Publicado en "JAMA" | 01 JUL 09

Los biomarcadores no sirven para prevenir los futuros episodios CV

Según un artículo publicado en JAMA, predicen los eventos, pero no son útiles a la hora de establecer las terapias preventivas.

Los actuales marcadores biológicos de riesgo cardiovascular tienen una escasa utilidad para decidir las mejores terapias que deben seguir los pacientes, según concluye un estudio llevado a cabo conjuntamente por investigadores del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) y la Universidad de Lund (Suecia) y publicado en el último número de la revista The Journal of the American Medical Association (2009;302:49-57).
 
Concretamente, los resultados muestran que la medida de los marcadores biológicos conocidos de la enfermedad cardiovascular mejora sólo ligeramente la capacidad para predecir un futuro ataque cardiaco o ictus en lo individuos sanos, pero no lo suficiente como para cambiar las terapias preventivas.
 
Sin embargo, y en palabras del Dr. Thomas Wang, investigador principal del estudio, “aunque parece no existir un papel para el uso rutinario de los marcadores biológicos en la detección del riesgo cardiovascular, nuestros datos no excluyen su utilidad en determinados pacientes”. De hecho, y en opinión del Dr. Wang, debe esperarse que las nuevas tecnologías sean capaces de identificar biomarcadores útiles para una predicción personalizada del riesgo cardiovascular.
 
 
Establecimiento del riesgo
 
Los factores de riesgo convencionales como el tabaquismo, la hipertensión, el colesterol y la edad pueden identificar a los individuos bajo mayor riesgo de ataque cardiaco o ictus, pero muchas personas sin estos factores siguen sufriendo estos graves episodios.
 
Por ello, los autores se centraron en dos marcadores biológicos muy estudiados en la enfermedad cardiovascular, la proteína C-reactiva y el N-BNP, así como sobre 4 marcadores identificados recientemente: Cistatina C, Lp-PLA2, MR-proADM y MR-proANP.
 
En el estudio participaron más de 5.000 personas del Estudio Malmö sobre Dieta y Cáncer (MDC) de la Universidad de Lund de las que se disponían de datos de riesgo cardiovascular y muestras sanguíneas. Los investigadores analizaron los niveles en plasma de seis marcadores en las muestras tomadas cuando los participantes entraron en el estudio y utilizaron los números de identificación de ciudadanía sueca para seguir los episodios coronarios y cardiovasculares posteriores en los registros hospitalarios en un periodo medio de 13 años.
 
Los resultados mostraron que dos de los marcadores, el N-BNP y el MR-proADM, mejoraron la predicción de episodios coronarios, definidos como ataque cardiaco o mortalidad derivada de una enfermedad cardíaca isquémica. Por su parte, el N-BNP y la proteína C-reactiva mejoraron la predicción de los episodios cardiovasculares. Sin embargo, cuando se evaluó la capacidad de los marcadores para situar a los individuos a las categorías de más o menos riesgo, el posible impacto sobre las decisiones de tratamiento –contrariamente a como sucede con los factores de riesgo convencional– fue mínimo.
 
Según señala el Dr. Christopher Newton-Cheh, coautor del trabajo, “ya que de la elección de las terapias podría depender la categoría de riesgo en la que se incluye un paciente, trasladar a pacientes entre categorías podría conducir a un cambio terapéutico. Aunque se produjo más movimiento entre categorías en los pacientes inicialmente clasificados como de riesgo intermedio, que dio lugar sobre todo a movimientos a los niveles más bajos, sigue siendo necesario descubrir marcadores que puedan establecer una diferencia significativa en la predicción del riesgo cardiovascular”.

 

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