Impacto de la prematurez en el crecimiento y desarrollo.

El manejo clínico de los pacientes dentro de la sala de cuidados intensivos neurológica plantea innumerables desafíos que requieren de la toma racional de las decisiones, basada en un profundo conocimiento médico y en un confiable sistema de monitoreo de múltiples variables fisiológicas. Estos requisitos, junto con un grupo de trabajo que se maneje de acuerdo con los principios básicos del neurointensivismo, procurando minimizar el efecto del daño secundario, favorecen el pronóstico de aquellos enfermos con compromiso agudo del sistema nervioso central (SNC).

Por ello resulta entonces fundamental, conocer las bases fisiopatológicas de las distintas entidades a las que a diario tratamos.

El tejido neural es susceptible de ser afectado por distinto tipo de noxas que ocasionan lesión anatómica en el momento mismo de su presentación (daño primario), seguido por una serie de eventos en cascada a nivel celular y subcelular que incrementan más tardíamente la magnitud de la lesión inicial (daño secundario).

Las formas de respuesta cerebral ante los diferentes tipos de agresión son limitadas y si bien varían de una entidad nosológica a otra, presentan similitudes que motivan un abordaje en común, considerándolas como correspondientes a la fisiopatología de la lesión neurológica aguda.

Dado que en el traumatismo encéfalocraneano (TEC) además de la exposición propia y característica a un agente mecánico, también se presentan fenómenos de extravasación hemática e hipoperfusión tisular con isquemia, se genera de hecho una situación de modelo y objeto fisiopatológico de estudio común que aporta elementos de conocimiento a otras entidades.