A Lucía la ayudó mucho el doctor Boerr, del hospital Alemán, donde le practicaron la cirugía para corregir las eventraciones que le habían quedado de las operaciones anteriores y colocarle una malla en el intestino que evite que se vuelvan a producir. La operación es gratuita, en el marco de la semana de Enfermedades Inflamatorias Intestinales (del 18 al 22 de junio), entre las que se encuentran la colitis ulcerosa y la Enfermedad de Crohn, que es la que padece Lucía.
La historia la cuenta Lucía desde la casa de Tapiales, que comparte con su madre. Su papá, responde Lucía a la pregunta, está internado por un tiempo en un hogar "porque es discapacitado desde hace 23 años, cuando lo balearon y quedó sin sensibilidad en las dos piernas. Ahora, mi mamá, que es como su enfermera personal se está recuperando de una infección por la que estuvo internada. Está muy débil y no puede cuidarlo", cuenta Lucía y desnuda una situación familiar llena de dificultades.
Unos días antes de su sexta operación, que resultó exitosa, Lucía tiene una calma que sorprende. Y cuenta que se debe a la enorme confianza que tiene en el doctor Boerr, quien la trata desde hace un tiempo, cuando ante un nuevo intento de internarla (algo que sucedía casi una vez por mes durante casi cuatro años), dijo basta.
Una larga historia
"Todo empezó en el año 2005. Me había ido de vacaciones a la Costa y cuando volví empecé a tener problemas. Me empecé a sentir mal, estaba descompuesta. Pensé que era el cambio de clima, o algo que había comido. Hasta que a fines de abril ya no podía ni comer, y comencé con deposiciones con sangre. En un cumpleaños familiar la llamé a mi hermana para contarle y me di cuenta de que eran los mismos síntomas que tenía cuando era chica y me habían tenido que internar", relata Lucía y agrega que se trataba de dolor de panza, anemia y deshidratación.
Le habían diagnosticado colitis ulcerosa cuando tenía 9 años en el hospital Garrahan, donde desde 1996 tenía que hacerse controles cada dos años. "Entonces fui al hospital, y me tuvieron que internar porque perdía sangre sin parar. Me tuvieron que operar, por primera vez. Me dijeron que iban a sacar todo lo que estuviera enfermo. Y me sacaron el intestino grueso completo, me hicieron una colectomía subtotal y, además, me despierto y tengo una ileostomía o ano contranatura (una abertura en la pared abdominal para llevar los desechos fuera del cuerpo cuando el colon o el recto no está trabajando apropiadamente)", cuenta.
Le habían explicado que el proceso tenía tres partes. La primera fue esa operación; la segunda, una reconstrucción del intestino y en la tercera le iban a sacar "la bolsita", todo en un año que se volvieron cuatro por distintas complicaciones.
"Al principio, con la ileostomía me la pasaba llorando, no sabía cómo iba a hacer con eso. Pero después me puse canchera", dice, tranquila, ahora que ya no la tiene.
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