"Obesos y famélicos" | 05 ENE 09

Los síntomas de un problema mundial

Conclusiones del economista y sociólogo indio Raj Patel.

El autor apunta en su libro "Obesos y famélicos" una paradoja del sistema alimentario: “Tanto las personas más hambrientas como las más obesas son pobres”. Patel, uno de los teóricos de la antiglobalización, insta a la gente a hacerse vegetariana.

El hambre golpea a 800 millones de personas. Y mil millones de seres humanos sufren de sobrepeso.En el volumen Obesos y famélicos –convertido en un hito antiglobalización que anticipa la crisis alimentaria mundial– el economista y sociólogo indio Raj Patel desentraña una de las mayores paradojas de la actualidad: mientras la humanidad produce más alimentos que en toda su historia, una cifra superior al diez por ciento de la población padece hambre. La problemática analizada por Patel en su trabajo explora también otro fenómeno relacionado con la misma contradicción: el hambre que golpea a 800 millones de personas en el mundo transcurre al mismo tiempo que otro record histórico, ya que mil millones de seres humanos sufren hoy de sobrepeso.

“El hambre y el sobrepeso globales son síntomas de un mismo problema. Es más, el camino que podría conducirnos a erradicar el hambre del mundo serviría de paso para prevenir las epidemias globales de diabetes y afecciones cardíacas, y para hacer frente a un montón de males medioambientales y sociales”, sostiene el activista indio. En Obesos y famélicos, recién publicado en la Argentina por editorial Marea tras convertirse en best-seller en otros trece países, Patel explica que tanto unos como otros están vinculados entre sí por las cadenas de producción que llevan los alimentos desde el campo hasta la góndola de los supermercados y de ahí a la mesa familiar.

El economista analiza cómo esta paradoja es la consecuencia inevitable de un sistema globalizado manejado por las grandes corporaciones internacionales que sacan provecho de toda la cadena alimentaria mundial afectando desde las condiciones paupérrimas de los campesinos en América o Africa, hasta las góndolas abarrotadas de los supermercados, donde la libertad de elección del consumidor es sólo una farsa.

“Guiadas por su obsesión por los beneficios, las grandes corporaciones que nos venden comida delimitan y constriñen nuestra forma de comer y nuestra manera de pensar sobre la comida. En los puntos de venta de la comida rápida es donde con mayor claridad se ven las actuales limitaciones”, señala. Patel, que reside en la ciudad norteamericana de San Francisco, sostiene que el impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial es tal que “tanto las personas más hambrientas como las más obesas son pobres”.

El investigador avala sus hipótesis con datos bien contundentes: estudios realizados en California, por ejemplo, indican la relación directa existente entre el tiempo que se emplea en ir a trabajar y el nivel de obesidad. Otra de las tesis de su obra es que los campesinos son hoy los que más hambre pasan en el mundo, mientras que a las personas de las zonas urbanas de los países ricos, el capitalismo las lleva a “trabajar mucho para poder llegar a fin de mes, sin tiempo libre y sin posibilidad de comer en buenas condiciones”. En este sentido, recuerda que en Estados Unidos, un veinte por ciento de las comidas rápidas se consumen dentro de un automóvil, porque “muchas personas no tienen otra elección”.

 

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