Factores de crecimiento | 20 DIC 10

El poder reparador de la sangre

Han sido la solución para varios deportistas.

Cristina de Martos | Madrid

"Medicina de vanguardia para el cerebro del Barcelona". "Nadal halla el alivio para sus rodillas"... Estos son algunos de los titulares que han protagonizado los factores de crecimiento, una técnica cuyo uso se va extendiendo por todo el mundo y cuya popularidad va creciendo con casos como los del tenista Rafa Nadal o el futbolista Xavi Hernández.

Retirados definitivamente de la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) a finales del mes de septiembre, y con el consenso del Comité Olímpico Internacional acerca de su uso en la medicina deportiva, ratificado en las páginas del 'British Journal of Sports Medicine' este mismo mes, los factores de crecimiento han sido la solución para varios deportistas que arrastraban incómodas lesiones. "Es uno de los grandes avances en cirugía regenerativa y se logra con nuestras propias proteínas", explica a ELMUNDO.es Eduardo Anitua, director científico del Instituto de Biotecnología (BTI) de Vitoria y pionero en nuestro país del uso de este plasma rico en plaquetas (PRP), como también se conoce a esta terapia.

Pero sus aplicaciones van más allá. La idea cuajó en el laboratorio de este especialista en estomatología gracias a sus trabajos con implantes, que perseguían mejorar la calidad del hueso en personas que sufrían una degeneración del maxilar. Y del sillón de los dentistas, los primeros en usarlo, saltó a las consultas de estética, dermatología, traumatología... "Es una aventura en la que nos hemos ido embarcando", explica Víctor García, presidente de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética (SEMCC). Además de eficaz –aunque algunos expertos se muestren cautelosos y pidan más estudios–, la técnica es sencilla y "está funcionando muy bien", asegura García.

Imitación del organismo

Las bondades del plasma rico en plaquetas empezaron a estudiarse en la década de los 80. La idea es simple: cuando nuestro cuerpo sufre una lesión, se ponen en marcha varios mecanismos encaminados a repararla. La activación de estos procesos depende de los factores de crecimiento, que "actúan como señales que les indican a las distintas células lo que deben hacer: acudir al lugar de la herida, aumentar su número, etc.", explica Anitua. De ahí que esos factores, fabricados por las plaquetas, tengan propiedades antiinflamatorias, angiogénicas (formación de vasos sanguíneos) y regenerativas, entre otras. Lo que se propuso hace ya varias décadas es que un concentrado de estas células, obtenido y aplicado de la forma correcta, podría acelerar los procesos de reparación del cuerpo. Con este propósito en mente, empezaron los ensayos y muchos vieron que funcionaba.

El PRP se ha hecho muy popular a raíz de casos sonados como el de Nadal, cuya "lesión crónica se ha curado gracias a esta técnica", asegura el médico que lo trató, Mikel Sánchez, traumatólogo de la USP Clínica La Esperanza (Vitoria). Pero no es oro todo lo que reluce y "las pequeñas variaciones en la técnica pueden ser muy determinantes", advierte Lluis Orozco, del Centro Médico Teknon en Barcelona.

 

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