Neuronas sensoriales: células de Merkel | 07 MAY 18

Los mecanismos del prurito crónico

Para algunas personas, hasta el contacto más leve entre su piel y algunos tejidos provoca terribles picores, sobre todo en edades avanzadas

<p>El picor causado por el tacto es más común conforme se envejece y es especialmente problemático para la gente con la piel seca. / Adobe Photostock</p>

Un nuevo estudio en ratones ha identificado un tipo de neuronas sensoriales llamadas células de Merkel que, cuando faltan, provocan ganas de rascarse. El hallazgo servirá para tratar estos desagradables síntomas.

El picor es una sensación molesta en una parte del cuerpo que provoca la necesidad de rascarse. Algunas personas padecen graves picores, sobre todo relacionados con la edad, y no toleran el roce con cierta clase de tejidos. En algunos casos, esto puede derivar en picores intratables, que persisten incluso ante tratamientos con hidrocortisona.

“No hay fármacos contra el picor persistente, por ello queríamos identificar sus causas para tratarlo”, explica Hu

Investigadores de la facultad de medicina de la Washington University en San Luis, EE UU (WUSTL) han descubierto en ratones por qué un leve roce puede provocar estos picores. En el estudio, publicado en Science, también se identifican posibles objetivos terapéuticos.

“El picor causado por el tacto es más común conforme se envejece y es especialmente problemático para la gente con la piel seca o para aquellos que ya han sufrido picor crónico”, explica Hongzhen Hu, profesor asociado de anestesiología en la WUSTL.

“Puede ser muy molesto y no hay fármacos para tratar este tipo específico de picor, por lo que queríamos identificar sus causas para encontrar mejores formas de tratarlo”, añade Hu.

Menos células Merkel, más picor

Mediante estudios en ratones, los científicos descubrieron que el número de cierto tipo de receptores del tacto en la piel –llamados células Merkel– se reduce conforme el animal envejece. También encontraron menos de estos receptores en animales con la piel seca.

Los ratones con menos células Merkel eran más proclives a sentir picor cuando los científicos los rozaban con un hilo de nailon utilizado para analizar las respuestas. Además, los viejos se rascaban más que los jóvenes.

 

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