Ocultaron estudios durante alrededor de 50 años | 23 NOV 17

La industria del azúcar lleva décadas manipulando la ciencia

Un análisis de antiguos documentos de la Sugar Research Foundation muestra que detuvieron estudios en los que se relacionaba azúcar y enfermedad cardiovascular
Autor/a: Daniel Mediavilla El País, Materia

La industria del azúcar ha ocultado durante alrededor de 50 años estudios efectuados con animales que sugerían los efectos negativos que la sacarosa tiene en la salud. 

Durante la historia de la humanidad, morir de cáncer de pulmón era una verdadera rareza. Sin embargo, el consumo masivo de tabaco, que comenzó a finales del siglo XIX, causó una epidemia mundial. La relación entre el hábito de fumar y el cáncer comenzó a demostrarse en los 40 y a finales de los 50 las pruebas ya eran irrefutables. Sin embargo, en 1960 solo un tercio de los médicos de EE UU creían que el vínculo entre la enfermedad y el tabaquismo era real. A esa confusión de los médicos y la ciudadanía contribuyó también la ciencia. En 1954, Robert Hockett fue contratado por el Comité de Investigación de la Industria del Tabaco estadounidense para poner en duda la solidez de los estudios sobre el daño de los cigarrillos.

Pese a los esfuerzos de aquella industria, la acumulación de pruebas ha logrado que la conciencia sobre los peligros de fumar sea casi universal y que las campañas hayan reducido significativamente el número de fumadores. Pero el negocio del tabaco no es el único que manipuló la ciencia para proteger sus beneficios. Como el tabaquismo, el consumo desmesurado de azúcar es un hábito enfermizo moderno. Y aunque la conciencia sobre los daños del azúcar es algo mucho más reciente, parece que la propia industria era consciente de ellos desde hace mucho tiempo. De hecho, Hockett, antes de buscar la protección del tabaco a través de la confusión, había hecho lo mismo con el azúcar. Entonces, al no poder negar la relación entre sacarosa y caries, trataba de promover intervenciones de salud pública que redujesen daño del azúcar en lugar de restringir su consumo.

Compañías como Pepsi dejaron de financiar estudios al observar que podían demostrar el daño de sus productos

Esta semana, un equipo en el que participan Cristin Kearns y Stanton Glantz, investigadores de la Universidad de California en San Francisco conocidos por señalar los tejemanejes del negocio azucarero, ha recuperado antiguos documentos que muestran su forma de trabajar. Según explican en un artículo publicado en la revista PLOS Biology, la Sugar Research Foundation (SRF), conocida ahora como Sugar Association, financió en 1965 una revisión en el New England Journal of Medicine en la que se descartaban indicios que relacionaban el consumo de azúcar, los niveles de grasa en sangre y la enfermedad cardiaca. Esa misma fundación también realizó estudios en animales en 1970 para analizar esos vínculos. Sus resultados encontraron un mayor nivel de colesterol en ratas alimentadas con azúcar frente a otras alimentadas con almidón, una diferencia que atribuían a distintas reacciones de los microbios de su intestino. Cuando la SRF conoció los datos, que apuntaban a una relación entre el consumo de azúcar y la enfermedad cardiaca e incluso un mayor riesgo de cáncer de vejiga, detuvo las investigaciones y nunca publicó sus resultados.

 

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