¿Cómo actúa la vacuna y cuál es su efectividad? | 21 NOV 16

Parotiditis emergente

Revisión sobre la parotiditis infecciosa emergente
Autor/a: Steven Rubin, Richard Kennedy and Gregory Poland The Pediatric Infectious Disease Journal, Volume 35, Number 7, July 2016
INDICE:  1. Página 1 | 2. Referencias bibliográficas
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Introducción

Las paperas es una de las enfermedades infecciosas descritas más antigua, documentada por primera vez por Hipócrates en el siglo V antes de Cristo. Antes del uso generalizado de vacunas contra la parotiditis, la parotiditis era una enfermedad común de la infancia, y casi todo el mundo tenía evidencia serológica de infección anterior a los 15 años.

El virus se propaga por el contacto directo con gotitas respiratorias. La tumefacción de la glándula salival, por lo general la parótida, es la manifestación física más común; sin embargo, el virus de las paperas, un paramixovirus, puede  difundirse ampliamente por todo el cuerpo, incluyendo el sistema nervioso central, causando una amplia gama de presentaciones médicas. Por ejemplo, en la era anterior a la vacunación, la parotiditis era la principal causa de la encefalitis viral y de sordera de aparición repentina en los Estados Unidos.

EL USO CLÍNICO DE LA VACUNA DE LAS PAPERAS

La vacuna ha demostrado ser altamente eficaz, con sólo unos pocos cientos de casos reportados anualmente a finales de la década de 1990, en comparación con los más de 100000 casos en la era pre vacuna

En los Estados Unidos, la vacuna contra las paperas (cepa Jeryl Lynn) fue autorizada por primera vez en 1967 y ha sido administrada como SRP (vacuna trivalente para sarampión, paperas y rubéola, MMR en inglés) desde 1971. Desde 1989, la MMR se administra como una serie de 2 dosis, con la primera dosis entre los 12 y los 15 meses y la segunda entre los 4 y 6 años.

Los anticuerpos neutralizantes se consideran una correlación de protección; sin embargo, el nivel de anticuerpos requeridos no se ha establecido. Por el contrario, en la actualidad no se conoce la existencia de una asociación entre la magnitud o la naturaleza de la respuesta inmune mediada por células a la vacuna y la protección.

La experiencia total previa a la licencia demostró que el 97% de los 6283 niños inicialmente seronegativos desarrollaron anticuerpos neutralizantes luego de la vacunación. Se observaron tasas similares de seroconversión contra el virus de las paperas después de la administración de la MMR. En base a los datos más recientes disponibles, la mediana de 2 dosis de cobertura de vacunación triple viral en los niños en el jardín de infantes en los Estados Unidos es del 94,7% (http://www.cdc.gov/mmwr).

La vacuna ha demostrado ser altamente eficaz, con sólo unos pocos cientos de casos reportados anualmente a finales de la década de 1990, en comparación con los más de 100000 casos reportados cada año (probablemente una subestimación en base a los reportes) en la era pre vacuna, lo que supone una disminución del 99% en la incidencia de la enfermedad.

Sin embargo, desde 2006, hubo un resurgimiento en los casos reportados de parotiditis en los Estados Unidos y en otros países donde la enfermedad estaba previamente bajo control. Estos brotes se han producido predominantemente en universidad y campus universitarios y en ambientes cerrados similares donde la oportunidad para la exposición y la transmisión es alta.

RESPUESTAS INMUNES LUEGO DE LA VACUNACIÓN PARA PAPERAS

La vacunación contra la parotiditis conduce a la expansión de los linfocitos B antígeno específicos y a la producción de anticuerpos específicos para el virus de las paperas. Las respuestas inmunes primarias son inicialmente IgM, seguido de la producción de IgG de baja avidez, mientras que las respuestas secundarias, que experimentaron la maduración de afinidad, se caracterizan por la ausencia de IgM y la presencia de altos títulos de IgG de alta avidez.

Sin embargo, el número de linfocitos y los títulos de anticuerpos son normalmente bastante bajos, mucho menores que las respuestas contra los antígenos que se administran simultáneamente (sarampión y rubéola). Los títulos de anticuerpos del virus de las paperas también se demostraron que decaen a un ritmo mayor que los títulos de sarampión o de rubéola.

También se desarrollan respuestas de las células T de memoria después de la vacunación y se presume que contribuyen a la inmunidad, aunque es probable que la protección completa requiera también respuestas de anticuerpos. La inmunidad celular no ha sido tan bien estudiada como las respuestas de anticuerpos; sin embargo, los datos sugieren que las células T específicas para paperas son detectables mucho tiempo después de la vacunación y de hecho podrían tener una mayor durabilidad que las respuestas humorales.

RESURGIMIENTO DE LAS PAPERAS: VISTAS

Hubo cierta controversia sobre qué factores contribuyen al creciente número de brotes de paperas. El fallo primario de la vacuna no es una causa probable, ya que los datos de numerosos ensayos clínicos muestran seroconversión en más del 95% de los vacunados después de una dosis y de casi el 100% después de 2 dosis. La falta de vacuna o la recepción de sólo 1 de las 2 dosis recomendadas de MMR tampoco es un factor probable, teniendo en cuenta que en algunos brotes casi todos los casos se produjeron en personas con 2 dosis de vacuna.

Algunos han especulado que las diferencias antigénicas entre la cepa de la vacuna de 1967 y las cepas contemporáneas que circulan podrían permitir el escape inmunológico; sin embargo, esto también parece improbable dado que los sueros recogidos de individuos poco después de la vacunación se ha demostrado que neutralizan efectivamente una amplia gama de cepas virales genéticamente dispares.

Por el contrario, la preponderancia de los datos disponibles apunta hacia un fracaso secundario de la vacuna (la inmunidad inducida por la vacuna) como un factor contribuyente importante. Numerosos estudios asociaron el tiempo después de la vacunación con la disminución de los niveles de anticuerpos específicos del virus de las paperas, con la disminución de la efectividad de la vacuna y con un aumento de las probabilidades de contraer la enfermedad.

En contraste con las paperas, se producen con poca frecuencia casos de sarampión y de rubéola en personas con una historia documentada de 2 dosis de vacuna triple viral, lo que sugiere cierta característica intrínseca de la vacuna contra las paperas que limita su efectividad a largo plazo. De hecho, hay un número de diferencias cualitativas y cuantitativas entre la respuesta inmune al componente de paperas de la MMR en comparación con las respuestas a los componentes del sarampión y la rubéola.

Por ejemplo, comparado con los niveles de células B de memoria específicos contra sarampión y rubéola, se encontró que el número de células B de memoria contra el virus de las paperas en la vacuna MMR es muy bajo, y que los anticuerpos producidos son de menor avidez. Las pruebas de avidez de los anticuerpos en los casos de parotiditis revelaron que una significativa parte de los casos tienen tanto IgM como IgG de alta avidez. Esto indica que la vacunación satisfactoria previa era insuficiente para prevenir la infección subsiguiente.

Un hallazgo relacionado es el basado en el descubrimiento de la inmunoinformática de que la secuencia de aminoácidos de regiones clave del objetivo inmunológico más importante de la cepa de la vacuna del virus de las paperas Jeryl Lynn (la proteína hemaglutinina-neuraminidasa) no es óptima para facilitar la interacción entre las células B y las células T helper CD4 que es requerida para una memoria inmunológica robusta. Los estudios de las células T específicas del virus de las paperas se centraron en la linfoproliferación y en la producción de IFN-γ.

 

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