Y lo creen inofensivo | 27 OCT 08

Éxtasis: cada vez más adolescentes lo consumen

Datos estadísticos advierten que muchos jóvenes no creen que sea una droga adictiva, ni que cause daños en la salud. Infobae.com habló con un médico, un ex consumidor y un psicólogo sobre sus efecto reales.

Por Mariela Bernardi Infobae.com

Según datos de la Secretaría de Programación para la Prevención de las Adicciones (Sedronar) basados en un relevamiento realizado con estudiantes secundarios el año pasado, el 7% de los alumnos de 12 a 17 años recibió oferta directa de éxtasis.

Además, el 29,6 % de los estudiantes del nivel medio cree que probar una o dos veces esa droga no tiene riesgos para la salud o son muy leves e incluso un 10,7% sostiene que hacerlo frecuentemente tampoco trae aparejados daños.

"Muchas veces, su empleo se produce para seguir disfrutando de las fiestas y no registrar los signos de alarma y agotamiento que emite el organismo", explica la doctora Norma Vallejo, subsecretaria de Prevención y Asistencia del Sedronar a Infobae.com.

La especialista explica que el éxtasis forma parte de las denominadas "drogas de diseño", que son sustancias psicoactivas de origen sintético fabricadas por el hombre o creadas a partir de modificaciones de su estructura química en laboratorios clandestinos.

"Tengo que reconocer que el nombre de la pastilla es tentador, pero lo que más me atrajo es lo que escuché sobre sus efectos", señala Sebastián, que probó éxtasis a los 20 años. "Quería probar si era verdad todo lo que decían y la primera vez tomé en una disco, con amigos. Experimenté una sensibilidad muy fuerte, una sensación de amor y de conexión con todo el mundo", relata.

Según Pablo Nacthigall, psicólogo, "muchos jóvenes no saben como acceder a estados de de mayor relajación y autoestima, que trasciendan su cotidianeidad y optan por consumir éxtasis como una vía rápida hacia un estado emocional intenso. En el fondo, es una búsqueda de forma inadecuada para vivenciar estados de conciencia no ordinarios, que en vez de entrenarse para lograrlos por vía natural, terminan haciéndolo artificialmente por un químico. Y, lamentablemente, puede generar una adicción, con todos los efectos colaterales que eso trae aparejado".

Nachtigall subraya además que el problema principal entonces es que ese estado emocional inducido por una sustancia no lleva a ningún tipo de aprendizaje ni crecimiento, ya que el joven, luego de pasado los efectos, vuelve a sentir las mismas represiones que tenía antes. Por lo tanto, es probable que vuelva a consumir la pastilla "para entrar sin escalas a ese estado".

Sebastián coincide con la opinión del psicólogo consultado por Infobae.com y agrega: "Te deja en ese estado de 'amor con todo el mundo', pero cuando se termina el efecto vuelven todas las barreras". Hoy pasaron siete años de que Sebastián probara éxtasis y ya no consume. Con cierta distancia sobre el tema, señala: "Ahora los chicos toman muchísimas pastillas en una noche porque cuando empezás a tomar, necesitás más para lograr la misma experiencia y eso me parece realmente peligroso".

 

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