Trasplantes y fármacos eficaces se mezclan con pseudoterapias | 29 ENE 18

Qué funciona y qué no contra la calvicie

Casi la mitad de los hombres y hasta el 10% de las mujeres sufre alopecia androgenética a lo largo de su vida. Aunque los remedios con evidencia científica se han multiplicado en los últimos años, los timos campan a sus anchas: carboxiterapia, ozonoterapia, bótox capilar, champús crecepelo o masajes revitalizadores del cabello solo sirven para tirar el dinero
Autor/a: Sergio Ferrer Agencia SINC, España

Zinedine Zidane, exfutbolista francés de ascendencia argelina y entrenador del Real Madrid desde 2016, es un hombre con alopecia androgenética. / EFE

Un estudio publicado en la revista JAMA Facial Plast Surgery en 2016 sugería lo que para muchos es una verdad absoluta: que los hombres resultan más atractivos (y parecen más jóvenes) con pelo. Si sumamos a esto que la alopecia androgenética, la forma más común de calvicie, afecta a casi la mitad de los varones y hasta al 10% de las mujeres, resulta fácil de entender la miríada de remedios, con y sin evidencia científica, que encontramos hoy en día.

Antes de solucionar un problema hay que confirmar que existe. ¿Me estoy quedando calvo? El cabello está hecho de queratina, como las uñas y, al igual que estas, se regenera. “Es normal que se caiga algo, al día perdemos unos cien pelos”, explica a Sinc el dermatólogo y tricólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid Sergio Vañó. Tampoco es motivo de preocupación si esta media aumenta, pues varía en función del estrés y la época del año.

El primer paso es un diagnóstico, una valoración de carencias y un análisis para comprobar su grosor, densidad y presencia de cabellos miniaturizados

Cuando la piel del cuero cabelludo comienza a verse y la densidad capilar disminuye, es hora de tomar cartas en el asunto. “Si el paciente clarea suele ser porque el pelo que nace es muy fino. Entonces hay que ir al médico”, recomienda Vañó, que recuerda que es en la consulta del dermatólogo, y no en la peluquería, donde debemos buscar ayuda.

La alopecia androgenética es causada por la acción de las hormonas masculinas, pero afecta a hombres y mujeres jóvenes a cualquier edad tras la adolescencia, aunque en ellas es más común que empiece tras la menopausia. La estrategia para combatirla varía con cada paciente. El director del Instituto de Dermatología Integral de Madrid, Miguel Sánchez, advierte de que “si se pierde tiempo es un territorio que no se recupera fácilmente”.

Hormonas, estrés, alimentación, enfermedades, medicación, vitaminas, minerales… Sánchez explica que en el pelo “influyen muchos factores que hacen que la alopecia avance más rápido”. Por eso el primer paso es un diagnóstico, con una valoración global de posibles carencias y un análisis local del cabello para comprobar su grosor, densidad y presencia de cabellos miniaturizados.

Los pelos miniaturizados resultan fundamentales para determinar si funcionará un tratamiento con fármacos: “Son pelos viables y vivos, que vuelven a salir aunque sean cada vez más pequeños y finos”, aclara Sánchez. “Con tratamientos largos se puede revertir y hacer que mejore su densidad”, pero si hay calvas, “zonas con folículos atrofiados”, el trasplante es la única opción.

Entre estos dos extremos hay un amplio abanico de opciones. Por eso hemos ordenado los tratamientos de más a menos eficaces, desde los dos grupos de fármacos principales a los timos, pasando por terapias más recientes pero con menos evidencia científica.

Finasteride y gatillazos

El finasteride y el dutasteride —este último más potente y reservado a casos difíciles— son los fármacos más populares contra la calvicie. En 2017 el finasteride fue noticia porque según el médico de Donald Trump, a él le debe su ‘pelazo’. “Bloquean una enzima que hace que la hormona testosterona se transforme en otro metabolito que activa la calvicie”, resume Sánchez.

Este fármaco se usa por vía oral y tiene unos efectos secundarios muy temidos por los pacientes. “Entre un 0,5 y un 1,5% sufre disminución del apetito sexual y trastornos de la erección y la eyaculación. Asusta mucho a la gente por si toca, pero estadísticamente es infrecuente y es reversible, por lo que si pasa algo se suspende el tratamiento y se recupera”.

Entre un 0,5 y un 1,5% de los que toman finasteride sufren trastornos de la erección y la eyaculación

Vañó explica el origen del miedo a un medicamento que en EEUU cuenta con asociaciones de afectados: “Se descubrió que servía para la alopecia tras su uso en pacientes mayores con problemas de próstata, por lo que al principio muchos de los problemas no eran por la pastilla sino por la edad. Cuando lo empezó a tomar gente joven sin información leía el prospecto, se asustaba y por efecto nocebo sufría un ‘gatillazo’”.

“Hay una cruzada contra estos fármacos sin base científica porque se han hecho estudios médicos con miles de pacientes. Un chico joven, lo tome o no, tiene el mismo riesgo de sufrir una disfunción eréctil transitoria: un 2%. Tiene un perfil de seguridad excelente”, comenta Vañó.

Sánchez añade que, aunque algún estudio ha analizado si existe algún caso irreversible, “es en gente de más edad o jóvenes con problemas prostáticos o psicológicos”. También se investiga si el finasteride podría inyectarse un par de veces al mes, en lugar de ingerirse, para evitar el temido gatillazo.

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En 2017, el médico de Donald Trump, Harold N. Bornstein, declaró que el presidente de los EE UU se trata la calvicie con finasteride. / Chairman of the Joint Chiefs of Staff

Minoxidil en loción

Este fármaco se utilizaba para tratar la hipertensión hasta que se vio que también inducía el crecimiento de los cabellos, al alargar sus ciclos y grosor. “El problema es que por vía oral produce alteraciones en la tensión, por eso se usa en forma de lociones”, dice Sánchez.

El dermatólogo explica que hoy se investiga para ver si dosis orales muy pequeñas afectarían al pelo sin afectar a la tensión, un sistema que “todavía no está disponible”. Una alternativa que sí se utiliza hoy en día son las inyecciones: “Se inyecta el minoxidil periódicamente para que vaya al folículo con agujas muy pequeñas que no molestan”.

Estas pequeñas inyecciones, similares a las usadas en estética para administrar colágeno, solucionan el mayor inconveniente de este fármaco: su incomodidad. “Es una loción que hay que poner dos veces al día y se absorbe en muy pequeña cantidad, por lo que en pacientes que necesitan dosis más grandes o más veces al día usamos esta técnica como complemento”, añade Sánchez.

Trasplante a la turca

Existe un tercer método para luchar contra la calvicie de forma efectiva: el trasplante. La técnica FUE (‘Follicular Unit Extraction’) encabeza los avances que ha visto la cirugía capilar en los últimos años. Sánchez resume el proceso: “Es muy poco invasiva, consiste en extraer pelo a pelo microinjertos de una zona que no tiene la enfermedad, como la nuca, y con anestesia local se implanta”. La operación es tan laboriosa que hoy se valora el uso de robots como ayudantes.

 

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