En los últimos cinco años | 16 JUL 05

Están aumentando los casos de mal de Chagas

Un trabajo científico lo atribuye a la falta de desinsectación

En la década del noventa habían descendido las notificaciones a dos o tres al año El último registro reconoce 24 casos agudos en cinco provincias Sólo se notifica el 5%


Una sola hembra de Triatoma infestans - el insecto que conocemos como vinchuca, vector del parásito que causa el mal de Chagas, el Tripanosoma cruzi)- es capaz de poner cuatro huevos por día durante meses.

Cuatro por día. Basta con tener este número en mente para comprender que, si no se hace algo para detenerlas, una vivienda puede en poco tiempo albergar cientos... o incluso miles.

Este es, resumido en dos párrafos, el drama que enfrentan los pobladores de las zonas de riesgo de la Argentina, en las provincias de Santiago del Estero, Formosa, San Juan, La Rioja, Córdoba, Chaco, Corrientes, Salta y Santa Fe: las poblaciones donde se interrumpieron las campañas de desinsectación están registrando un aumento de la notificación de casos agudos de la enfermedad.

"Primero, la reinfestación aparece lentamente, pero después parece que va «en moto» -ilustra el doctor Ricardo Gürtler, del Laboratorio de Eco-epidemiología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires-. Entre el tercero y el quinto año, estas comunidades están totalmente reinfestadas."

Gürtler es el primer autor de un trabajo sobre la incidencia del mal de Chagas que acaba de publicarse en la revista American Journal of Tropical Medical Hygiene, en el que también participaron investigadores del Instituto Mario Fatala Chabén, del Centro de estudios Epidemiológicos de la Academia nacional de Medicina, y del Laboratorio de Poblaciones de las universidades Rockefeller y Columbia, de Nueva York.

Sus hallazgos son preocupantes: después de un descenso durante la década del noventa, con tres o cuatro casos agudos anuales hacia el final del período, en los últimos cinco años las notificaciones están volviendo a aumentar. Avances realizados en el laboratorio, como la decodificación del genoma del Tripanosoma cruzi, anunciado hace unos días, no alcanzan para cambiar esta realidad.

"Ya hay 24 casos agudos notificados durante el año último en cinco provincias", dice Gürtler. Si se tiene en cuenta que sólo el 5% de los casos tiene algún tipo de signo o compromiso clínico (como el ojo hinchado o un bulto elástico en el lugar de la picadura), habría que multiplicar esa cifra por veinte para obtener el número aproximado de nuevos casos.

"Estamos viendo la punta del iceberg", advierte el investigador. Aunque no hay evidencia de que sean más susceptibles, el hecho de que la mayoría de los registros corresponde a chicos menores de diez años agrega -si cabe- aún más urgencia a este doloroso escenario.

¿Barranca abajo?

El trabajo de Gürtler y colegas intenta encontrar las causas de este insidioso deterioro. Entre otras cosas, lo que los científicos descubrieron es que a los tres años de haber sido rociadas con insecticida hay un buen porcentaje de viviendas que se reinfestan. A los cinco, ya hay nuevos casos agudos en los chicos.

"Nosotros empezamos a trabajar en el 92 con el programa de Chagas del Instituto Fatala Chabén y la Universidad Rockefeller -detalla el científico-. Una de las cosas que descu

 

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