Los jóvenes tienen una deuda de sueño | 18 AGO 09

Sueño y obesidad vs. notas escolares

La falta crónica de horas de descanso aumenta el riesgo de sobrepeso y éste, a su vez, altera el buen dormir.

Nora Bär

Más de un padre o madre atribulados desearían tener una bola de cristal para conocer las razones que explican los aplazos de sus hijos...

Entre todas ellas, evidencias científicas crecientes sugieren que hay dos que se vinculan para formar un cóctel que predice el mal rendimiento en la escuela: la obesidad y la somnolencia diurna.

"Hay un doble mecanismo: por un lado, la reducción de las horas de sueño se asocia con alteraciones metabólicas, intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina -dice el doctor Daniel Pérez Chada, jefe de Neumonología del Hospital Universitario Austral (HUA)-. Por otra parte, la obesidad favorece la aparición de alteraciones respiratorias durante el sueño. Nosotros vimos que los adolescentes que roncaban tres veces por semana o más tenían notas más bajas en lengua y en matemática, lo que sugiere que la fragmentación del sueño inducida por el ronquido interfiere con el proceso de aprendizaje."

Pérez Chada y el doctor Daniel Cardinali, investigador del Conicet y del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UBA, junto con Christopher Drake, del Hospital Henry Ford, de Michigan, Estados Unidos, y Santiago Pérez Lloret, también del HUA, firman un trabajo que acaba de publicarse en el International Journal of Neuroscience, en el que pasan revista a las últimas evidencias sobre el tema.

Muchos informes sugieren que los adolescentes necesitan más de ocho horas de descanso por noche, pero que las actividades sociales y otros patrones inducidos por el actual estilo de vida, sumados a los horarios escolares que exigen estar bien despierto desde muy temprano por la mañana, los conducen a acumular una deuda crónica de sueño.

Se sabe también que la reducción del descanso y los trastornos del sueño alteran el metabolismo y los ritmos endocrinológicos normales. Un reciente trabajo finlandés realizado en niños demostró que dormir menos horas durante la noche generaba cambios hormonales que aumentaban el apetito. Otro trabajo, que los hábitos de sueño se correlacionan con el consumo de alimentos: cuanto menor es la cantidad de horas de descanso mayor es la tendencia a ingerir alimentos con más aporte de calorías. "Recientemente -agrega el especialista-, se demostró en seres humanos que el porcentaje de horas de sueño lento se asocia en relación inversa con el índice de masa corporal. Es decir, que los sujetos que tienen un menor porcentaje de sueño lento presentan un mayor riesgo de sufrir obesidad."

 

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