Algunas vez se ha preguntado cómo se detiene milagrosamente su sangre y forma una costra después de una herida. Los investigadores han descubierto este mecanismo a un nivel molecular.
"El cuerpo humano tiene una capacidad increíble para curar las abrasiones y contusiones de la vida", dijo la coautora del estudio Wesley P. Wong, investigadora principal del Instituto Rowland en la Universidad de Harvard, en un comunicado de prensa de la universidad.
"Un aspecto central de esta respuesta al daño es la capacidad para detener la pérdida de sangre, un proceso conocido como hemostasis", apuntó Wong. "No obstante, la regulación de la hemostasis es un acto de equilibrio complejo".
Si alguien tiene demasiada actividad hemostática, puede desarrollar un exceso de coágulo, lo que resulta en trombosis, que es una afección potencialmente mortal. Por otra parte, si hay muy poca actividad hemostática, una persona podría sangrar hasta morir, de acuerdo con la información de fondo del comunicado de prensa.
Para alcanzar y mantener un equilibrio hemostático correcto, el cuerpo tiene un sistema de retroalimentación controlado por fuerzas minúsculas en el sistema de circulación. Las fuerzas se aplican al dominio de la A2 altamente sensible de la proteína de coagulación llamada factor Willebrand (VWF), que actúa como un "sensor de fuerza", explicaron los investigadores.
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