Recomiendan no obligar a los chicos a saludar

Por: Pilar Ferreyra

"¡Saludá chiquita!". La orden al llegar a algún lugar, o al recibir a alguien en la propia casa, casi siempre era acompañada de un leve empujoncito si la nena o el nene en cuestión "estaba papando moscas". Así solían enseñar los padres de antes, a sus hijos, una norma de convivencia básica como el saludo. Como una obligación pareja para niños y niñas: Había que saludar a todos. Sin discriminación. Lo mismo daba a los vecinos, que a parientes y amigos. Hoy los especialistas dicen "no a la obligación de saludar".

El saludo tiene que ver con el respeto y el cariño. Pero ni es necesario obligar a los hijos a dar un beso, ni es indispensable que reciban el beso de los adultos.

"A algunos les cuesta mucho que los besen o besar y los papás se ponen mal porque el chico se niega a recibir un beso o una caricia, o a hacer lo mismo. Cuando en realidad un ''hola'' es tan afectuoso y cordial como dar un beso", detalló el jefe del servicio de Psicopatología y Salud mental del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Dice que no a todos los chicos les resulta placentero el acercamiento físico, y que a veces, la reacción de no saludar se asocia a "lo desconocido".

Para la psicóloga y psicoanalista Elda Irungaray no hay nada mejor que el ejemplo de los padres para que tarde o temprano aprendan a saludar. "Si a un chico hay que obligarlo a saludar es porque no tiene un buen ejemplo. El saludo es tan elemental como lavarse los dientes. ¡Qué mal si hay que obligar a un chico a saludar!", advierte y apunta que hay chicos a los que les cuesta saludar. "La vergüenza se relaciona con la inhibición, con una cuestión de personalidad", puntualiza Irungaray.