Ciencia a lo loco, por Diego Golombek | 26 FEB 12

John & Paul & Todos juntos ahora

Según los estudiosos del funcionamiento neuronal y el lenguaje, el modo de hablar y escribir revela muchos aspectos de nuestra personalidad. ¿Qué ocurre si aplicamos estas investigaciones a las caciones de Los Beatles?

Por Diego Golombek

Cómo se pasa de de mí hacia tí o ella te ama a vengan todos juntos o el amor que te llevas es igual al amor que haces?

Cómo hablamos y cómo escribimos dice mucho, muchísimo sobre lo que somos, lo que pensamos de nosotros mismos y cómo decidimos mostrarnos al mundo. Si pensamos en lo último que hayamos escrito o charlado seguramente tengamos la sensación de que el centro del contenido esté en los sustantivos y adjetivos que hayamos usado (comidas, trabajos, familia...). En realidad, hay unas palabritas que utilizamos todo el tiempo y son nuestros verdaderos espejos: los pronombres -sí, esos que aprendimos allá lejos y hace tiempo: yo, tú él, nosotros, este, aquel y tantos más-. Es curioso, estas palabrejas representan sólo el 0,1 por ciento del vocabulario, pero son cerca de la mitad de los vocablos que usamos cotidianamente. Son tan pequeñas y expertas en el juego de la escondida que muchas veces nuestro cerebro no las percibe conscientemente.

Y, como corresponde, hay pronombrólogos especialistas en desenmascarar sus significados ocultos, como un tal James Pennebaker de la Universidad de Texas, que descubrió que cuando la gente con alguna experiencia traumática deja de usar pronombres en primera persona del singular (yo, mi) y pasa a usar otros (nosotros, vos, ellos) refleja una mejoría en su condición. Siguiendo esta línea, descubrió que son las palabras funcionales, como los pronombres, artículos o preposiciones y no las palabras con contenido (sustantivos, adjetivos, adverbios) las que permiten adentrarse en la personalidad del hablador o escribidor. Y resulta que las palabritas son mucho más frecuentes que las palabrotas (el top 20 se compone exclusivamente de palabras funcionales). Es más, en algunos casos de lesiones de áreas cerebrales del lenguaje se pierde esta capacidad de usar palabras conectoras (que estarían relacionadas con nuestras capacidades sociales) y, en otros, palabras con contenido. Efectivamente, en las afasias de Broca -relacionada con áreas más frontales y sociales del cerebro- se tiende a hablar sin conectores, sin pronombres o preposiciones (eehhh... chica... auto... esteeee... nuevo...) mientras que en las afasias de Wernicke se pueden obviar los conceptos centrales del discurso (yo, acá hay uno y creo que está al lado de ese otro, así que podría ver eso todo junto).

En términos generales, los que más usan palabras funcionales y conectoras tienden a ser más organizados, estables y hasta conservadores que los más contenidistas.

 

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