Libros para todos | 27 ENE 10

¿No sabe qué leer en estos días?

Una serie de novedades editoriales que pueden encontrar en usted el lector que todo texto busca. ¡Haga la prueba!

Lo que Maisie sabía 
Autor: JAMES, Henry 

ISBN: 978-987-1228-80-5 / Páginas: 264 / Traducción: Edgardo Russo 


“Por su complejidad y la delicadeza de su ejecución, la obra de James tiene pocos herederos. Hace tres décadas, alguna crítica inglesa supuso que Los sonámbulos de Hermann Broch podía ser un derivado del último James. Más próximos a su espíritu están ciertos latinoamericanos taciturnos como José Bianco, Sergio Pitol y el Adolfo Bioy Casares de Moscas y arañas. La grandeza de James está hecha de omisiones y de inexistencias, y lo no dicho enriquece sus ficciones más que lo dicho. En épocas tan poco propicias para las elipsis como las que lo sucedieron, el ejercicio de un arte como el suyo parece poco posible. James condujo la novela a uno de sus límites, agotó ese límite mediante una incesante exploración y saltó al otro lado. Para seguirlo en la aventura habría sido preciso tener su genio, vivir su vida, escribir por segunda vez sus prodigiosas narraciones.” Tomás Eloy Martínez, La Nación,  19 de septiembre de 2009.

Lo que Maisie sabía fue definida por Jorge Luis Borges como “una horrible historia de adulterio narrada a través de los ojos de una niña que no está capacitada para entenderla”, y podría calificarse como un insólito cruce entre Alicia y Lolita. Una delicia para los amantes de James. Un descubrimiento para los que no se hayan acercado demasiado a su obra".


Las Hortensias y otros relatos 
Prólogo de Julio Cortázar
Autor: HERNÁNDEZ, Felisberto 

ISBN: 978-987-1228-70-6 / Páginas: 224 

 
“Si no hubiese leído las historias de Felisberto Hernández en 1950, hoy no sería el escritor que soy”.
Gabriel García Márquez.

“No es casual que la abrumadora mayoría de sus relatos haya sido escrita en primera persona (pero Las Hortensias, gran excepción, parecería volcarlo igualmente en el personaje central del cuento en lo que toca a las pulsiones más hondas, acaso las más inconfesables dentro del contexto de su ambiente y de su tiempo). Basta iniciar la lectura de cualquiera de sus textos para que Felisberto esté allí, un hombre triste y pobre que vive de conciertos de piano en círculos de provincia, tal como él vivió siempre, tal como nos lo cuenta desde el primer párrafo. Pero apenas lo reconocemos una vez más –buenos días, Felisberto, ¿cómo te irá ahora, tendrás un poco más de dinero, las piezas de tus hoteles serán menos horribles, te aplaudirán esta vez en los teatros o los cafés, te amará esa mujer que estás mirando?–, en ese reconocimiento que sólo ha tomado unos pocos párrafos se instala ya lo otro, el salto fulgurante a lo único que vale para él: el extrañamiento, la indecible toma de contacto con lo inmediato, es decir con todo eso que continuamente ignoramos o distanciamos en nombre de lo que se llama vivir.” Julio Cortázar

“Felisberto Hernández es un escritor que no se parece a ninguno: a ninguno de los europeos y a ninguno de los latinoamericanos; es un ‘atípico’ que escapa a toda clasificación y encasillamiento pero se presenta como inconfundible con sólo abrir la página.” Ítalo Calvino .


Sobre las falsas creencias 
Del suicidio, la inmortalidad del alma y las superticiones
Autor: HUME, David  ISBN: 978-987-1228-67-6 / Páginas: 208 / Traducción: Valeria Schuster

La inmortalidad del alma, la condena del suicidio y la perspectiva de alcanzar una felicidad eterna, son creencias que han compartido la mayoría de las religiones occidentales, como así también aquellas filosofías que entienden al hombre como un ser que posee, en mayor o menor medida, una naturaleza divina. Negar tal linaje celestial no debería devolvernos una imagen miserable de la estirpe humana sino más bien, y tal como sostiene Hume, nos permitirá preguntarnos una vez más por el justo valor y la meta de nuestras vidas.  
 

La mujer desnuda 
Prólogo de Elvio E. Gandolfo
Autor:  SOMERS, Armonía 
ISBN: 978-987-1228-68-3 / Páginas: 128 
 
Publicada inicialmente con seudónimo en 1950, La mujer desnuda causó un escándalo sin precedentes en el ámbito de la literatura uruguaya, no sólo por su audaz contenido sexual sino además por el misterio de la identidad del autor. La obra llegó al gran público recién en 1966, cuando Armonía Somers ya había publicado dos colecciones de cuentos, así como su segunda novela, De miedo en miedo. Escritora de inusual intensidad, su obra ha sido emparentada con la de los grandes narradores uruguayos del siglo XX, Juan Carlos Onetti. Felisberto Hernández y Mario Levrero, y con autoras como Clarice Lispector y Marosa di Giorgio. 

“Todo es insólito, ajeno, desconcertante, repulsivo y a la vez increíblemente fascinante en la obra narrativa más inusual que ha conocido la historia de nuestra literatura: los libros de Armonía Somers.” Ángel Rama, Marcha, Montevideo, 1963. 

“Su obra ocupa un sitio más que marginal único. Sólo se la puede asociar, aun en ese entorno tan poco preciso de la literatura femenina, a islas o continentes orgullosamente idiosincráticos: los relatos de Clarice Lispector o de Djuna Barnes, o algunos de los textos de Marguerite Duras.” Elvio E. Gandolfo, Clarín, 1986
 

La ciencia como calamidad
Un ensayo sobre el analfabetismo científico y sus efectos.
Marcelino Cereijido
GEDISA 

La ciencia ya no es un solo atributo ventajoso de nuestra especia, sino que se ha constituido en un elemento indispensable de la supervivencia. Si la ciencia desapareciera hoy, nosotros, los descendientes de aquellas criaturas que no habían necesitado de ciencia moderna, podríamos parecer, porque ahora sí nos es indispensable. En nuestros días somos demasiado numerosos como para poder sobrevivir en las naciones modernas sin energía, abrigo, alimentos, medicina y tecnología derivados de la ciencia. Si tocáramos el planeta con una varita mágica que hiciera desaparecer la ciencia y todo lo producido por la ciencia y la tecnología, en pocos días moriría por lo menos un 80% de la humanidad.

Hoy la distribución desigual de la ciencia moderna entre pueblos de la Tierra nos ha colocado al borde de la extinción. Este desastre puede ocurrir a causa de un aumento creciente del oscurantismo habitual que menoscaba esa ciencia de la cual ahora dependemos, o porque el competidor pone en juego estrategias que arruinan el modelo que manejamos nosotros y nos fuerza a desempeñarnos en situaciones en las que nuestra manara reinterpretar resulta poco menos que inservible. Con el estilo claro que caracteriza sus ensayos Cereijido nos sugiere una serie de tareas que debemos emprender para mejorar t tratar de salir vivos de este trance.

 

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