Educar, vacunar, eliminar | 28 SEP 16

Día Mundial contra la Rabia

Es una enfermedad prevenible mediante vacunación que afecta a más de 150 países y territorios.
OMS

Educar. Vacunar. Eliminar

El Día Mundial contra la Rabia se celebra cada año para aumentar la concienciación sobre la prevención de esta horrible enfermedad y destacar los progresos hechos en la lucha contra ella. El 28 de septiembre es también la fecha del aniversario de la muerte de Louis Pasteur, el químico y microbiólogo francés que creó la primera vacuna antirrábica.

Hoy día, las vacunas seguras y eficaces para los animales y las personas son uno de los instrumentos más importantes para acabar con las muertes humanas por esta enfermedad, y la concienciación es el impulsor clave del éxito de la participación de las comunidades en la prevención eficaz de la rabia.

El tema para este año es Rabia: Educar. Vacunar. Eliminar. que destaca las dos medidas cruciales que las comunidades pueden adoptar para prevenir la enfermedad y refleja la meta mundial de acabar para 2030 con las muertes humanas por la rabia transmitida por los perros.

Rabia

Datos y cifras

  •     Es una enfermedad prevenible mediante vacunación que afecta a más de 150 países y territorios.
     
  •     En la gran mayoría de los casos fatales de rabia humana, los perros han sido la fuente de infección, contribuyendo a hasta el 99% de todas las transmisiones de rabia a humanos.
     
  •     Es posible eliminar la rabia vacunando a los perros.
     
  •     La rabia causa decenas de miles de muertes cada año, principalmente en Asia y África.
     
  •     El 40% de las personas mordidas por animales presuntamente rabiosos son menores de 15 años.
     
  •     La limpieza inmediata de la herida con agua y jabón tras el contacto con un animal presuntamente rabioso puede salvar la vida.
     
  •     Cada año más de 15 millones de personas en todo el mundo reciben la vacuna tras una mordedura; de este modo se previenen cientos de miles de muertes anuales por rabia.

La rabia es una enfermedad vírica casi siempre mortal una vez que han aparecido los síntomas clínicos. En hasta el 99% de los casos humanos, el virus de la rabia es transmitido por perros domésticos. La rabia afecta a animales domésticos y salvajes y se propaga a las personas normalmente por la saliva a través de mordeduras o arañazos.

La rabia está presente en todos los continentes, excepto en la Antártida, pero más del 95% de las muertes humanas se registran en Asia y África.

La rabia es una enfermedad desatendida de poblaciones pobres y vulnerables cuyas muertes raramente se notifican y que no disponen o no tienen fácil acceso a las vacunas humanas y a las inmunoglobulinas. La rabia aparece sobre todo en comunidades rurales remotas, y los niños de 5 a 14 años son víctimas frecuentes.

El costo medio de la profilaxis tras la exposición a la rabia puede suponer gastos catastróficos para las poblaciones pobres: unos US$ 40 en África y US$ 49 en Asia, donde el ingreso diario medio es de US$ 1–2 por persona.

Prevención
Eliminación de la rabia canina

La rabia es prevenible mediante vacunación. La vacunación de los perros es la estrategia más rentable para prevenir la rabia humana. La vacunación de los perros reducirá no solo las muertes atribuibles a la rabia, sino también la necesidad de profilaxis tras la exposición como parte de la atención a los pacientes mordidos por perros.

Inmunización humana preventiva

Las mismas vacunas seguras y eficaces se pueden utilizar como inmunización preventiva. Se recomienda la vacunación de los viajeros que pasen mucho tiempo al aire libre, particularmente en zonas rurales, y realicen actividades como ciclismo, acampadas o senderismo, y también de los viajeros o expatriados cuya estancia en zonas con riesgo importante de exposición a mordeduras de perros sea prolongada.

También se recomienda la inmunización preventiva de las personas que tienen ocupaciones de alto riesgo, como los trabajadores de laboratorio que trabajan con virus de la rabia y otros lisavirus vivos, y las personas que realizan actividades que puedan ponerlas en contacto directo, por razones profesionales u otras, con murciélagos, animales carnívoros y otros mamíferos de zonas afectadas por la rabia. Como se considera que los niños corren mayor riesgo porque tienen tendencia a jugar con los animales y pueden sufrir mordeduras más graves o no notificar las mordeduras, conviene analizar la posibilidad de vacunarlos si residen o visitan zonas de alto riesgo.

Manifestaciones clínicas

El periodo de incubación de la rabia suele ser de 1 a 3 meses, pero puede oscilar entre menos de una semana y más de un año, dependiendo de factores como la localización del punto de inoculación y la carga vírica. Las primeras manifestaciones son la fiebre, que a menudo se acompaña de dolor o parestesias (sensación inusual o inexplicada de hormigueo, picor o quemazón) en el lugar de la herida. A medida que el virus se propaga por el sistema nervioso central se produce una inflamación progresiva del cerebro y la médula espinal que acaba produciendo la muerte.

La enfermedad puede adoptar dos formas. En la primera, la rabia furiosa, con signos de hiperactividad, excitación, hidrofobia y, a veces, aerofobia, la muerte se produce a los pocos días por paro cardiorrespiratorio.

La otra forma, la rabia paralítica, representa aproximadamente un 30% de los casos humanos y tiene un curso menos dramático y generalmente más prolongado que la forma furiosa. Los músculos se van paralizando gradualmente, empezando por los más cercanos a la mordedura o arañazo. El paciente va entrando en coma lentamente, y acaba por fallecer. A menudo la forma paralítica no se diagnostica correctamente, lo cual contribuye a la subnotificación de la enfermedad.

Diagnóstico

No se dispone de pruebas para diagnosticar la infección por rabia en los humanos antes de la aparición de los síntomas clínicos, y a menos que haya signos específicos de hidrofobia o aerofobia, el diagnóstico clínico puede ser difícil de establecer. La rabia humana se puede confirmar en vida y posmortem mediante diferentes técnicas que permiten detectar el virus entero, antígenos víricos, anticuerpos específicos presentes en el líquido cefalorraquídeo o ácidos nucleicos en tejidos infectados (cerebro, piel), y también en orina o saliva.
Transmisión

Las personas se infectan por la mordedura o el arañazo profundos de un animal infectado. Los perros son los principales huéspedes y transmisores de la rabia y la causa principal de las muertes por rabia humana que ocurren en Asia y África en más del 95% de los casos.

Los murciélagos son la principal fuente de infección en los casos mortales de rabia en las Américas. La rabia del murciélago se ha convertido recientemente en una amenaza para la salud pública en Australia y Europa Occidental. Los casos mortales en humanos por contacto con zorros, mapaches, mofetas, chacales, mangostas y otros huéspedes carnívoros salvajes infectados son muy raros.

También puede haber transmisión al ser humano en caso de contacto directo de material infeccioso (generalmente saliva) con mucosas o heridas cutáneas recientes. La transmisión de persona a persona por mordeduras es teóricamente posible, pero nunca se ha confirmado.

Aunque es raro, también puede contraerse la rabia por trasplante de órganos infectados o inhalación de aerosoles que contengan el virus. La ingestión de carne cruda o de otros tejidos de animales infectados no es fuente confirmada de infección humana.

Tratamiento posexposición

La profilaxis tras la exposición supone que el tratamiento de quien haya sufrido una mordedura se inicie inmediatamente con el fin de impedir que la infección entre en el sistema nervioso central, que provocaría una muerte inmediata. La PPE consiste en:

  •     tratamiento local de la herida, iniciado tan pronto como sea posible después de la exposición;
  •     aplicación de una vacuna antirrábica potente y eficaz conforme a las normas de la OMS;
  •     administración de inmunoglobulina antirrábica, si está indicado.

El tratamiento eficaz inmediatamente después de la exposición puede prevenir la aparición de los síntomas y la muerte.

Tratamiento local de la herida

Los primeros auxilios recomendados consisten en el lavado inmediato y concienzudo de la herida durante un mínimo de 15 minutos con agua y jabón, detergente, povidona yodada u otras sustancias que maten al virus de la rabia.

PPE recomendada

Dependiendo de la gravedad del contacto con el animal presuntamente rabioso, se recomienda la administración de profilaxis tras la exposición tal como sigue (véase el cuadro siguiente).       
                
    

 

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