Síndrome del Cautiverio | 02 JUL 12

Cómo «leer la mente» de personas que no pueden comunicarse

Hay personas que, aunque están despiertas y conscientes, no puede comunicarse porque están completamente paralizadas. No pueden hablar de viva voz, ni escribir, ni hacer gestos.

Su condición se conoce como el Síndrome del Cautiverio. Viven atrapados en su propio cuerpo. Como tras su cuerpo inmóvil hay una cabeza que funciona, los científicos han buscado soluciones en el estudio del cerebro para intentar «leer sus mentes». 
 
FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A.  02/07/2012  
 
  Las técnicas disponibles hasta ahora sólo ofrecían una solución parcial al problema. Si el paciente es capaz de mover los ojos, su orientación —a derecha o izquierda— puede servir para responder «sí o no». Incluso, si se le presentan cuatro opciones para preguntas más complejas, arriba y abajo pueden completar el repertorio. Un gran avance, pero que limita la capacidad de expresión del «cautivo» a lo que se le ocurra a su interlocutor, el único con posibilidad de ofrecer respuestas. Él no puede crear las suyas propias.

Otro enfoque hace uso del análisis del cerebro mediante una técnica conocida como «Imagen por Resonancia Magnética Funcional» (IRMf). Ésta permite analizar las partes del cerebro que se activan —fluye más sangre por ellas— en los distintos procesos cognitivos. Es un proceso complejo y que varía mucho entre cada persona, por lo que no permite «leer la mente». Aun así, se puede entrenar a una persona con Síndrome del Cautiverio para aprovecharlo. Hacer sumas y restas para responder «sí», intentar mover los brazos para responder «no», recitar un texto responder «no sé», por ejemplo. Cada uno de estos pensamientos activa zonas muy diferentes del cerebro y permite distinguirlas e interpretarlas.

Un grupo de investigadores ha diseñado un dispositivo mediante el que un sujeto puede elaborar respuestas propias y complejas, utilizando la estrategia de la IRMf. ¿Cómo? Deletreando. En el alfabeto inglés hay 26 fonemas, que sumadas al «espacio» hacen 27. Son demasiados para ser asociados, uno a uno, a distintos procesos cognitivos. Pero con un poco de pericia, las 27 letras pueden representarse sólo con un tiempo de espera y tres pensamientos, ejecutados durante un periodo de tiempo concreto. Expresar cada letra supone hasta un minuto, pero ofrece al «cautivo» toda la complejidad del lenguaje humano. Los propios científicos implicados han denominado a su aparato un «deletreador en tiempo real».

 

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