La epidemia baja en Liberia y recrudece en Sierra leona | 11 NOV 14

Cuba se vuelca en la lucha contra el ébola en África

La llegada de sanitarios extranjeros a los países afectados empieza a dar sus frutos.

José Naranjo Monrovia 

“Hemos venido a ayudar a nuestros hermanos liberianos, pero también a impedir que esto se convierta en pandemia global”, asegura Junior Diéguez, un joven epidemiólogo cubano. Este experto trabaja en el centro de tratamiento de ébola MOD1, en la capital liberiana. Cinco médicos cubanos de los 53 que llegaron el pasado 22 de octubre a este país supervisan desde hace unos días la ubicación de los tanques de agua clorada y que los protocolos de seguridad se cumplan a rajatabla. En total, el país caribeño ha enviado a 256 profesionales sanitarios a Guinea-Conakry, Liberia y Sierra Leona para combatir la epidemia de ébola, la mayor respuesta en personal sanitario frente a esta amenaza. Estados Unidos y Reino Unido también han reaccionado en las últimas semanas, aunque con el acento puesto en personal militar. Médicos chinos, suecos, alemanes y africanos empiezan a dejarse ver. El reto ahora es conseguir que esta ayuda, “positiva, pero tardía”, según Médicos sin Fronteras, se canalice a donde realmente hace falta.
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Cuando en verano Naciones Unidas hizo un llamamiento internacional para el envío de personal sanitario a los países golpeados por el ébola, la reacción cubana no se hizo esperar. Hasta ese momento, eran los más de 3.300 trabajadores de MSF y los médicos y enfermeros de las estructuras de salud locales los que, prácticamente en solitario, se enfrentaban a los estragos causados por el virus. “Se presentaron voluntarios más de 20.000 profesionales de la salud”, asegura Carlos Dupuy, coordinador de la Brigada Médica Cubana en Liberia. “Esto solo se explica por la política de internacionalismo que puso en marcha en nuestro país desde el inicio del proceso revolucionario”. Los médicos y enfermeros seleccionados, todos hombres, tenían experiencia previa en países africanos de habla inglesa, aunque no en ébola. Por eso, han recibido una formación intensiva a cargo de la Organización Mundial de la Salud, primero en La Habana y luego en los países donde han sido desplegados: 53 en Liberia, 165 en Sierra Leona y 38 en Guinea-Conakry.

En Monrovia, los profesionales cubanos han sido asignados al centro de Ébola MOD1, recientemente inaugurado y que el pasado jueves acogió a sus primeros pacientes. Allí lideran la atención médica junto a sanitarios liberianos y de la Unión Africana (Ruanda, Uganda, Etiopía, Namibia, Angola), todos contratados temporalmente por la OMS. “Es un centro excelente, muy bien construido, los americanos lo han hecho muy bien”, asegura Adrián Benítez, epidemiólogo cubano. Y es que esta infraestructura ha sido levantada en unas pocas semanas por soldados estadounidenses como parte de su inmenso y visible despliegue en la zona. Con una larga historia de hostilidad en el último medio siglo, hoy cubanos y estadounidenses se enfrentan a un enemigo común en Liberia.

En total, EE UU ha enviado a 170 profesionales sanitarios a los tres países, así como un millar de soldados solo a Liberia, país con el que mantiene enormes vínculos en materia de cooperación. Los militares fueron desplegados para la construcción de nuevos centros y, además del MOD1, para estos días se espera la inauguración de una unidad con 25 camas destinada a trabajadores de la salud y situada cerca del aeropuerto, así como otro centro en el interior del país. Además de estadounidenses y cubanos, decenas de militares y técnicos británicos trabajan también en Sierra Leona para la construcción de seis centros, uno de los cuales acaba de ser inaugurado en Freetown donde también trabajará personal sanitario cubano. Igualmente, los chinos empiezan a dejarse notar con la llegada de un puñado de profesionales sobre el terreno, así como la avanzadilla de equipos suecos, alemanes y de otros países africanos.

“Ahora sí estamos viendo una respuesta, aunque desgraciadamente ha llegado tarde”, asegura Natacha Reyes, coordinadora médica de Médicos sin Fronteras en Liberia. Hace dos meses, los enfermos morían en las calles de Monrovia porque no había centros suficientes, pero ahora hay camas de sobra, sobre todo tras la acusada ralentización del ritmo de contagios. En este momento el problema que se presenta es “ajustar la respuesta a los cambios de la epidemia y hacerlo en el momento adecuado”, según Reyes. Es decir, que los actores que ya están en el terreno y los que vendrán se orienten no a construir nuevas camas, sino al seguimiento de contactos, la gestión de entierros y el trabajo con las comunidades, así como al reforzamiento de los colapsados sistemas de salud. De hecho, la cantidad de camas para pacientes de ébola se ha multiplicado por tres en Guinea-Conakry, Liberia y Sierra Leona desde agosto, pasando de 284 a 1.047, según cifras de la OMS. En Liberia, en concreto, hay 600.

El dinero, por su parte, también empieza a llegar. Como grandes donantes se encuentran Estados Unidos (240 millones de euros), la Unión Europea (200 millones) y el Banco Mundial (150 millones), aún lejos de las necesidades de 1.000 millones calculadas por Naciones Unidas y a falta de que se concreten las promesas de muchos países que han prometido fondos.


La epidemia baja en Liberia y se recrudece en Sierra leona

JOSÉ NARANJO, Monrovia

La epidemia de Ébola que afecta en este momento a tres países de África occidental y que ha provocado casi 14.000 contagios y más de 5.000 muertes parece estar reduciendo su ritmo de transmisión en Liberia, el país globalmente más afectado, con 2.700 fallecidos, donde tan solo se han registrado 19 casos confirmados en las últimas tres semanas de octubre. Las razones de este descenso hay que buscarlas en el cambio de comportamientos fruto de una mayor comprensión de la enfermedad. “Ahora cuando alguien tiene síntomas en una comunidad se produce una suerte de aislamiento espontáneo de esa vivienda hasta que llegue el personal sanitario con la protección adecuada” asegura Natacha Reyes, coordinadora de MSF en el país.

Sin embargo, las noticias no son nada buenas en Sierra Leona, donde en los últimos 21 días del mes pasado se produjeron nada menos que 1.160 nuevos contagios, alcanzando ya plenamente a todas las regiones. El ritmo más elevado de transmisión se está produciendo en este momento en la capital, Freetown, así como en las provincias próximas de Bombali y Port Loko. Por el contrario, las provincias de Kenema y Kailahun, muy afectadas este verano, apenas registraron 10 y 4 casos respectivamente hace dos semanas. Mientras tanto, la epidemia mantiene su ritmo constante en Guinea-Conakry, donde los contagios siguen siendo altos en Macenta y en la capital, Conakry, donde se produjeron 12 casos en una semana.

Todos los expertos coinciden en señalar que no se debe bajar la guardia y que la única manera de derrotar al Ébola es hacerlo en todos los países afectados.


El médico de Nueva York contagiado de ébola recibe el alta
El doctor Spencer era el último enfermo del virus en tratamiento en Estados Unidos

Vicente Jiménez Nueva York

El doctor Craig Spencer, de 33 años, el primer caso de ébola en Nueva York que motivó un despliegue sin precedentes para evitar la extensión del virus, será dado de alta este martes en el hospital Bellevue, donde ha estado ingresado y aislado desde el pasado 23 de octubre, según han informado fuentes del Ayuntamiento. “Después de un riguroso tratamiento y tras haber sido practicadas las pruebas necesarias, el doctor Spencer ha sido declarado libre de contagio”, señaló un portavoz municipal.

Está previsto que el médico comparezca este martes ante los medios de comunicación para hacer una declaración, acompañado del alcalde, Bill de Blasio. “El doctor Spencer no supone ningún riesgo para la salud pública y mañana abandonará el centro”, confirmó Ana Marengo, portavoz del hospital Bellevue, una de las instituciones de referencia del Estado de Nueva York para atender casos de ébola.

El médico contrajo la enfermedad en Guinea, donde colaboraba con Médicos sin Fronteras. Regreso a Nueva York el 17 de octubre y seis días después fue ingresado con fiebre alta. Las pruebas confirmaron que se trataba del ébola. Inmediatamente, las autoridades sanitarias lanzaron un gran despliegue para localizar a las personas que habían estado en contacto con el médico. La novia y dos amigos fueron aislados en sus domicilios, ya que no presentaban síntomas. También fueron esterilizados los lugares de Nueva York (una bolera en Brooklyn, un café y un restaurante en Manhattan) por los que el médico pasó antes de sentirse enfermo. El taxista con el que viajó en uno de sus trayectos por la ciudad tampoco resultó contagiado.

El Ayuntamiento no informó si Spencer volverá a su casa en Hamilton Heights, en el norte de Manhattan, donde su novia continúa en cuarentena, o si se instalará en otro lugar. Los dos amigos que también fueron aislados ya han podido volver a su vida normal. Pese a la gravedad de su estado en las primeras fases de la enfermedad, Spencer mejoró día a día, hasta el punto de solicitar su banjo y una bicicleta estática para hacer ejercicio.

El médico ha recibido tratamiento con un medicamento experimental y con transfusiones de la sangre de Nancy Writebol, la misionera de 59 años que se infectó de ébola en Liberia y sobrevivió a la enfermedad. La recuperación del médico ha confirmado que el combate contra el virus con los medios adecuados produce resultados positivos en un porcentaje muy elevado de casos. Mientras que en los países de África Occidental afectados (Guinea, Liberia y Sierra Leona) fallece el 80% de los enfermos, siete de los ocho pacientes tratados en Estados Unidos han sobrevivido, al igual que la enfermera española Teresa Romero. El único fallecido en suelo estadounidense por ébola fue el ciudadano liberiano Thomas Eric Duncan, cuyo diagnóstico se retrasó más de lo debido por una mala praxis del hospital donde fue atendido.

La experiencia de Dallas, con dos enfermeras infectadas por su contacto con Duncan, permitió abordar el caso de Spencer en Nueva York con más garantías. A las 24 horas del ingreso del médico en el hospital, el Gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y su homólogo de Nueva Jersey, Chris Christie, anunciaron que todos los pasajeros llegados de África Occidental deberían someterse a una cuarentena obligatoria de 21 días.

 

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