PNIE 18 | 13 JUL 09

Desordenes afectivos: Depresión

"Creo que todos los cuadros depresivos, son enfermedades biológicas y sistémicas, pero con indudable gatillo y repercusión psicosocial. Aceptamos que sus bases fisiopatológicas producen los síntomas depresivos, los mantienen y son responsables de la recurrencia y de la cronicidad."
Autor/a: Dra. Andrea López Mato Fuente: Curso Psiconeuro-Inmuno-Endocrinología 

Contenidos del curso de capacitación en PNIE dictado por la Dra. Andrea Marquez Lopez Mato. En colaboración con Dr. Gonzalo Illa, Dra Paula Oyhamburu y Srta. Fiorella Velasco.

Parte I

Dra. Andrea Marquez Lopez Mato

En estas dos entregas describiremos a la depresión como enfermedad sistémica.

En esta primera parte detallaremos los mecanismos neurobiológicos dependientes del cerebro y en la segunda los sistémicos, incluyendo los neuroendocrinos entre ellos. Al final de la segunda entrega intentaremos la diferenciación neurobiológica de los desordenes afectivos, diferenciados según DSM IV.

Antes de describir la patofisiología de las depresiones, quiero realizar una breve reseña histórica, que explica la iluminación o el oscurantismo que ha gobernado la búsqueda de marcadores biológicos de los trastornos depresivos durante siglos.

Hace aproximadamente cien años, se decía que la depresión era una enfermedad psíquica menor, que no era causa de muerte salvo los casos extremos de suicidio, que no generaba discapacidad, que cada episodio se restituía ad integrum, y que raramente evolucionaba a la cronicidad. Se decía también que era rara la recurrencia, que era una reacción vivencial, que era psicológica, de explicación psicodinámica, que la influencia de los factores del entorno era la máxima, que no dejaba lugar para vulnerabilidad genética y que se trataba con psicoterapias llamadas “profundas”.

Como ocurre siempre en la historia, el péndulo, cincuenta años después, se dirigió hacia el extremo opuesto, y entonces se dijo, también erróneamente, que la depresión era una enfermedad puramente cerebral. Creíamos que era un disbalance cuali-cuantitativo de neurotransmisores o péptidos, que era puramente genética, y creíamos, al contrario que antes, que no había lugar para la influencia de factores psicológicos o del entorno. Se dijo entonces que el tratamiento no era psicoterápico sino sólo biológico, que la depresión tenía síntomas psiquiátricos y algunas manifestaciones somáticas y se dijo que la sintomatología psicológica era sólo la consecuencia del mal funcionamiento cerebral.

Contrariamente a cuando Fray Luis de León retomó su cátedra en Salamanca y dijo: “decíamos ayer…”, ahora no podemos decir lo mismo. Tratamos hoy que el péndulo vuelva a un justo lugar de equilibrio, porque en el intervalo de supuestos y contradicciones, comenzamos a descubrir y a describir complementariedades.

"Creo que todos los cuadros depresivos, son enfermedades biológicas y sistémicas, pero con indudable gatillo y repercusión psicosocial."

¿Cuál es mi pensamiento actual? Creo que todos los cuadros depresivos, son enfermedades biológicas y sistémicas, pero con indudable gatillo y repercusión psicosocial. Aceptamos que sus bases fisiopatológicas producen los síntomas depresivos, los mantienen y son responsables de la recurrencia y de la cronicidad. Y sabemos que se caracteriza por trastornos de la alimentación, del sueño, por dolores, por síntomas neurodistónicos, mucho más allá del cerebro, es decir que involucramos ahora en la depresión, (y eso es lo que voy a mostrar, en este apartado) los aparatos endócrino, digestivo, cardiovascular, inmunitario, gonadal, renal, hemodinámico, respiratorio, somatosensorial, osteoarticular, y obviamente el sistema nervioso central y autónomo. Es decir que la depresión afecta al cuerpo en su totalidad.

Por eso creo que hoy la depresión no puede ser vista como una enfermedad sólo cerebral, sino que es una enfermedad multisistémica. Sin embargo, es más o menos biológica y más o menos sistémica, según el tipo de desorden depresivo, como aclararé al final de la segunda entrega.

Desde el mismo punto de vista, prefiero definirla como la patología de la pérdida de los mecanismos adaptativos u homeostáticos normales.

Es una enfermedad que comienza o termina en la neurona y la glia, comprometiéndola severamente, pero no se limita sólo a ella, ni a los complejos circuitos cerebrales. Sabemos que llega a ser neurotóxica y neurodegenerativa en su progreso, pero es incapacitante desde el inicio, debido a la minusvalía que produce en el cuerpo en su totalidad.

Obviamente exceden a este apartado las consideraciones psicodinámicas y socioculturales de las depresiones y nos focalizaremos en las alteraciones fisiopatológicas.

Para comprenderlo mejor vamos a dividirla en:

•  a) alteraciones neurofisiológicas,

•  b) alteraciones neuroquímicas,

•  c) alteraciones neuroendócrinas,

•  d) alteraciones sistémicas.

A- Alteraciones Neurofisiológicas

Excede la incumbencia de este apartado realizar una extensa revisión de las alteraciones neuroimagenológicas de los desórdenes afectivos, por lo cual incluimos bibliografía de consulta hacia el final.( incluida aquella publicadas en nuestras obras). Pero consignemos someramente que, en líneas generales, las depresiones presentan en imágenes por SPECT menor flujo cerebral frontal superior izquierdo y derecho y menor flujo de la corteza cingular, estando esta última más o menos involucrada según la cantidad de ansiedad que exista en forma comórbida.

 

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