Neurociencias / Desarrollo de científicos argentinos | 07 ABR 09

Diseñan un test para detectar una demencia difícil de diagnosticar

Hasta ahora no había instrumentos útiles para identificarla en sus etapas tempranas.

De izquierda a derecha, Torralva, Gleichgerrcht, Roca y Manes Foto: LA NACION   /   Mariana Araujo Nora Bär

Hace un año y medio, el senador norteamericano Pete Domenici anunció que le sería imposible buscar una séptima reelección. Esto no tendría nada de particular si no fuera porque la razón de su retiro fue una enfermedad degenerativa llamada demencia frontotemporal (DFT)... y que no había impedido que lo votaran.

El diagnóstico de este raro trastorno caracterizado por cambios en la conducta de los pacientes que muchas veces sólo detectan los familiares y que, a diferencia de la enfermedad de Alzheimer, padecen personas que están en plena actividad es un verdadero desafío aun para médicos experimentados.

"Cuando sometemos a estos pacientes a las pruebas tradicionales de memoria, de lenguaje y de funciones espaciales, rinden bien -explica el doctor Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro-. Por otro lado, frecuentemente no se reconoce en los estudios de imágenes la atrofia en los lóbulos frontales que acompaña a este trastorno, o se confunde el cuadro con un problema psiquiátrico. Todo esto hace que se trate de una enfermedad que se diagnostica tarde."

Ahora, tras cinco años de estudios, Manes y su equipo lograron desarrollar una batería de pruebas más sutil y precisa para capturar los déficits sociales y ejecutivos característicos de este problema, lo que permite una detección precoz de los pacientes. El trabajo acaba de publicarse en la que se considera la revista número uno de la neurología, Brain.

La demencia frontotemporal es una enfermedad neurológica que afecta las regiones frontales y temporales del cerebro, responsables de nuestra conducta. Se caracteriza por desinhibición (comportarse inapropiadamente y de forma impulsiva) o apatía (falta de interés), pérdida de empatía (disminución de la respuesta a necesidades o sentimientos de los otros), cambios en los patrones de alimentación (en algunos pacientes, preferencia por los hidratos de carbono) y déficits en la toma de decisiones con preservación de la memoria y la habilidades visuoespaciales. En etapas avanzadas, la resonancia magnética revela atrofia de los lóbulos temporales del cerebro.

"La progresión conduce a una disminución en el juicio social y financiero -afirma la licenciada Teresa Torralva, jefa de Neuropsicología de Ineco y del Instituto de Neurociencias, y primera autora del trabajo, que también firman María Roca y Ezequiel Gleichgerrch-. Los pacientes presentan poca o ninguna preocupación por sus actos, pero tienen preservadas habilidades cognitivas como el lenguaje, la memoria, la atención, la orientación y el coeficiente intelectual."

Para posibilitar la detección temprana de este problema, los científicos diseñaron una batería de tests y los compararon con los que se utilizan habitualmente.

 

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