Salud / Prevención | 02 ABR 07

Dar el buen paso

lo que hay que saber sobre caminatas.

Caminar es un ejercicio sencillo, al alcance de la mayoría de las personas, y aporta numerosos beneficios: disminuye el colesterol y la presión, ayuda a combatir el sobrepeso, levanta el ánimo. Aquí, un programa para ponerse en marcha, sin excusas

Ejercicio sencillo y al alcance de la grandísima mayoría de la gente si los hay, caminar es una de las formas más fáciles de mantenerse físicamente activo, prevenir enfermedades y ayudar al tratamiento de numerosos problemas de salud: desde males cardiovasculares hasta depresión, pasando por la diabetes y las alteraciones articulares. La caminata relaja, vigoriza, fortalece los músculos, permite quemar más calorías, aumenta el colesterol “bueno”, disminuye y estabiliza la presión arterial, mejora el acondicionamiento cardíaco y la calidad del sueño...

La lista de beneficios es muy larga y, como contrapartida, los riesgos no son muchos. La Asociación Americana del Corazón señala que la mayoría de las personas sanas pueden comenzar un programa de caminatas de baja o moderada intensidad, pero para evitar complicaciones se aconseja la consulta médica en todos aquellos casos en que exista alguna enfermedad previa o la persona tenga hábitos sedentarios desde hace tiempo. Síntomas como mareos, dolor de pecho o de brazo, molestias articulares u óseas o el sentirse extremadamente cansado y con dificultades para respirar obligan a interrumpir cualquier programa de ejercicios, por moderados que sean, y a consultar de inmediato con el médico. Después de los 40 años –y mucho más tratándose de personas sedentarias–, el chequeo previo debería ser una recomendación impostergable.

Para que la caminata sea una actividad más placentera y entretenida, se sugiere encontrar compañía para caminar de a dos (o en grupos más grandes). Los espacios verdes siempre son los más relajantes y atractivos, pero si esto no sea posible –por problemas de horarios, por distancia, etc.– recurrir a un gimnasio es una opción muy aceptable, así como salir a caminar por el barrio o la ciudad, con los recaudos razonables en materia de seguridad.

Antes y después de hacerlo es necesario realizar ejercicios de estiramiento y elongación  para prevenir lesiones. Se aconseja dividir la práctica en tres etapas, que incluyen un tiempo de acondicionamiento, otro de caminata rápida y otro de enfriamiento. Las sesiones deben comenzar de a poco e ir en aumento hasta alcanzar, como mínimo, los 40 minutos. En cuanto a la frecuencia del ejercicio, se aconseja hacerlo por lo menos tres veces por semana, au

 

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