Formando puños | 20 DIC 12

Las manos evolucionaron para la lucha, no sólo la destreza

"El papel que ha jugado la agresión en nuestra evolución no ha sido suficientemente apreciado".

   La mano del hombre evolucionó no sólo por la necesidad de destreza manual para utilizar herramientas, tocar el violín o pintar una obra de arte, sino también para formar puños y luchar, según concluye un estudio de la Universidad de Utah (Estados Unidos), publicado en 'Journal of Experimental Biology'.
 
   En comparación con los simios, los humanos tienen palmas y los dedos más cortos y más largos, más fuertes y los pulgares flexibles, características que se han pensado durante mucho tiempo que han evolucionado para la destreza manual para fabricar y utilizar herramientas.
 
   "El papel que ha jugado la agresión en nuestra evolución no ha sido suficientemente apreciado", dice el autor principal del estudio y profesor de biología de la Universidad de Utah David Carrier. A su juicio, hay gente a la que no le gusta esta idea, pero en comparación cn los mamíferos, "los grandes simios son un grupo relativamente agresivo, con muchas peleas y violencia", lo que, según Carrier, incluye al hombre.
 
   "Nuestra anatomía contiene pistas. Si somos capaces de entender lo que nuestra anatomía ha evolucionado para hacer, vamos a tener una idea más clara de lo que éramos al principio, y si la agresión es parte de lo que somos", argumenta el director de la investigación, quien también cree que las manos humanas evolucionaron para mejorar la destreza manual. Pero añade: "Las proporciones de las manos también nos permiten hacer un puño, proteger los delicados huesos de mano, los músculos y los ligamentos durante el combate cuerpo a cuerpo".
 
   "A medida que nuestros ancestros evolucionaron, un individuo que podría golpear con el puño cerrado lo haría más fuerte sin hacerse daño, por lo que estaría en mejores condiciones para luchar y por lo tanto tendría más posibilidades de reproducirse", dice. Además, Carrier subraya que las peleas también fueron por la comida, el agua, la tierra y la vivienda para mantener una familia y "sobre el orgullo, la reputación y de venganza".
 
   "Si una postura del puño proporciona una ventaja en el rendimiento para la perforación, las proporciones de las manos también pueden haber evolucionado en respuesta a la selección para la capacidad de lucha, además de la selección de destreza", afirma Carrier.
 
   La investigación, financiada por la Fundación Nacional de Ciencia, probó por primera vez la hipótesis de que los seres humanos pueden golpear más fuerte con el puño. Así, Carrier y el coautor del estudio, Michael H. Morgan, de la Universidad de Utah, analizaron los golpes a un saco de boxeo de diez estudiantes y no estudiantes masculinos, de 22 a 50 años, con experiencia en las artes marciales o boxeo.
 
La bolsa se instrumentó para permitir el cálculo de la fuerza de los golpes y bofetadas: puños de martillo generales y bofetadas, puñetazos y golpes laterales y hacia adelante y golpes de palma.
 
   Para sorpresa de los investigadores, la fuerza máxima es la misma, si la bolsa fue golpeada con un puño o mediante una bofetada con la mano abierta, pero  el pico de estrés entregado al saco de arena (la fuerza por unidad de superficie) fue de 1,7 a tres veces mayor con el puño que con una bofetada. "Debido a que tienen una mayor presión al golpear con el puño, es más probable que causen más daño" a los tejidos, los huesos, los dientes, los ojos y la mandíbula, según Carrier.
 
   Además, los investigadores midieron la rigidez de la articulación del nudillo del primer dedo y cómo la fuerza se transfiere desde los dedos hasta el pulgar, mediciones que se realizaron con los puños normales, reforzados o cuando los puños parciales no estaban respaldados. Los resultados fueron que la yuxtaposición proporcionada por el puño humano aumentó la rigidez de la articulación del nudillo cuatro veces y se duplicó la capacidad de los dedos para transmitir la fuerza.
 
   El argumento estándar es que una vez que los ancestros del hombre salieron de los árboles, la selección para la escalada desapareció y llegó a ser dominante la selección para la manipulación. "Una posible explicación alternativa es que nos pusimos de pie sobre dos patas y las proporciones de la mano evolucionaron para golpearse", agrega Carrier, que recalca que los monos no golpean con el puño cerrado.
 
   Además, los investigadores subrayan que los seres humanos utilizan los puños como exhibiciones de amenaza. "Si se está enojado, la respuesta refleja es formar un puño. Si se quiere intimidar a alguien, le haces señas con el puño", ejemplifica Carrier, tras destacar que hay una diferencia entre el tamaño corporal de hombres y mujeres (dimorfismo sexual) que es mayor si hay más competencia entre machos de una especie de primates.
 
   "La diferencia entre los sexos de los seres humanos y los gorilas es principalmente en la parte superior del cuerpo y los brazos, y en especial las manos", dice Carrier. "Podría decirse que la mano es nuestra arma anatómica más importante, que se usa para amenazar, golpear y matar", escriben los autores, que también apuestan por la evolución de la mano para el arte, el uso de herramientas o tocar instrumentos, entre otras cosas.

 

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