatro tipos de desafíos que se espera desencadenen diferentes procesos evolutivos.
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