Revisión y caso clínico | 02 FEB 15

Flujo vaginal anormal

Revisión sobre la etiología, características y tratamiento del flujo anormal en la mujer.
Autor/a: Radia Fahami BMJ 2013;347:f4975

Una mujer de 29 años se presenta a la consulta con prurito vulvar y flujo vaginal blanco, espeso y sin olor. No presenta dispareunia ni sangrado vaginal anormal. Al examen clínico el abdomen no está tenso, la vulva impresiona normal y al examinar con espéculo se observa flujo blanco y espeso.



¿Qué se debe tener en cuenta?

Características del flujo: comienzo, duración, color, olor, consistencia (puede ser más o menos espeso), cambios cíclicos, factores que lo exacerban (por ejemplo entre relaciones sexuales).

Síntomas asociados: prurito, dispareunia, dolor abdominal, sangrado vaginal anormal y fiebre podrían indicar infección de transmisión sexual.

Historia sexual: Investigue si la paciente se encuentra en riesgo de adquirir una enfermedad de transmisión sexual (menor de 25 años, nueva pareja sexual, más de una pareja sexual, antecedentes de infecciones sexuales.)

El uso de anticonceptivos puede afectar el flujo.

El embarazo puede alterar las características del flujo y es un factor importante para el tratamiento.

Medicación actual o tratamientos previos: los antibióticos, corticoides y las drogas de venta libre como el clotrimazol pueden alterar el flujo vaginal normal.

Enfermedades: como diabetes o  pacientes inmunocomprometidos.
Causas no infecciosas: reacciones alérgicas,  pólipos o ectopía cervical, tumores del aparato genital, cuerpo extraño (tampón).

Las causas más frecuentes son fisiológicas, vaginosis bacteriana y candidiasis.

Tabla 1: Características de las diferentes causas de flujo vaginal anormal

¿Cómo debe actuar?

Examen clínico:

Si la paciente se niega a la revisación, puede administrarse tratamiento para candidiasis o vaginosis bacteriana si presenta bajo riesgo de infección de transmisión sexual y no presenta síntomas del tracto genital superior.

Palpación abdominal: busque masas o rigidez.

Inspeccione la vulva en busca de flujo, eritema, ulceras, cambios en la piel o lesiones.

Examen pélvico bimanual: para revisar anexos y útero, zonas rígidas y masas o movimiento cervical (lo que puede indicar enfermedad inflamatoria pélvica)

 

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