En abril, el Congreso aprobó una ley que establece la obligatoriedad de realizar a toda embarazada, entre las semanas 35 y 37 de gestación, un test para determinar la presencia del estreptococo del grupo B. Esa bacteria, presente en el 20% de las embarazadas, puede ocasionar infecciones graves en los recién nacidos. Infecciones, en su gran mayoría, prevenibles.
Si bien todavía es muy pronto como para evaluar cuál ha sido el impacto de la obligatoriedad del análisis en la Argentina, la experiencia de Chile, donde la pesquisa universal del estreptococo B comenzó a ser introducida en 2000, aporta datos alentadores.
"En nuestro centro, que es un centro de referencia para niños graves, teníamos a fines de los 90 alrededor de 3 casos de sepsis por estreptococo B por cada mil recién nacidos vivos. Hoy, gracias a la introducción de la pesquisa universal, tenemos alrededor de 0,6 casos por mil", dijo a LA NACION el doctor Enrique Oyarzún, jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
En el XXVI Congreso Internacional de Obstetricia y Ginecología, que se realizó en la ciudad de Buenos Aires esta semana, el doctor Oyarzún presentó la experiencia de la introducción de la pesquisa universal para estreptococo B en Chile, que hoy se aplica en el 20% de los partos en ese país.
"La estrategia más utilizada durante años para prevenir estas infecciones perinatales, tanto en Norteamérica como en nuestros países, fue buscar, durante el trabajo de parto, la presencia de factores de riesgo de infección -explicó Oyarzún-. En presencia de esos factores, se recurría a antibióticos durante el trabajo de parto."
Si bien esa estrategia permitía reducir el riesgo de transmisión perinatal, comentó el experto, "no era suficiente. Hoy existen evidencias de que la pesquisa universal reduce aún más ese riesgo." La pesquisa universal es la que establece la ley argentina, según la cual toda embarazada debe ser sometida entre las semanas 35 y 37 de la gestación a un test para evaluar la posibilidad de infección, que se realiza a partir de un hisopado vaginal y rectal.
En los casos positivos, "se trata a la embarazada con penicilina, que es un antibiótico barato y de fácil acceso, desde el inicio del trabajo de parto. Esto permite reducir significativamente el riesgo de infección, que presenta una alta letalidad, pero que además puede dejar secuelas neurológicas en quienes sobreviven".
Impacto de la ley
En la Argentina, todavía es muy pronto como para evaluar el impacto de la introducción de la ley que obliga a realizar la pesquisa universal, coincidieron las doctoras Angela Gentile, del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), y Liliana Vázquez, coordinadora del área de Infectología Perinatal del Funcei.
"Creo, sí, que, a partir de la ley hay más conciencia entre los obstetras, pero también entre las pacientes que a su vez movilizan a los médicos -opinó Vázquez-. Por otro lado, creo que hay que seguir trabajando, ya que en toda nueva reglamentación a veces hay fallas en su implementación, que no es igual en todos los ámbitos."
En algunos centros, la implementación de la pesquisa universal es incluso anterior a la ley. "En Cemic, comenzamos a aplicar la estrategia de factores de riesgo, y desde hace un año estamos haciendo la pesquisa en forma rutinaria", comentó el doctor Gustavo Leguizamón, jefe de la Unidad de Embarazo de Alto Riesgo de esa institución.
"Estamos observando que la ley se está cumpliendo en todo el país", comentó por su parte Daniel Salum, que a través de su sitio www.prevencionegb.com.ar llevó adelante una campaña a favor de la pesquisa universal, tras perder a su hijo Ramiro por esa enfermedad.
Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION